Debate del Estado de la Nación

Todos los años, más o menos en esta época nos vemos obligados a soportar a nuestros políticos, enfrentándose y haciendo el ridículo, en un dialogo de besugos.

Cada uno va preparado como un papagayo para repetir hasta la saciedad la lección que se ha aprendido (como si fueran escolares de secundaria) y con los tapones de goma en los oídos para no escuchar nada de lo que se le dice.

Este año la situación se ha llevado a extremos insospechados.

El Jefe de la Oposición, el eterno Rubalcaba, se ha centrado en la confrontación “ricos- pobres”, y en echarle en cara a Rajoy los recortes sociales que ha llevado cabo.

Muy poco inteligente por su parte, por dos razones fundamentales:

1ª) Porque en definitiva si hoy hay tantos pobres en España, bordeando el límite de la miseria, ha sido gracias a la inestimable colaboración de los Gobiernos de Zapatero (de los que él formó parte primordial) y a los suyos propios en la última fase de los Gobiernos socialistas.

En un alarde de maldad, se podría llegar a pensar, que ya se encargaron los socialistas de engrosar la lista de los parados y gente desesperada en sus Gobiernos, para que cuando les sucediera el PP tuviera que apretarnos el cinturón a todos (incluidos los menos favorecidos) y tener sembrado el terreno y bien abonado, para con una dosis de cinismo y maquiavelismo, llegar al poder de nuevo una vez otros les hubieran solucionado el problema que ellos crearon.

2ª) Porque los recortes sociales, son las consecuencia inmediata y necesaria, para poder recuperar el equilibrio económico que el socialismo había roto en mil pedazos.

Rajoy, no se porque, no quiso entrarle a ese trapo, para desmontarle los demagógicos argumentos a Rubalcaba.

Prefirió referirse a sus logros en lo económico, apoyado por las recientes declaraciones del Banco Central Europeo y la mejora de las calificaciones de la Deuda Española, concedida por Moody´s.

Y le puso el estoque, recordándole la deplorable política energética llevada a cabo por los Gobiernos de Zapatero y suyos, al primar de una forma escandalosa a las energías alternativas, teniendo que soportar todos los españoles unos costos escandalosos, además de engordar año a año el déficit tarifario, con las empresas generadoras.

Hasta aquí, se puede decir que no hubo debate político, sino reproches absurdos por quien nunca debió de buscar ese cuerpo a cuerpo, en el que llevaba todas las de perder.

Y es que Rubalcaba, lo quiera aceptar él o no, es sólo una rémora muy pesada para el PSOE, porque su pasado más que avalarle le condena.

El contenido político del debate, lo aportó la confrontación Durán y Lérida-Rajoy.

En este caso el Presidente si que supo explicar de una manera palmaria, lo que todo el mundo sabía, pero nadie quería aceptar en las bancadas catalanistas.

Aun cuando el Presidente del Gobierno lo quisiera e incluso las Cortes lo aprobaran, no podía hacerse un referéndum soberanista en Cataluña, por la sencilla razón que la Constitución no lo permite.

Y abundando en ellos, la votación llevada a cabo esta misma semana, desestimó esa posibilidad, por lo que no hay caso.

Si los catalanes consiguen los apoyos suficientes para cambiar la Constitución se volvería a empezar por el principio, empezando por rediseñarla.

Por último en mi apreciación, fue también muy trascendente la puntualización de UPyD a través de Rosa Diez, al incidir en la necesidad de adelgazar las infraestructuras de las instituciones del Estado, para reducirlas a la mínima expresión de lo imprescindible, sobre todo en momentos de crisis como los actuales, y que permitirían ya dejar ese aspecto solucionado para siempre.

Cuando tomaron la palabra Cayo Lara y sus dos monaguillos, apenas pude soportarlos unos momentos y aproveché para ir al servicio, quedándome con la duda de si había sido una urgencia fisiológica natural, o inducida por los comentarios del líder comunista.

Es decir, nada nuevo bajo el sol, y otro debate muy parecido al de todos los años, mande quien mande.

No se puede decir que hubiese vencedores ni vencidos, porque aunque ellos sea eso lo que buscaban, aquí solo hay siempre una perdedora:

ESPAÑA.