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Por Miguel Bataller
Columna de Michel - RSS

La cara oculta de la luna: la Burriana que he soñado

    Anoche por vez primera este verano, me senté en la terraza de mi casa en la playa y me puse a mirar a la luna, en un gesto romántico que me superaba, y mientras miraba la panorámica de la actual Avenida de la Constitución, a medio desarrollar, traté de imaginar ese jardín paradisíaco que intuyo va ser la zona costera de nuestra ciudad en los próximos 25 años.

    Era algo así como imaginar a la luz de la luna (lo que lo árabes que tanto me han enseñado, denominan “al Noor al layali”) un sueño de amor con la ciudad deseada.

    Últimamente, he estado tan absorbido por mis inquietudes políticas y por el futuro de nuestra Región y de España, que me olvidé de ese vergel florido, pero semisalvaje que es Burriana, y le pido disculpas por ello a mi ciudad (aunque no haya nacido aquí la siento como propia).

    Ahora quiero rendirle un homenaje sentido de amor, de adoración y de pleitesía a la Burriana del 2030, ese amor desconocido pero soñado y vivido en la distancia, a la que no veo, como no puedo ver tampoco a “la cara oculta de la luna”, pero que nadie me puede impedir amarla y desearla como yo la quisiera ver en el futuro.

    Una Burriana urbanizada y desarrollada en los criterios del modernismo, el ajardinamiento adecuado, la no masificación de cemento, con parques bonitos y ordenados con sentido común, con espacios verdes abundantes y variedad de flora, adornados con todo tipo de flores y árboles que cobijen con su sombra el amor de nuestros jóvenes y lo perfumen con sus aromas.

    Una ciudad que enamore a mis nietos como ha enamorado a mi hijos y a mí mismo, con un Sant Gregori majestuoso, envidia de todas las urbanizaciones de nuestro entorno, para llenar de confort y bienestar a quienes puedan vivir en ella, y de placer visual a quienes vayamos a visitarla, con sus amplias avenidas, su campo de golf y sus zonas ajardinadas, que sin duda van a traer a mucha gente encantada de convertirse en burrianeros como yo lo he hecho.

    Unas urbanizaciones de Quarts de Calatrava y Jardines de la Malvarrosa, que conviertan toda la franja entre el casco urbano y los poblados marítimos en una maravillosa zona residencial, despejada, de poca altura y muchos espacios públicos ajardinados para solaz de sus habitantes y disfrute de todos.

    Con esos dos bulevares de 50 metros de anchura, que permitan convertirlos también en una “ruta del colesterol”, por donde paseemos todos nosotros con paz y tranquilidad en cualquier época del año, como un plus de salud… mientras podamos hacerlo.

    Y llego a Pedrera Port, la zona más popular, menos elitista, pero que también permitirá disfrutar de nuestra riqueza litoral a una clase social menos favorecida, que no tenía por qué verse marginada de esa posibilidad.

    Probablemente sea la menos estética, por las alturas que vayan a erigirse en ella, pero precisamente por eso deberá ser donde el Ayuntamiento deba tener las mayores exigencias con los urbanizadores en términos de jardinería, servicios sociales y zonas lúdicas, y deportivas, ya que allí se producirá la mayor concentración humana de nuestra costa local.

    Para culminar con una zona del Arenal, maravillosamente diseñada y desarrollada, donde se puedan tener todos los centros de ocio y diversión, ya que es donde menos van a molestar.

    Con instalaciones deportivas suficientes y necesarias, con una zona de parking adecuada, con unos servicios de hostelería que nos hagan sentirnos orgullosos de nuestra ciudad y de sus gestores, y que sin ningún tipo de recato ni fariseísmo, se consiga lo que hace años que se viene pregonando sin ninguna lógica.

    Que sea auténticamente un “Arenal pa el poble”, pensando que “el poble som tots”, y que todos necesitamos de su desarrollo y aportación a la vida comunitaria.

    Si hay que privatizar una parte pequeña del suelo, yo lo haría a cambio de tener todo lo demás, ya que si no lo hace el Ayuntamiento en su suelo municipal, lo hará previsiblemente la Generalidad antes o después en la zona portuaria que le pertenece, con la diferencia de que en el primer caso, los beneficios revertirán, en las arcas municipales, y en el segundo en las autonómicas, pero en ambos casos, tendremos las instalaciones en un radio de menos de 500 metros de distancia.

    La mayoría absoluta le da al PP el derecho a decidir lo que tenga que hacer, y estoy convencido que si lo hacen con sentido común y cordura, en las próximas municipales seguirán barriendo pero con una mayoría mucho más importante, porque no se puede ir contra el progreso y contra la lógica.

    Para colmo de mis sueños de felicidad, solo faltaría ver convertida en realidad la Marina de Santa Bárbara, aunque ese sueño es más remoto, y las cosas se deben de hacer paso a paso. Sin prisas, pero sin pausas, y ese proyecto de hoy no debe descuidarse y sí planificarlo para cuando se vayan realizando los otros y tengamos que seguir poniendo a nuestra ciudad en la órbita del desarrollo y del turismo más elitista aún.

    Cierro los ojos y tengo perfectamente diseñada esa “cara oculta de la luna” y me enamoro apasionadamente de ese entorno en el que vivirán mis hijos y sobre todo mis nietos, y siento por ella el mismo amor dulce, tierno, almibarado y a la vez apasionado que siente uno cuando se enamora por vez primera.

    Sólo que en vez de enamorarme de una mujer, me enamoro de ese sueño intangible, de esa entelequia tan bella como ignorada, tan cercana como desconocida, a la que uno teme acercase y conocer por temor al rechazo.

    Esos sueños a la “al noor al layali” (a la luz de la luna) me durarán hasta que conozca física y materialmente a la razón de mis sueños.

    Y espero no morirme sin conocerla, sino completamente terminada, al menos debidamente encauzada.

    Por favor, José Ramón y Javier, no me dejéis con la miel en los labios por temor a las críticas políticas o al riesgo electoral que pueda conllevar el tomar decisiones en este sentido.

    No soy urbanizador ni tengo intereses en ninguno de esos planos, pero no olvidéis que gobernar es decidir, y si se decide en consciencia, convencidos de que es lo mejor para vuestra ciudad, no habrá fuerza humana que os desprestigie sin desprestigiarse ellos.

    Durante la campaña electoral los partidos mayoritarios han enviado un mensaje muy parejo en ese sentido, y los que vendían otros conceptos han quedado descabalgados del consistorio, y eso debe daros una fuerza moral para seguir en vuestro criterio.

    Mucha suerte y espero que los sueños de este visionario se conviertan en una realidad maravillosa, que me permitan los últimos años de mi vida vivirlos abrazados a este amor que me ha conquistado en el ocaso de mi vida amorosa.

    Por vosotros, por mis sueños y sobre todo… por Burriana… todo lo Bonica que podamos hacerla.

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