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Por Miguel Bataller
Columna de Michel - RSS

La calle derrota a LACALLE

    Es curioso el fenómeno que se está viviendo actualmente en España.

    El núcleo duro en la toma de decisiones de gobierno a todos los niveles, está saliendo de las instituciones democráticas, para salir de paseo a las calles y es en ellas donde se deciden muchos de los problemas que hay pendientes de solución.

    Este proceso que se inició en el 15 M ha tenido su continuidad desde entonces en muchas de las facetas de la vida diaria española, con mayor o menor acierto, y ante soluciones dudosas, que solían llevar previamente la dicotomía de los planteamientos del PSOE o del PP.

    Se sacaba la gente a la calle para defender o descalificar las posturas del opositor.

    Sin embargo el caso del que voy a hablarles, presenta un matiz diferencial muy transcendente.

    Y es la uniformidad de criterios en sus programas electorales entre populares y socialistas.

    Me refiero al CONFLICTO DE GAMONAL, en Burgos.

    En este caso, no hay enfrentamientos PSOE-PP o si los hay son artificiales y sin una base moral sólida en la que apoyarse.

    Los dos grandes partidos llevaban en su programa electoral el mismo proyecto o uno muy similar, que trataba de hacer de una de las dos arterias principales de la capital burgalesa, la calle Vitoria, un atractivo boulevard con un parking subterráneo, dando mayor fluidez al abundante tráfico que utiliza esa arteria urbana.

    Curiosamente son los aparentemente más beneficiados por la medida, o muchos de ellos vecinos de la zona, quienes se han movilizado y han trasladado su malestar a la calle con abundantes manifestaciones, cortes de tráfico, incendios de papeleras, ataques a empresas privadas y demás actos delictivos en diferentes medidas.

    En todos estos “ríos revueltos”, siempre aparecen pescadores ilegales, que arriman el ascua a su sardina.

    En este caso, imagino que serán plataformas o agrupaciones políticas incipientes que pretendan capitalizar esos votos discordantes.

    Pero lo único cierto, es que “la calle” le ha ganado la partida a la Democracia, ya que el pasado viernes el Sr.Lacalle (curiosamente es el nombre del Alcalde de Valladolid) decidió cancelar definitivamente el proyecto, ante la fuerza del movimiento popular.

    Por los visto la Calle Vitoria, en su paso por el centro de la capital, es una de las mejores zonas comerciales de la ciudad, y como es natural, para llevarse a cabo el proyecto los comercios de cada tramo, durante muchos meses e incluso durante algunos años, iban a sufrir las consecuencias de la falta de tráfico, de la inexistencia de aparcamientos públicos a menos de un kilómetro según se había predeterminado, para sustituir las plazas de parking inutilizadas en esa vía pública.

    En definitiva que iban a sufrir una merma muy importante en su desarrollo comercial y económico durante un tiempo.

    Pero ese impacto negativo a corto plazo, se hubiera visto compensado a largo plazo con una situación mucho más favorable para todos ellos, con la consiguiente revalorización de todas sus propiedades y del fondo comercial de sus establecimientos.

    Hubiera bastado con presentar un plan para aliviar las cargas impositivas de los afectados, durante ese tiempo imprescindible para llevar a efecto las obras.

    Como muestra se me ocurre pensar en las penurias y dificultades que tuvieron que sufrir los comercios del centro de Valencia durante la ejecución del metro a su paso, y los resultados que capitalizan ahora, cuando cualquier ciudadano de la Gran Valencia, puede situarse en pocos minutos en el corazón de la ciudad para hacer sus compras.

    Lo triste de esta coyuntura en mi opinión, es que a nuestros políticos les faltan los conocimientos imprescindibles, para analizar los pros y los contras de cada decisión previamente a tomarla y precisamente por eso, carecen de la autoridad moral y democrática para imponer sus firmes criterios después de tomarlas.

    Este triste episodio, puede servir de “jurisprudencia callejera” ante cualquier nueva decisión que afecte a una parte determinada de la población.

    Bastará con mover los resortes necesarios quienes viven del alboroto y la inestabilidad social, para que los políticos afectados, reconsideren sus decisiones.

    Y unos políticos pusilánimes que no sepan defender contra viento y marea sus propias decisiones debidamente explicadas y argumentadas, lo único que hacen es debilitar las Instituciones del Estado, devolviendo el poder a una calle desinformada o manipulable.

    Y eso es una bomba de relojería que siempre suele acabar en la anarquía y la imposibilidad de gobernar digna y adecuadamente a una sociedad.

    Al menos, así lo veo yo.

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    comentarios 4 comentarios
    jose megias verges
    jose megias verges
    22/01/2014 09:01
    dificil lo poneis don Miguel

    Seguramente en otras circunstancias se hubiera realizado los cambios sin ninguna oposición ,pero no se ha tenido en cuenta las circunstancias en que nos encontramos. Si no existe la organización, las ideas, después del primer momento de impulso, van perdiendo eficacia.Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es el más sagrado de los derechos y el más indispensable de los deberes.

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