Islamismo: Del buenismo a la estupidez

Cada día me sorprendo un poco más de las reacciones de los españoles.

La corrupción es sin duda un enorme problema y de eso no le cabe la menor duda a nadie.

Pero corruptos han sido todos, rojos y azules, populares y socialistas, nacionalistas españoles e independentista, y a mayor nivel de gobierno alcanzado, mayor grado de corrupción.

Quien no lo quiera reconocer así, no es objetivo.

Y lo más lamentable es que ese belicismo desencadenado entre unos y otros, nos impide contemplar el mayor de los problemas que nos aqueja a todo el mundo occidental y de una manera muy especial a España, por ser la frontera inmediata del continente africano, que es de donde llega la mayor avalancha de islamismo hacia Europa.

Ese y no otro, es el mayor de nuestros problemas.

Pero nadie quiere percatarse de la gravedad del mismo en España.

Los norte y centroeuropeos si son conscientes de esa situación, y por eso tratan por todos los medios de evitar la avalancha que se les viene encima.

Hasta ahora, España había sido senda de paso hacia ese “Dorado de los siglos XX y XXI” que era Europa para quienes llegaban de nuestras fronteras del Sur.

Y cuando se han dado cuenta en Escandinavia y Centro Europa de que el porcentaje de musulmanes mahometanos se había convertido en un peligro real para la cultura occidental, aquí seguimos con nuestro incomprensible “buenismo” recibiéndoles con los brazos abiertos, alargando el “papeles para todos” de Zapatero y saliendo a recogerles a alta mar e incluso inculpando a nuestras fuerzas del Orden de Ceuta y Melilla, cuando en el cumplimiento de su deber, tratan de impermeabilizar nuestras fronteras.

¿Por qué? ¿Para qué? ¿Con que finalidad?

Mis entendederas, no me alcanzan para poder elaborar lógicamente tanta estupidez.

Tenemos casi cinco millones de parados españoles de los que una cantidad muy importante ya no pueden percibir ni siquiera subvenciones de supervivencia, y estamos regalando educación, sanidad y servicios del Estado a mas de un millón de magrebíes o ciudadanos del continente africano (y la cifra aumenta en progresión geométrica día a día) que merecen toda nuestra consideración, pero en ningún caso más que los españoles que se han pasado años pagando sus impuestos, y ahora viven unas situaciones lamentables sin poder siquiera dar de comer a sus hijos.

¿Cómo se puede entender eso?

Precisamente en Francia, en Austria e Inglaterra e incluso en Grecia en mayor medida y en otros sitios en menos grado, han surgido partidos de extrema derecha y de extrema izquierda, que han conseguido movilizar a gran parte del electorado utilizando este argumento tan cierto como ignorado en otros sitios.

Cuando se vive y se nada en la abundancia, todo este problema queda difuminado dentro de la misma, como ocurrió aquí hasta el año 2007.

Pero existía y poco a poco el Islam iba llevando adelante su conquista de Europa a través del vientre de sus mujeres y la tolerancia absurda de nuestros políticos.

Apenas un pequeño porcentaje se integran y acaban viviendo como nosotros.

La mayoría pretende que seamos nosotros quienes incorporemos sus costumbres y su forma de vida a la nuestra.

Tendría que escribir un libro muy largo y farragoso para poder argumentar mil y un motivos, para ser mucho más exigente e intransigente con la inmigración musulmana en España.

Pero para muestra unos pocos botones:

A) El asesinato de 81 menores en un colegio pakistaní por parte jihadistas es una de las muestras de ese cultura asesina y criminal que se esta gestando en algunas de las Mezquitas y Madrassas que pueblan nuestras capitales y grandes ciudades.

B) Las constantes provocaciones y decapitaciones públicas de prisioneros europeos o norteamericanos a manos de esos locos que invocan el Islam para cometer esos crímenes.

C) Los barcos cargueros sin tripulación adecuada, que llenan los mafioso (de allá y quizás de aquí también) mandándoles a una muerte casi segura en el Mediterráneo.

D) La desesperación de algunos “sin papeles” que cuando son descubiertos y conminados a identificarse como en el metro de Madrid, atacan a nuestra Policía y le echan abrazándose a ellos debajo del tren muriendo matando, o como el que tuvo en jaque a Atocha durante todo el día 2 de Enero, haciendo pensar en otra matanza indiscriminada.

Estamos educando, alimentado y curando con nuestros impuestos, a una juventud que no se integra con nuestras costumbres, nuestra cultura y nuestros principios éticos y morales, pero sin embargo si conocen perfectamente nuestras debilidades y muy probablemente las aprovecharan llegado el momento, para combatirnos en defensa de sus creencias y convicciones arraigadas en sus almas de una forma inevitable.

Y por si todo eso no fueran razones suficientes, hemos convertido el Mar Mediterráneo en el mayor cementerio del mundo, en el que cada año mueren sin que nadie pueda asegurar cuantos hay engullidos durante su viaje, cientos de miles de personas, la mayoría mujeres y niños, que son los primeros en ser echados al mar por ser los mas débiles en ese viaje hacia el Dorado, por sus compañeros de viaje y por los negreros que les prometieron una mejor vida, llevándoles a una muerte segura y no anunciada.

Nos preocupan los que están encaramados a las vallas en Ceuta y Melilla y no queremos recordar a los que mueren luego en el mar.

Lo de las vallas es de risa.

Bastaría electrificarlas y anunciarlo, para que nadie se acercara a las mismas.

Parece que los delincuentes no sean quienes tratan de pasar ilegalmente las mismas, sino nuestros policías y guardias civiles que tienen la obligación de defenderlas.

Y uno llega a pensar que es difícil poder encontrar una lógica en todas esas actitudes y solo encuentra la estupidez de los españoles, que permiten que todo eso ocurra mientras el PP y el PSOE analizan “el sexo de los ángeles” sin llegar a un acuerdo sensato que permita controlar tanta insensatez, llevando las cosas a su justo término.

O se cambia de una manera radical nuestra política migratoria, haciendo saber a todos los que quieran entrar en España por los medios que sean, que aquí solo se entra con papeles en regla y con un contrato de trabajo para obtener una residencia permanente, o quienes lleguen ilegalmente serán encarcelados y devueltos a sus puntos de origen.

Si son capaces de tomar esas medidas coercitivas y publicarlas a bombo y platillo, sin salir a recibir a nadie cuando llega a nuestras aguas territoriales y en vez de eso blindan su acceso a España, quizás las mafias se den cuenta de que su negocio ha terminado, y las victimas desistan de ser explotadas e incluso asesinadas cruelmente por quienes les utilizan para enriquecerse.

De no hacerlo así, nuestros Gobiernos seguirán siendo cómplices necesarios a tanta crueldad con los inmigrantes en su camino de llegada y a tanta injusticia con los españoles que no pueden recibir las ayudas del Estado imprescindibles, porque una ingente cantidad de dinero se dedica a ayudar a una inmigración improductiva y conflictiva que llega aquí ilegalmente y acaba multiplicando nuestros problemas.

La reacción que espero a esta columna, es que me califiquen de “facha” que es el argumento que suele utilizar la izquierda cuando no tiene razones para justificar lo que está ocurriendo, pero no me importa lo más mínimo.

Expreso un sentimiento con el convencimiento de que cualquier medida que se tome en ese sentido será mucho mejor que seguir permitiendo la situación actual, que no nos va a llevar a ningún destino deseable.

Es lo único que puedo hacer, y por eso lo hago.