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Por Miguel Bataller
Columna de Michel - RSS

De como, buscando el voto de las “minorías” se acaban perdiendo las “mayorías”

    Viene esta reflexión a cuenta al observar como los partidos políticos pueden en un momento determinado correr como “pollos sin cabeza” detrás de los votos marginales de unas minorías más o menos importantes, sin percatarse de que en esa carrera sin sentido están restando mucho más de lo que suman.

    En un momento determinado, y hace ya bastantes años, en un alarde de estrategia electoral que le ha dado unos rendimientos excepcionales, el PSOE mimó, cuidó y obtuvo con singular acierto el voto de los trabajadores andaluces y extremeños, con las celebres “peonadas” que les garantizaban, con unas pocas de ellas, el paro agrario para el resto del año.

    Ese fue el secreto del éxito de Felipe González y lo que le garantizó varias reelecciones, hasta que todas las corruptelas y corrupciones almacenadas en tres legislaturas, y sobre todo su error en la guerra sucia contra el terrorismo, les sacó de la Moncloa.

    Es decir, el granero de votos de Andalucía y Extremadura, añadido a la cosecha normal de las demás autonomías, les garantizaban una mayoría casi indiscutible.

    Luego vinieron las dos legislaturas del PP, la primera más que ganada por Aznar fue perdida por el PSOE, ya que tuvieron tantos juicios y tantos políticos envueltos en casos de corrupción económica y antiterrorista, que acabaron pagándolo.

    La segunda la ganaron de calle, con mayoría absoluta, gracias a su innegable acierto en la gestión económica que llevaron a cabo en la primera.

    Cuando todo parecía orientado en el mismo sentido para una tercera legislatura, los incidentes del 11M, y el manejo estratégico llevado por el PSOE y el desacierto en la gestión del atentado por parte de PP, cambiaron el sentido del voto de muchos españoles y devolvieron el poder al socialismo.

    Y a partir de ahí, se inicia “la búsqueda del voto marginal” por parte del zapaterismo.

    No quiero confundirlo con el socialismo real, ya que para mí tiene poco que ver.

    La filosofía del zapaterismo es la consecución del poder al precio que sea, no para solucionar los problemas urgentes de los españoles sino para ocupar un sillón y satisfacer su egolatría.

    Las leyes sobre los matrimonios entre personas del mismo sexo no eran más que la búsqueda del voto de un homosexualismo cada día más patente en la sociedad y cuyo favor era muy fácil de conseguir de este modo.

    La Ley de la Memoria histórica era un brindis al sol, dirigido a los descendientes de las víctimas de la República, que se merecen todo mi respeto y consideración, pero que era algo así como desenterrar fantasmas que llevaban 70 años enterrados.

    Los pactos de Gobierno con Esquerra Republicana, un partido marginal que no cree en España, les dieron el poder en Cataluña frente a CIU y en España frente al PP, pero poco más les aportaba. Luego la traición al mismo tripartito para sacar adelante el Estatut de Cataluña, sólo sirvió para traicionar al mismísimo Maragall, su compañero que le había llevado al éxito en Cataluña.

    El entreguismo a los terroristas de ETA y sus hermanos batasunos en la caza del voto nacionalista vasco, también les ha reportado algo más de votantes en las Vascongadas, pero yo me pregunto ¿a cambio de qué?

    Esa misma estrategia en Navarra les ha llevado a la miseria más absoluta.

    Y ahora, en vista de los resultados de las últimas elecciones autonómicas y municipales, los estrategas del PSOE por lo visto han recapacitado y han empezado a plegar velas.

    Se han convertido en implacables sabuesos a la caza del terrorista etarra y han demostrado lo fácil que es para ello detener a un montón de ellos en pocas semanas.

    Y me pregunto yo por qué no lo hicieron en los tres primeros años de su mandato y sí ahora.

    Y en Navarra, cuando el Presidente del Gobierno se hartó de decir que se haría lo que quisiera el pueblo navarro, ahora les da la espalda a sus representantes, y más preocupado por sus intereses electorales que por sus representantes, les obliga a dimitir y pone al borde de la secesión al socialismo navarro, como el mismo Puras ha indicado.

    También vemos ahora un desembarco diario de políticos zapateristas en la Comunidad Valenciana y en Murcia, tratando de recuperar el caudal de votos que han castigado y malversado en los últimos años.

    Es decir, se percatan que con toda esa búsqueda del voto marginal han conseguido restar mucho más de lo que han sumado, y la prueba de ello es que por primera vez en la historia de nuestra democracia, un partido en el poder pierde las elecciones municipales.

    Saben que lo van a tener en chino si siguen por ese camino y han empezado a rectificar, pero lo hacen después de haber traicionado a tirios y troyanos en todos los pactos suscritos, y ya nadie se fía de ellos.

    Dentro del mismo socialismo, se mira al zapaterismo con desconfianza y se han creado enfrentamientos larvados que día a día se multiplican y crean una disensión interna muy perceptible para quien quiere verla.

    En las autonomías en las que el vuelco electoral ha sido muy importante, como en nuestra Comunidad y en la Murciana, trata Zapatero de hacer aterrizar a incondicionales suyos como Sevilla para recomponer el partido sin contar con el aparato existente y empiezan a ser muy visibles los diferentes posicionamientos.

    En fin, que ese visionario para unos y político incapaz para otros que es el Presidente del Gobierno ya no sabe qué hacer ni por dónde salir, y sus torpes estrategias electorales, sus promesas incumplidas a unos y otros y la desconfianza de sus mismos compañeros le van a llevar al fracaso en las próximas elecciones generales precisamente por eso.

    Por no ser claro, preciso, conciso y diáfano en sus planteamientos y por haber querido satisfacer a todos, dentro o al margen de la Constitución, cuando no tenía ni tiene atribuciones para ello.

    Ahora han empezado sólo pero más adelante le presentarán las facturas políticas de incumplimientos sus asociados, que pasarán a ser adversarios, y ese “cinturón sanitario” que ha querido hacer él alrededor del PP para garantizarse el poder a costa de lo que fuese, se le va a volver en su contra como ya le ha ocurrido en las Canarias.

    Y es que no se pueden poner puertas al campo abierto ni luchar contra la lógica y el sentido común con mentiras y artimañas de imposible cumplimiento.

    Eso a la larga se paga.

    Y Zapatero lo pagará, y lo que es peor, lo va a pagar el socialismo por no haber encontrado cabezas más preclaras y preparadas, para desempeñar la Presidencia del Gobierno, cuando sin duda las tenían en sus filas.

    Y lo mismo le digo a los catalanes con Montilla.

    Si ese señor es el primero de los catalanes, ¿cómo vamos a querer ser incorporados a los utópicos Paisos Catalans?

    Cualquier político valenciano con responsabilidades municipales en ciudades de más de 5000 habitantes está más preparado para gobernar que ese pobre hombre, que no sabe ni hablar.

    Y a las pruebas me remito.

    Sólo tienen que observar el caos en que tiene sumida a su Comunidad y las calamidades que se están viviendo en Cataluña este verano, sin que sepan como solucionar los problemas que se les amontonan.

    Vale más ser valenciano de quinta, que catalán de primera, en las circunstancias actuales.

    Y que me perdonen los catalanes de buena voluntad, ya que no es una crítica hacia ellos, que bastante mal lo están pasando actualmente, sino hacia esa pandilla de incapaces que les gobiernan.

    ¿Quién pedía un tripartito o pentapartito para la Comunidad Valenciana?

    Dejémoslo así…

    Que los sigan disfrutando los catalanes y con su pan se los coman.

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