El Gobierno de los mentirosos
Si tuviéramos que encontrar la razón de ser y existir del actual Gobierno de España, llegaríamos a concluir que el elemento común siempre suele ser la mentira.
Se han acostumbrado tanto a engañar a los españoles e incluso a todos sus apoyos parlamentarios, primero en la Investidura y posteriormente en todas las negociaciones llevadas a cabo para el logro de sus objetivos en cada momento, que han sustituido al sentido común por la mentira.
A continuación, han descubierto el arte de tergiversar, intentando convencernos a todos los españoles, tanto a sus compañeros de viaje en la mentira como a sus adversarios, dando interpretaciones peregrinas que acabarán convenciendo a los engañados y a los tibios, pero nunca a la gente preparada e informada.
Desde que el mismo Presidente del Gobierno la víspera de las elecciones dijo que “nunca pactaría un gobierno con Podemos, no podría dormir tranquilo si lo hiciera” hasta hoy, cuando el más pertinaz farsante de sus Ministros, que hace tiempo que dejó de ser Grande (si alguna vez lo fue) para ser simplemente el personaje que ha deteriorado la inicial M en todas sus acepciones personales de Ministro, Marlaska, Mentiroso y alguna más que no viene al caso, pero deteriora también su imagen personal.
El Juez-Ministro, ha mentido repetidamente en sede parlamentaria, insistiendo mil veces en que la destitución del Coronel Diego Pérez de los Cobos, se debía a una “pérdida de confianza” o a una “reestructuración de la cúpula del mando” de la Benemérita, negando que la verdadera razón fuera “por no informar del desarrollo de investigaciones y actuaciones de la Guardia Civil en el marco operativo y de Policía Judicial con fines de conocimiento”, como figura en la propuesta de cese en destino del Coronel, remitida por la Directora General de la Guardia Civil Dª María Gámez al Secretario de Estado de Seguridad, con fecha 24 de Mayo del 2020, que ha visto la luz pública recientemente.
El Coronel no quiso delinquir, pero el Gobierno le exigía que lo hiciera para no destituirle o cesarle.
Y a pesar de esa evidencia documentada, el indigno Ministro-Juez, no dimite, cuando es requerido a hacerlo en sede parlamentaria, por aquellos que le interpelaron previamente y recibieron excusas y pretextos saturados de mentiras.
Quizás haya pensado, que si el Presidente del Gobierno nos ha mentido hasta la saciedad a todos los españoles y ni se ha planteado dimitir, tampoco lo tiene que hacer él porque su Presidente ni le cesará ni le exigirá la dimisión.
Si miramos más atrás, tenemos también todas las mentiras del Ministro de Transportes, el torrentino Ábalos, durante la visita de la Vice Presidenta venezolana y sus maletas y sus prohibiciones de pisar suelo europeo.
O más recientemente el caudal inagotable de mentiras sobre las cifras del Coronavirus, que nos han ido trasmitiendo tanto el Ministro de Sanidad, el filósofo catalán Salvador Illa como su portavoz D. Fernando Simón que en el colmo de la estupidez llegaron a “resucitar” a dos mil muertos confirmados un día para excluirlos de la lista de muertos al día siguiente y aún hoy, nos dicen que llevamos una semana sin que muera nadie, cuando en un solo día, entre Cataluña, Madrid, Castilla León, Castilla la Mancha y la Comunidad Valenciana han declarado más de 30 muertos.
Por no hablar de las mentiras descubiertas al Vicepresidente del Gobierno, en su gestión de las Residencias de la Tercera Edad durante el Mando Único o las de su esposa, cogida en fuera de juego en unas declaraciones a las Televisión Vasca, cuando no se dio cuenta de que la estaban grabando, reconociendo públicamente que era consciente de los riesgos que tenían las manifestaciones del 8 de Marzo por esos movimientos Feministas que tantos daños colaterales sanitarios y tantas vidas humanas se han llevado por delante.
Los socialistas de Pedro Sánchez y los Comunistas de Pablo Iglesias, han conseguido hacer de la mentira virtud, para lograr sus objetivos.
Y ahora en el momento de la verdad, hacen piña entre todos, porque todos o casi todos han mentido, así que la destitución de algunos debería llevar aparejada la de todos los demás.
Como en definitiva el Pinocho mayor del Reino es precisamente quien tiene la facultad de destituir a los demás o pedirles su dimisión, todos duermen tan tranquilos como él, seguros de que no va ocurrir lo primero ni lo segundo.
Y mientras tanto las instituciones del estado totalmente al servicio del Gobierno por el Estado de Alarma, siguen deteriorando su imagen irremisiblemente.
Hasta la semana que viene amigos.