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Por Miguel Bataller
Columna de Michel - RSS

Efectos secundarios de la "burbuja inmobiliaria"

    Hasta hoy, todos los comentarios que he escuchado sobre este fenómeno económico-social en España, han sido realmente negativos, y todos coinciden en términos generales, en lo perniciosa que ha sido en todos los sentidos para todos los españoles.

    Llevado por mi capacidad de análisis o quizás por mi espíritu de contradicción, tengo que argumentar en contra de esa idea, y para ello voy a tratar de aportar datos reales de mi entorno más inmediato que es Burriana, pero que considero que se podrían extrapolar a todo el territorio nacional.

    Desde mi punto de vista, esa fiebre inmobiliaria, ha venido a multiplicar por mucho, el precio de una ingente cantidad de suelo, que antes de la “burbuja” se vendía por hanegadas, y que con la llegada de la misma pasó a valorarse en metros cuadrados, de forma que cada palmo de terreno, que antes apenas tenía un valor residual, paso a valer su peso en oro.

    Interesado en el tema, y habida cuenta que para hacer este análisis debía de tomar algún PAI, como referente, he querido hacerlo en el SAN GREGORI de BURRIANA, y me he encontrado con la curiosa paradoja, de que en su origen, los varios millones de metros cuadrados que componen el PAI, eran de más de seiscientos ochenta propietarios, que de uno u otro modo, fueron vendiendo sus propiedades, según las fases en que se encontraba el proyecto, desde un mínimo de un millón por hanegada hace más de doce años , hasta llegar en casos excepcionales hasta los cincuenta millones que llegaron a pagarse en algunos casos, hace alrededor de 3 años, a partir de lo cual los precios empezaron a caer en picado.

    Y por lo que me han comentado, en la actualidad el número de propietarios que quedan en el total del proyecto, apenas llega a los doscientos cincuenta.

    En todos esos años, esas propiedades han cambiado de manos en múltiples ocasiones, pero lo que es indudable, es que unos cuatrocientos cincuenta propietarios minifundistas, en un corto plazo de tiempo, vieron incrementarse desproporcionadamente el valor de su patrimonio, y en vista de tan inesperado regalo de la naturaleza, curiosamente, cuando la tierra había dejado de ser absolutamente rentable como suelo rústico, llegaba el maná del urbanismo, para solucionarles de una manera inesperada el futuro a muchos de ellos.

    Recuerdo hace ya algunos años, a amigos míos, inteligentes y muy preparados, quejándose amargamente, porque veían como ellos habían vendido propiedades a un precio que estimaron adecuado, y luego esa misma propiedad se revendía con notables beneficios para quien se lo compró.

    Mi respuesta siempre era la misma.

    Nadie te puso una pistola en la sien para vender o para no comprar, pero olvídate y disfruta del dinero que te pagaron, y piensa que era un múltiplo importante del valor real de ese suelo unos cuantos años antes.

    Antes de hablarse de ese PAI, se podía comprar allí, todas las hanegadas que se quisieran a menos de trescientas mil pesetas.

    Otro maldecían al Ayuntamiento, y querían colgar a Juanma Traver (a la sazón concejal de Urbanismo) por ver su “alquería” afectada por algún PAI , y que por tener bastantes metros cuadrados de suelo alrededor de su casita de campo, tendría que pagar unas cuotas de urbanización muy altas.

    Ese mismo amigo común, luego le repetía frecuentemente que gracias a ese PAI, había podido vender la mitad de la parcela a un precio astronómico, y mejorar su situación patrimonial de una forma muy sensible.

    Y este es un hecho muy frecuente y muy común, entre los afectados por los PAI de Burriana.

    Yo diría, que en términos generales, todo ese urbanismo, en nuestra ciudad, ha tenido un efecto “José Maria el Tempranillo”en nuestra sociedad, ya que ha sacado dinero de los bolsillos a los mas favorecidos (antes llamados ricos), para trasvasarlo a los de la clase media (hoy ya no hay pobres de solemnidad).

    En otras palabras, ahora San Gregori, se ha convertido en un autentico dolor de cabeza para unos doscientos propietarios, que no saben cuando podrán ver el PAI ni siquiera urbanizado, teniendo que hacer frente a los cuotas de urbanización, y ante la evidente imposibilidad de materializar ese activo patrimonial a corto plazo.

    Sin embargo, los restantes cuatrocientos cincuenta, que optaron por la venta de sus propiedades, fuera al precio que fuera, se ven libres de este problema, y me consta porque conozco a bastantes de ellos en mi entorno mas inmediato, que son felices, viviendo de las rentas de un patrimonio inteligentemente enajenado, y sabiamente administrado.

    Aunque solo sea por eso, me considero en la obligación moral de hacer esa reflexión, y por las mismas razones, me parecerá estupendo de que dentro de los años que ellos mismos quieran y decidan, los actuales propietarios puedan vender esos patrimonios a los precios que cada uno estime oportuno, pues en definitiva, esa es la ley de la oferta y la demanda, es decir del libre mercado.

    Y en ese juego libre y abierto a todo el mundo, siempre habrá “listos y tontos”, para quien así quiera verlo, pero la realidad, es que siempre habrá gente dispuesta a comprar o vender a los precios que marque el mercado, que es el único que acaba siendo un juez imparcial, ya que cada operación de compraventa, viene regulada por la libre voluntad de comprar y vender dos personas, un mismo producto.

    Olvidémonos de ese pecado nacional de los españoles, que es la “envidia”, para pasar a entender que cada cual es muy libre de comprar y vender lo que quiera al precio que estime oportuno, y los demás carecemos de los fundamentos básicos, para saber las razones que les mueven a hacerlo.

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    comentarios 12 comentarios
    miguel bataller
    miguel bataller
    15/10/2010 10:10
    No me ha interpretado bien....

    O no ha querido interpretarme. Me refiero a los menos favorecidos que tenian algo de tierra dentro del PAI. Esas personas, vieron multiplicado el valor de su suelo y al venderlo, se vieron muy favrecidos. Los otros, a los que Vd. se refiere y estan en las colas del INEM, deben de agradrecerselo a la politica industrial y financiera de un Gobierno que lleva mas de cuatro años sin dar pie con bola, y ha disparado hasta casi seis millones los parados, y ha conseguido que mas del 40 % de nuestra juventud este en el paro, pero toda esa gente, seguramente no tenia tierra en el PAI San Gregori, ni en otros PAI y no se han podido ver favorecidos por la multiplicacion de su valor. Es tan sencillo como eso.

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