La Iglesia Católica y el Gobierno de España

Pues bien, pese a ello dudo que haya ningún grupo más ignorado y ninguneado por nuestro Gobierno que la propia Iglesia.

Entiendo y comparto que Zapatero sea agnóstico o ateo y eso no es de mi incumbencia ni le resta valor alguno en mi opinión. Igual el resto de sus compañeros de Gabinete.

Comprendo que hayan querido darle a sus hijos la educación que ellos consideren más adecuada y ante eso no hay nada que objetar.

Lo que ni entiendo ni puedo comprender es que de golpe y porrazo, durante la presente legislatura, hayan erosionado de una forma sistemática la enseñanza religiosa, creando una grieta que ellos mismos se encargan de agrandar día a día y que sin duda, si salen reelegidos, como su mismo entorno se encarga de propagar, acabarán con el concierto económico educativo actualmente en vigor.

¿Se imaginan Vds. el caos que podría generarse de ser así?

¿De dónde sacaría el nuevo Gobierno socialista las infraestructuras necesarias para educar a nuestra juventud?

¿Cómo se podrían sustituir los miles de colegios concertados, hoy atendidos por las órdenes religiosas, si llegamos a ello?

Da la impresión de que es obsesión “zapateril” negar el pan y la sal a todo lo que suene a católico y pese a ser la organización que aglutina a un mayor número de españoles, a nuestro presidente le importa un comino, ya que se enfrenta a ellos por cualquier razón y bajo el menor pretexto, sin pararse a considerar las consecuencias tan nefastas que ello podría traer consigo.

¿Se imaginan a las órdenes religiosas negándose a atender a la enseñanza en base a esos desplantes, a esos desprecios y a esa incomprensible actitud?

Pues bien, les oigo decir todos los días a quienes comparten sus puntos de vista que la Iglesia debe de financiarse con la aportación de sus fieles, y les doy toda la razón del mundo, siempre que se midiera con el mismo rasero a los partidos políticos, a los sindicatos y a todo esa corte de “artistas”, que le bailan el agua al Gobierno y reciben de éste subvenciones tan generosas como inmerecidas, sin más argumento concebible que su servilismo político cuando se les necesita.

Ni pertenezco a ningún partido político ni a ningún sindicato ni vivo del cuento como esos “titiriteros” que reciben el dinero del Ministerio de Cultura a manos llenas en nombre de no entiendo qué aportación a la cultura.

Y si verdaderamente aportaran algo, es el mercado quien debe pagárselo, viendo sus películas, comprándoles sus libros o sus discos y haciéndoles sentir esa aportación cultural.

Pero para esos grupos corporativos, al Gobierno no le importa derrochar el dinero a manos llenas, sin preguntarnos a los contribuyentes lo que opinamos.

Deudas históricas se les han pagados a los sindicatos ya varias veces en nuestra democracia, sin que nadie sepa a que obedecen, ya que algunos sindicatos beneficiarios ni siquiera existían en 1939.

Los partidos políticos, deberían también financiarse con los fondos que aportaran sus afiliados, ya que no tenemos por qué cubrir sus presupuestos desorbitados, todos los españoles con nuestros impuestos.

De los “artistas” mejor no hablar: Nos hacen pagar un “canon” para hacerles millonarios a todos los españoles cuando compramos cualquier electrodoméstico o cintas o discos, convirtiéndonos a todos en sospechosos de uso indebido de lo que compramos.

Es decir, a quienes apenas aportan nada positivo a nuestra sociedad, dinero a manos llenas, y a la Iglesia Católica, que como mínimo pone a disposición del Estado sus infraestructuras educativas para llenar un hueco imprescindible para la correcta educación de nuestras generaciones jóvenes, cualquier aportación… nos parece excesiva.

Quisiera saber cuántos padres de niños o jóvenes españoles le reclamaron al Gobierno la imperiosa necesidad de impartir ese invento educacional que es la “Educación para la Ciudadanía”, comparativamente con los dos millones de personas que se congregaron en la Plaza de Colon exigiendo la enseñanza de la Religión Católica.

Ese es el pequeño detalle.

Para ellos 100 firmas de artistas pueden merecer más atención que dos millones de firmas de padres de familia.

Culpan a la Conferencia Episcopal por sugerir en sus comunicados que los católicos tengan muy presente a la hora de votar los idearios de los partidos que se presentan, sin hacer más precisiones.

Pero cuando la Conferencia Islámica pide abiertamente que se vote a los socialistas hacen oídos sordos, no se dan por aludidos y les parece perfecto.

Eso por lo visto no es inmiscuirse en política.

Lo de la Conferencia Episcopal sí.

Probablemente, quieran a la vuelta de unos años que volvamos a convertirnos en “Al Andalus”, y ser ellos los emires o sultanes que nos administren.

Si los socialistas católicos cambiaran y fueran antes católicos que socialistas y les castigaran con negarles su voto, probablemente Zapatero duraría en política menos que un pastelito a la puerta de un colegio.

Pero mucho me temo que seguirán más apegados a sus cargos, a sus sueldos y a sus prebendas que a sus principios morales y religiosos.

No tardaremos en saberlo.