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Por Miguel Bataller
Columna de Michel - RSS

Guardia Civil de Tráfico: “Ángeles de la carretera”

    Esta semana previa a las elecciones, quiero descontaminarme de la política y voy a dedicar mi columna a resaltar los valores humanos de dos personas en particular, y del Cuerpo de las Fuerzas de Seguridad del Estado al que pertenecen y al que honran.

    Aprovechando un incidente que he tenido regresando de Valencia por la autovía a la altura de la entrada a Nules y Vilavella, voy a ser agradecido a dos excelentes seres humanos, que por añadidura son Guardia Civiles de Tráfico pertenecientes a la Comandancia de Segorbe.

    Estos dos “ángeles de la carretera”, se han comportado conmigo de una manera ejemplar en todo momento, cuando yo me encontraba “más perdido que una cabra en un garaje”, con el coche parado en el arcén con una rueda deshecha por un reventón.

    Estaba ya anocheciendo (o se me hacia a mí de noche), cuando se acercaron, me saludaron como caídos del cielo, y al ver mi azoramiento me dijeron con un tono de voz tan firme como educado:

    “Cuando le ocurra esto, lo primero que tiene que hacer es poner los triángulos para señalizar su avería, y ponerse el chaleco reflectante, para evitar males mayores”

    Yo que había bajado del coche apenas tres minutos antes, no lo había hecho así, y lo primero que se me ocurrió fue llamar por el móvil a el firma que me vendió el coche y luego por indicación de ellos, al tener la garantía vencida por pocos meses, iba a llamar a mi Compañía de Seguros, para que me enviaran al Servicio de Asistencia en Carretera, pero ni siquiera eso hizo falta.

    Con una predisposición que superaba con mucho sus obligaciones respecto a mi condición de ciudadano y contribuyente, al verme mayor, desorientado e incapaz de valerme por mi mismo en la situación en que me encontraba, los agentes con números de identificación P 09112 A, y M 19535 N, actuaron con la misma diligencia y amabilidad que lo hubiera podido hacer mi propio hijo, y procedieron a cambiarme ellos mismos la rueda averiada y a sustituirla por la de repuesto en un momento.

    Cuando les pedí sus referencias para poder telefonear las Oficinas del Subsector de Tráfico de Castellón, se limitaron a darme sus referencias numéricas que he mencionado y el numero de teléfono al que debía de llamar, y unos minutos después, una vez fuera de la autovía para no molestar al transito, me detuve en Nules, para hacer la llamada de agradecimiento.

    Pero llegado a casa, pensé que estas personas muy probablemente habrían tenido una actuación muy similar fuera quien fuese quien necesitase su ayuda, y me he sentido en deuda con ellos y con el Cuerpo que representan, y precisamente por eso he querido escribirles esta columna de reconocimiento.

    Y echando la vista atrás, me he parado a pensar que a lo largo de mis 66 años de vida y mis 43 de permiso de conducción, me habían denunciado personalmente dos veces, al ir y volver de Cuenca cuando trabajaba allí, por dos infracciones cometidas y reconocidas por mi, y me habían tratado siempre con una educación y respeto admirable.

    En ningún caso he tropezado en mi vida con ningún Guardia Civil mal educado, altanero y provocador, y quizás por eso, nunca temí ni verles ni sentirme controlado por ellos en la ruta, por encima de mi propio control.

    Reconozco mi impericia y falta de preparación para poder cambiar ya las ruedas de mi propio vehiculo en una autovía, ni siquiera en una carretera comarcal, ya que aunque las habré cambiado en mi vida mas de 10 veces, siendo mas joven, ahora y con la variedad de coches que hay y lo frecuentemente que solemos cambiar de vehiculo, era un incidente que no había tenido que afrontar desde hacia unos 15 años, y la verdad no sabía ni por donde empezar.

    Y precisamente por eso, y porque “Dios aprieta, pero no ahoga”, en el momento más adecuado han aparecido ante mi estos dos “ángeles de la carretera”, para solucionarme un pequeño problema, y a la vez hacerme recordar que son fundamentales para el buen funcionamiento de nuestra vida en las carreteras.

    No actúan como jueces, ni fiscales, sino como verdadera ayuda, y en casos como el mío, hubieran podido ser implacables y denunciarme, por las razones que apunté en un principio, llevado de mi agobio del momento.

    En vez de eso, fueron la mejor ayuda que podía esperar.

    Gracias una vez más a estas dos personas a las que no he podido llamar por su nombre por desconocerlos, pero a los que no olvidaré fácilmente, y que han dignificado al máximo el uniforme que llevaban.

    Mi fe y confianza en la Guardia Civil, ha quedado reforzada con algo tan elemental como este incidente.

    Espero y deseo de corazón que la mayoría de los miembros de ese Cuerpo, tengan actitudes tan loables como la que acabo de relatar, pues con ellas no sólo honraran al Duque de Ahumada sino a todos los españoles, que lleven su uniforme.

    Dios y España os lo paguen.

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    comentarios 2 comentarios
    j.megias verges
    j.megias verges
    14/05/2011 12:05
    al servicio de los ciudadanos

    Supongo que esta vez amigo Miguel nadie criticara tu articulo,la guardia civil y la policia tambien a cambiado y se ha democratizado ,esperemos que los ciudadanos comprendan esta nueva situacion .Supongo que como en todas las cosas hay excepciones pero este tema formaria parte de otro debate

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