AUTONOMIAS……O "AUTONOSUYAS"?
Por dramático que suene, se puede afirmar que estamos en una “economía de Guerra”, o peor aún, ya que en esas coyunturas, como se conocen las razones que llevaron a ellas, se aplican los remedios inmediatamente, y mientras se camina hacia la normalidad, uno siente la impresión de que poco a poco se va normalizando todo.
En el caso actual español, después de mas de un año de estar engañando a la opinión pública, nuestros gobernantes, cuando llegan al reconocimiento de los hechos, siguen despejando “razones a corner”, imputando la responsabilidad de la crisis al gobierno norteamericano, que muy poco o nada ha tenido que ver con la ruina financiera e industrial de nuestro país, y por lo tanto al no detectar la enfermedad, tampoco sabe que remedio aplicar, y aún hoy, sigue aplicándoles “parches Sor Virginia” a un enfermo que esta muriendo por el cáncer de la corrupción fundamentalmente autonómica.
Todos los estudios, parecen demostrar que la salud de nuestros bancos, sin ser boyante, tampoco es preocupante, sin embargo existen dudas mucho más profundas y argumentadas, de la salud de muchas de las Cajas de Ahorros.
De hecho, si analizamos la relación de las entidades que han obtenido financiación de las subastas del FAAS, que son la liquidez que está poniendo el Estado a la disposición de las entidades financieras, podemos percatarnos que apenas 6 bancos han acudido a dichas subastas, y solo 4 de ellos en cantidades significativas.
El 75 % ha sido para las Cajas de Ahorros, y eso es tan sintomático como nefasto, sobre todo tendiendo en cuenta que son entidades que no reparten dividendos entre sus accionistas y a las que se supone una finalidad social, como siempre fue.
Pero con la llegada de la democracia, los partidos políticos, quisieron (y consiguieron) infiltrarse en los consejos de administración, y desde ellos, han llegado a controlar totalmente el normal funcionamiento de estas instituciones, a las que han sometido a todo tipo de presiones y tensiones, hasta conseguir situar en la cúpula de cada una de ellas, a personajes al servicio del partido de turno en cada autonomía.
Y de esa forma, ha conseguido arruinar el normal funcionamiento y la solvencia de algunas de ellas, y dejarlas a casi todas ellas tambaleándose, ya que ni se persiguen fines sociales, ni se analizan criterios de rentabilidad, ni preocupa en exceso su solidez patrimonial.
Llegados a ese punto, afloró el caso de la Caja de Castilla la Mancha, que puede ser la punta de un iceberg mucho mas preocupante y peligroso, en el océano de la finanzas, y su Presidente, está en el punto de mira, aunque puede dormir tranquilo.
Nadie le va a disparar el primer tiro, ya que de hacerlo, inmediatamente, empezarían a recibir los disparos de rebote, los poderes políticos, que les han nombrado, mantenido, manipulado y aconsejado, cuando no exigido, hacer unas inversiones absolutamente infumables desde el punto de visto económico o social, pero muy vistosas, o muy rentables económica y políticamente, para quienes estaban en el poder.
A la sombra de ese protagonismo del poder político, en las inversiones de las Cajas a través de los gobernantes autonómicos, se ha llegado a esta insoportable situación financiera, en unas instituciones, que nunca debieron de verse abocadas a este caos, de haber seguido las normas de funcionamiento para las que fueron creadas.
Si a estos añadimos, que el Banco de España se encogió de hombros, y sus inspectores miraron hacia otro lado, muy probablemente aleccionados o presionados por sus superiores, hemos llegado a la situación actual, en la que nuestro Gobierno, en vez de afrontar abiertamente el problema, y proceder a cortar por lo sano, a sanear lo que deba de sanearse, a proteger los interés de los impositores, y a atacar de raíz los efectos de tanta perversión, trata de desviar las responsabilidades hacia el exterior.
Estamos en una situación muy difícil, y en esas situaciones, “a grandes males se deben aplicar grandes remedios”, si es necesario quirúrgicos.
Para eso debe empezarse por cambiar los organismos de gestión de todas las entidades en peligro, anular totalmente la capacidad de decisión política en las mismas, obligar a todas las administraciones públicas a pagar sus deudas con dichas entidades, a fin de evitar ser rehenes de su propia inmoralidad y morosidad, y una vez atacado el cáncer en su base, iniciar la medicación para conseguir devolverle al enfermo, una salud que nunca debió de ponerse en peligro.
Por eso soy tremendamente escéptico, con este Estado de las Autonomías, en el que cada ciudadano que desempeña un cargo público, convierte a cada una de ellas, en una “Autonosuya”, sin el menor recato y olvidando el bien común, como si fuese el menos común de los bienes.
Si es necesario habría que replantearse la estructuración del Estado, ya que no parece muy sensato el derrochar más de 200.000 millones de euros que tienes de presupuesto consolidado las 17 autonomías, para conseguir el efecto perverso de la ruina de los ciudadanos, y de sus estructuras financieras, por el mal uso y abuso de quienes más deberían de protegerlas.
No estoy tratando de pontificar, sino de denunciar algo que es muy evidente, pero que a todo el mundo le conviene silenciarlo.
En este caso, no hay “buenos ni malos”.
Son todos iguales, porque baste ver la situación de las diferentes Cajas, controladas por políticos de todos los signos, para saber que son “los mismos perros….pero con distintos collares”.
Por eso todos ellos, se han montado una perfecta partida de “brisca”, en la que cuando uno se queda parado, absorto, ocurre lo que ocurría alrededor de la mesa camilla de la casa de mis abuelos.
Surge la sabia y paciente voz, que les saca de su ensimismamiento diciéndole……”roba y calla”.
O se acaba con esa partida de cartas marcadas, y empezamos a jugar todos con la sensatez y honradez necesaria, o este país, esta destinado al mas rotundo de los fracasos.
En ello estamos.
Miguel Bataller Piera