Carta de Recomendación a DIOS, a favor de ISABEL MARÍA MONSONÍS ESTEVE
Sé que no tengo ninguna relación tan particularmente amistosa contigo como para recomendarte a quien merece mucho más que yo tu atención personal.
Pero como entre los muchos amigos de ella que creemos en Ti, quizás a nadie se le ocurra mandarte una carta como ésta, me permito hacerlo en nombre de todos los que hemos tenido el privilegio de conocerla y compartir su vida.
Hoy, a primeras horas de la madrugada, y sin apenas tiempo de prepararse la maleta, has decidido que llamara a la puerta del Cielo, y no tengo la menor duda de que le ha estado haciendo los honores la Polifónica Celestial, al compás del Himno de la Alegría, porque eso es lo que era Isabel, un canto constante al arte de sonreír y hacer feliz a la gente de su entorno.
No le diste tiempo a preparar el viaje, porque sabías que ella en todo momento estaba preparada, y no te parecía justo hacerla sufrir en este “valle de lágrimas”.
Creo que si había llegado su hora, le llegó de la mejor manera posible, posiblemente influenciado por mis mayores, que siempre le rezaban a Santa Ana, pidiéndole “buena muerte y poca cama”.
Pasó su vida dedicada a la familia, y te puedo garantizar que tanto José Pedro como sus Josepe, Nacho e Isabela, añadirían mil calificativos positivos a los que yo pueda aportar, e incluso sus nietos, Blanca y Nacho, han podido saborear (aunque por muy poco tiempo) las bondades de esa abuelita tan especial.
Hoy me han dolido las lágrimas de todo el mundo en el entierro, amargas a más no poder, especialmente las de la Tía Isabelita, cansada ya de recibir golpes en su vida, así como las de sus hermanas, nueras, cuñados, sobrinos y todo el entorno familiar, pero las que más dolorosas me han resultado han sido las que se han debido de tragar con su terrible pena tanto José Pedro como Nacho que en todo momento le han hecho a Isabel el homenaje de estar enteros, e incluso atender con una gesto de simpatía a quienes nos acercábamos a ellos para darles el pésame.
Ella hubiera hecho lo mismo.
La recordaremos cada vez que oigamos misa en la Capilla de la Malvarrosa, porque gracias al arte y a la sensibilidad de Isabel, tienes en ella tu Vía Crucis, realizado manualmente por ella, como prueba de su fe y voluntad de agradarte.
Últimamente teníamos una relación muy especial, que me hizo conocer a otra Isabel, más profunda, menos intrascendente de lo que aparentaba y más interesada en los problemas de la humanidad.
No pasaba día que no me mandara un mínimo de 10 e-mails, todos ellos de contenido humorístico (le encantaban los buenos chistes), religioso (era una creyente muy sincera sin rozar nunca el misticismo) o político-económico (le gustaba estar informada, y era frecuente recibir artículos que ella sacaba del New York Times, Financial Times o The Economist).
Esta faceta la conoce muy poca gente, pero le preocupaban muchas más cosas de las que se apreciaba desde fuera.
Yo la llamaba para mí mismo, mi “Mensajera del Amor… Divino, y del Humor… Humano”, ya que su fe y su humor eran dos aspectos muy marcados en su personalidad.
Vivimos en verano a menos de 40 metros, y es curioso que aunque a veces nos parábamos a charlar, mientras estábamos con los nietos, nuestro mejor conocimiento se perfilaba a través de los “emilios” que intercambiábamos a diario, y han sido estos los que me han llevado a completar el conocimiento de “otra Isabel”.
En cierto modo, ha sido una “misionera” tuya en la red, ya que dedicaba bastante tiempo a ese apostolado particular que es defender los principios en los que fue educada y en los que creía por encima de todo, sin dejarse influenciar por las modas que actualmente suelen sacudir a muchos de nuestros coetáneos, haciéndoles dudar de lo que no admite dudas.
Que me conste a mí, nunca chateó, como suelo hacerlo yo con amigos y amigas.
Su contacto era exclusivamente (al menos conmigo) a través del correo electrónico.
Finalmente, y quizás como detalle de su universalidad, te las has querido llevar ante Ti, hoy, en pleno EID (la Pascua musulmana) así que para mí ha llegado a parecerme hasta significativo el detalle.
Te ruego le des un lugar de privilegio a tu lado, porque lo merece, y sepas también que antes de mandarte a ti SEÑOR esta carta de recomendación, le he mandado a ella un correo electrónico a su dirección (porque sé que le permitirás leerlo) pidiéndole que ahora, que está cerca de ti, se acuerde de pedir por mí, para que aprenda a ser lo feliz que ella ha sido en este mundo, y hacer lo felices que ha sabido hacer ella a los de su entorno.
Dile de mi parte (se me olvidó ponérselo en el correo) que todos los años a partir de ahora, el 6 de agosto, después de cenar, el día del SALVADOR, la voy a echar mucho de menos, y ella y yo así como las familias, sabemos el porqué.
Esperando y deseando que a mí me llames junto a ti, en un viaje similar al de Isabel, (pero cuando más tarde mejor, si vivo en condiciones), te agradece de antemano el detalle de leerte esta carta, y considerarla
Uno de tus muchos creyentes, aunque mal practicante…
no tengo el gusto de conocerte personalmente, pero soy amigo de santi, y sigo tu labor evangelizadora en Peru, de cerca... lamente tu accidente, y es un honor para mi, que desde el Peru profundo, sigas la vida de aqui, dia a dia.... aunque no le hacian falta muchas oraciones a Isabel Maria, las tuyas valen mas....por estar mas cerca del cielo..... Le llegaran antes al señor. un saludo muy afectuoso de quien sin conocerte, te admira, a traves de tus hermanas Rosita, y Marisa, a la que no veo en mucho tiempo, y Santi, con el que suelo jugar a domino todas las tardes.... sin ir mas lejos hoy mismo