Carta abierta a su Majestad Felipe VI de un español que respeta las leyes

Buenos días Majestad:

Con el debido respeto y mi admiración por sus actitudes en todo momento desde su acceso a la Jefatura del Estado, me permito dirigirle esta carta abierta.

Soy un septuagenario que se siente muy español y muy valenciano, sin que ninguna de las dos condiciones le reste nada a la otra, porque de las dos me siento orgulloso.

Sin embargo, tengo que prevenirle de los peligros que observo está sufriendo la unidad de España y su propio rango como el primero de los españoles, ante el nauseabundo ataque que están sufriendo nuestras Instituciones por parte de quienes de una manera más o menos directa las atacan, sin el menor respeto a las Leyes vigentes y a nuestra Constitución.

Os ruego y sugiero, que para evitar males mayores, no os tiemble el pulso para tomar decisiones legales y constitucionales, ante quienes os intentan confundir unos y os han perdido el respeto otros, en su afán de protagonismo o en sus ansias  de alcanzar una independencia de naciones utópicas que nunca existieron ni tienen argumentos históricos en los que apoyarse.

Me ha sorprendido que, después de haberse presentado ya en dos ocasiones como candidato a la Presidencia del Gobierno y haberos asegurado que contaba con los apoyos suficientes dos veces, hayáis vuelto a confiar en la palabra de quien nunca se ha hecho acreedor a esa confianza.

Abundando en el absurdo, en este caso nuestro Presidente del Gobierno en Funciones, solo cuenta con el apoyo explicito de Unidas Podemos, Mas País y quizás algunos otros votos sueltos de otras formaciones que en ningún caso garantizan una mayoría absoluta en primer término y  parecen contar de antemano, con la abstención en segunda vuelta de Izquierda Republicana de Cataluña, que por cierto se ha negado como el PNV y los ex terroristas de Bildu, a asistir a despachar con su Majestad  para haceros sabedor de sus planteamientos.

Al darse la paradoja de que Pedro Sánchez no os confirmaba los suficientes votos o abstenciones, yo en lugar de su Majestad no le hubiera denominado candidato sin que aquellos a quienes necesita, no me confirmaran su predisposición a votar a su favor o abstenerse en segunda vuelta.

Era la forma de responder a la desconsideración de los independentistas catalanes  y vascos y a los ex terroristas por el desplante que ellos os han hecho ignorando vuestro rango Institucional y vuestra capacidad para decidir hasta cierto punto, quien cuenta o no cuenta con los apoyos suficientes para alcanzar la Presidencia del Gobierno.

Su Majestad como Capitán del Ejército Español, no debe de tomar medidas excepcionales, sin estar más que justificada su actuación, lo cual de momento no parece darse, pero tampoco puede dejarse ningunear por unos y por otros, sin protegernos a todos los españoles de unos riesgos tan evidentes como persistentes y sin que los delincuentes convictos y confesos desistan de sus actitudes delictivas ni aquellos que tienen la obligación de hacerles cumplir las Leyes y nuestra Constitución lo hagan.

Y no sólo no lo hacen, sino que pactan con ellos y se convierten en interlocutores manipulables, poniendo la gobernabilidad en manos de quienes se empeñan en destruirla en mil pedazos de una manera tan egoísta como irracional.

Analice la Historia de España y recuerde la imagen de Amadeo I de Savoya cuando tuvo que salir de España rumbo a su país de origen, Italia, harto de tantas traiciones y efluvios republicanos e independentistas de hace siglo y medio en 1873.

Más tarde también vuestro bisabuelo Alfonso XIII, hace casi un siglo, tuvo que expatriarse para evitar una Guerra Civil que resultó inevitable y en la que murieron un millón de españoles, víctimas de la misma enfermedad, un republicanismo que quizás sirva para otros sitios, pero que ha sido letal para España.

En menos de cinco años, en total, sufrimos ocho Presidentes de República y los tiempos más convulsos de la Historia de España, para acabar restaurando un sistema Monárquico que ha permitido estabilizar la paz y la sana convivencia entre todos los españoles.

Su Majestad es español de pura cepa, se ha preparado durante toda su vida en los preceptos democráticos para  ser capaz de defender su patria y a sus conciudadanos de todo tipo de vaivenes y tormentas políticas.

Sólo le pido y deseo que cumpla y haga cumplir las Leyes, sin que le tiemble el pulso en cada momento, como ya lo hizo un 3 de Octubre expresando su opinión y mereciendo el aplauso unánime de todos los españoles, excepto los de los independentistas y comunistas que son a fin de cuentas aquellos en los que pretende apoyarse un señor, que nunca supo perder, después de no haber ganado nunca con mayorías suficientes para poder formar Gobierno, pese a su desmedido afán de Poder.

En Vos confío Señor, porque solo vuestra sensatez, sentido común y determinación, puede poner coto a tanta insensatez y egoísmos personales o partidistas.

Francisco Miguel Bataller Piera