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Por Miguel Bataller
Columna de Michel - RSS

Diferenciando lo “LEGAL” de lo “JUSTO”

    El pasado fin de semana, en una reunión de amigos, tuvimos una entusiasta disquisición, uno de mis mejores amigos (hombre de leyes sobre todo) y yo, a este respecto.

    Esta mañana, al leer la columna en este mismo medio de Joan Enrique Pascual, y ver como incluía al juez Garzón entre sus ídolos, se me ha refrescado la memoria y he decidido dedicar esta semana mi columna a entrar en esta reflexión, aunque no soy muy dado a escribir sobre subjetivismos.

    Cada día estoy más convencido de que toda la miseria moral que nos rodea y los contrasentidos con los que debemos de enfrentarnos cotidianamente están fundamentalmente basados en dos razones:

    1)La visceralidad con la que solemos abordar todos los temas, poniéndonos habitualmente del lado de los que despiertan nuestra simpatía, sin pararnos a reflexionar si somos objetivos o no.

    2)Las evidentes grietas que presenta la legalidad vigente, y que permite “juzgar y absolver” por mil razones a los culpables, y “condenar” por otras tantas razones a quienes “legalmente” se nos permite hacerlo, sin que esa condena sea todo lo “justa” que debería de ser.

    A fin de cuentas los jueces también son seres humanos y tienen sus “filias y sus fobias” como toda persona normal.

    Deberían poder abstraerse de ellas, pero su condición humana a veces se impone sobre su criterio judicial.

    Desde muy joven llegué a la conclusión de que nunca podría ser abogado ni juez.

    No podría ser abogado, porque mis principios me impedirían defender a delincuentes de cuya culpabilidad fuese yo sabedor.

    Consideraba que eso era algo así como “robarle el pan al hambriento” y “darle el puñal al asesino”.

    Y sin esa capacidad es imposible ser un buen abogado.

    Y no podría ser Juez, porque de serlo, cada noche no dormiría, corroído por la duda de si habría sido capaz de ser Justo e Imparcial en todas mis decisiones, y eso tampoco me hubiese permitido ser feliz.

    Soy congénitamente visceral, y eso es un defecto de difícil solución.

    Pero esa visceralidad no me impide ser objetivo (al menos eso creo yo), cuando se trata de analizar desde la distancia, los problemas de los demás.

    Hoy, una de mis obsesiones (desgraciadamente, a veces soy obsesivo), es que nuestra “Democracia” es sólo un “espejismo de democracia”, ya que al no estar perfectamente separados los tres poderes fundamentales de todo Estado de Derecho, se llega a la “perversión democrática”, para convertirla en un juguete al servicio del Poder Político.

    Desde que Felipe González decidió, orientado y aconsejado por Alfonso Guerra y en clara connivencia con la oposición del momento, que las más altas magistraturas del Poder Judicial tenían que ser elegidas por el Poder Legislativo, para mí se produjo la “sentencia de muerte” de la DEMOCRACIA, convirtiendo a la JUSTICIA, en un simple instrumento al servicio del poder en cada momento.

    No es menos cierto que tampoco Aznar hizo nada para revertir la situación cuando pudo hacerlo durante dos legislaturas, una en mayoría minoritaria y otra con el control absoluto.

    Pero lo más lamentable de todo es que tampoco los máximos responsable del Poder Judicial movieron ni un dedo para mantener su propia autonomía.

    ¿Saben por qué?

    Yo tampoco, pero me veo obligado a imaginar que porque quienes tienen la capacidad de hacerlo son precisamente aquellos que hoy ya ocupan los cargos más apetecidos y mejor retribuidos dentro del cuerpo judicial español, y son conscientes de que de una u otra forma irán alternando cargos de mayor o menor relieve en función de quienes ostenten el poder político, pero que nunca dejaran de disfrutar de las prebendas que les han sido otorgadas por sus mentores.

    Por eso le diría yo a Joan Pascual que quien vea a Garzón como un “paladín” de la justicia en España se equivoca de medio a medio.

    De hecho, es un Juez que irrumpió en la vida política como número dos de la lista del PSOE en Madrid de la mano de Felipe González, con la esperanza de ser nombrado Ministro de Justicia, cargo que al parecer se le había prometido.

    Felipe y Guerra pensaron que le daba un valor adicional a la candidatura socialista y lo utilizaron, arrinconándole una vez conseguido su objetivo en un cargo sin relieve, o al menos de menos relieve del esperado por el Juez.

    Como persona muy inteligente (eso no se le puede negar) vio que su recorrido político se vería siempre taponado por los dos líderes antes mencionados, y decepcionado, se reincorporó a la carrera judicial, creándole no pocos problemas a sus ex mentores, que acabaron finalmente haciéndoles perder el Poder.

    A partir de entonces ha realizado mil y una piruetas, y cuando se ha olido una “tostada” difícil de digerir (caso juicio del 11M) se ha pedido una excedencia, se ha ido a EEUU a dar conferencias (al parecer muy bien pagadas por una entidad financiera de primer orden del panorama español, sin que nadie sepa a santo de qué), mientras seguía cobrando del Presupuesto del Ministerio de Justicia, y en vez de ayudar a solucionar los problemas acuciantes de nuestro Estado se ha dedicado a “internacionalizarse”.
    A perseguir a “presuntos delincuentes” de lejanos países, olvidándose de sus obligaciones de cara a los españoles.

    Todo, probablemente muy LEGAL, pero TREMENDAMENTE INJUSTO.

    Y eso tratándose de un Juez no me parece lo más recomendable.

    Como me decía mi amigo el sábado, lo importante en el mundo que vivimos es poder pagarte un buen asesoramiento jurídico, llegado el caso.

    No importa mucho que seas culpable o inocente, lo importante es poder pagártelo, porque tendrás muchísimas posibilidades de salir absuelto.

    Sólo hay que dominar los vericuetos legales perfectamente para soslayarlos

    Claro que entrado al fondo de la cuestión, la INJUSTICIA no puede ser mayor.

    Por esa regla de tres, los que carecen de medios serán indefectiblemente culpables, o al menos no se les dará la razón cuando la tengan.

    No crean que es un sofisma.

    Es la triste realidad que nos rodea, y que se ve aún mas agravada, por la temporalidad en la que se suele dictar sentencia, y vemos con frecuencia como criminales o delincuentes evidentes salen de las cárceles porque vencen los plazos legales sin que se les juzgue.

    Hasta en eso la LEGALIDAD ES INJUSTA

    Al menos así me lo parece a mí.

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    comentarios 6 comentarios
    jose megias verges
    jose megias verges
    29/07/2009 02:07
    sr bataller

    Siento decir esto. las leyes estan pensadas para que las sigan los listos y las obedezcan los tontos , y no hay otra cosa de momento

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