Análisis de los políticos españoles
En estos momentos en los que aparece la basura moral y una corrupción a raudales entre quienes manejan o viven de las Instituciones de la Administración del Estado, empieza a ser frecuentes oír a muchos de ellos argumentado que:
“La mayoría de los políticos profesionales españoles, son gente honesta y dedicada al servicio público, y que no se puede generalizar, metiéndoles a todos en el mismo saco”.
Para ellos, los corruptos, ladrones, malversadores o prevaricadores son la excepción, mientras que para la mayoría de los españoles, han dejado de ser una excepción en el pasado reciente, para convertirse en la norma.
Ahora ha surgido un “nuevo cuerpo de corruptos” que son los llamados “conseguidores” que sin ser políticos muy significados, tienen los contactos adecuados para crear redes de corrupción interactuando entre los políticos y los empresarios corruptos, siempre en beneficio de los componentes de esas mafias tan generalizadas.
Por lo tanto, hay que clasificar a todos los políticos, según su estatus.
Y para hacer esa clasificación objetiva, hay que diferenciar entre los que están o han estado en tareas de Gobierno en cualquier de las Administraciones Publicas y los que no han tenido nunca esa responsabilidad.
1) Entre los primeros, yo incluyo a PP, PSOE, IU, y a los partidos hegemónicos en cada Comunidad Autónoma o Ayuntamiento, es decir a todos aquellos que han tenido que decidir en materia económica a quien concedían determinados contratos nacionales, autonómicos o incluso de las Diputaciones o Municipales.
Y dentro de esa categoría yo haría dos clasificaciones:
A) CORRUPTOS RESPONSABLES Y
B) SILENCIOSOS, QUE NO DENUNCIABAN A LOS PRIMEROS.
Los primeros merecen nuestro deprecio mas absoluto por su inmoralidad y desvergüenza.
Los segundos por su cobardía y falta de decisión, para combatir a los ladrones corruptos, denunciándoles o enfrentándose abiertamente a ellos.
Si cuando aparecieron las primeras manzanas podridas en el cesto de los políticos, se les hubiera avergonzado, juzgado y condenado hoy no estaríamos como estamos.
La corrupción es una enfermedad moral que se trasmite por vía oral, anaeróbica y de contacto como el Ébola a una velocidad vertiginosa.
O se aísla y se elimina en su origen o acaba matando a todos los que contamina comprándolos o chantajeándoles, incapacitándoles para su labor de Gobierno.
Aun estamos a tiempo en España de salvar el sistema de Estado que tenemos, que es el menos malo de los posibles, pero tiene que sanearse desde dentro, eliminando cada partido de su listas a todos aquellos que se hayan visto afectados por esa enfermedad, empezando por sus cabezas visibles porque ya sea por acción o por omisión no han sabido cortar por lo sano en el momento oportuno, a los que dependían de ellos.
2) Son los INMACULADOS en mi propia definición, que no tienen manchas en sus expedientes políticos, porque nunca tuvieron la posibilidad de ser sobornados o chantajeados, al no tener capacidad de decisión en materias económicas.
Entre ellos yo incluiría a Unión Progreso y Democracia, Ciudadanos y cualquier otro partido que queramos asimilar.
En principio, no son mejores ni peores que los del apartado anterior, porque son españoles como ellos, pero sin posibilidades de corromperse.
Sin PODER, no hay CORRUPCION.
Ni méritos ni deméritos.
Forman parte del Sistema, porque creen en él, y esperan incorporarse a labores de Gobierno, para demostrar que se puede Gobernar sin corromperse.
Sus premisas y programas de Gobierno, son sensatos y realizables y se identifican con las Democracias Occidentales completamente.
Son creíbles de entrada y habrá que esperar para ver como Gobiernan.
3) Aquí pondría yo a los ANTISISTEMA POPULISTAS, que crecen como la espuma, apoyados por los desesperados, los parados, los que no tienen nada que perder y que por lo tanto tienen depositadas en ellos las posibilidades de regeneración de la política en España, para tener opciones a esas pagas utópicas que se les prometen a cambio de nada y a esas viviendas desocupadas y en poder de la banca o de las Instituciones del Estado que las construyeron, a un precio tan asequible como imposible de mantener.
Podrían ser creíbles de no conocer sus antecedentes, claro que a estos antecedentes solo tenemos acceso, los que nos interesamos en conocer su pasado, para poder intuir nuestro futuro.
Pregonan un sistema similar al bolivariano de Venezuela o al castrista de Cuba, así que quienes hayan ido a conocer estos dos países, ya pueden imaginar lo que nos esperaría a los españoles a corto y medio plazo.
Y lo más lamentable, es que ellos mismos han dejado entrever que su objetivo es llegar al Poder para ejercerlo con sus peculiaridades lo cual me hace pensar, que una vez allí no sería posible restablecer una democracia normal, como ha ocurrido tanto en Cuba como en Venezuela.
Una frase de una mujer guatemalteca joven sobre estos movimientos populistas en Latinoamérica, me ha impactado de una forma especial:
“Los movimientos populista en Latinoamérica, nos profesan tal amor a los pobres, que consiguen multiplicarnos cuando nos gobiernan”.
Poco más puedo añadir yo a esa expresión de alguien que les sufre allí.
Como conclusión a mi columna, tengo que decir que me parece indigna e inmoral la forma en que están actuando socialistas y populares, en una constante disputa para llevarse el primer premio a la corrupción, sin haberse puesto manos a la obra unos y otros para acabar con ella.
No es el momento de discursos ni promesas.
Es el momento de actuar de una forma urgente, para juzgar, encarcelar y condenar a los ladrones, haciéndoles devolver todo lo que hayan robado y exigiéndoles que paguen con privación de libertad durante todos los años que merezcan.
Es imprescindible restaurar unos mecanismos adecuados para ejecutar la Justicia en mayúscula y dignificar nuestra democracia, para no acabar con ella.
Y sobre todo es muy necesaria una labor docente entre los desesperados, para que sepan distinguir entre lo malo y lo peor.
Las próximas elecciones van a estar determinadas por dos posturas muy comprensibles:
MIEDO CONTRA DESESPERO.
Ninguno de esos dos sentimientos, es el mejor consejero para decidir el voto y por eso muy probablemente tengamos que ser los que no nos sentimos acobardados ni desesperados, los que decidamos nuestro futuro y el de nuestros hijos y nietos.
Pero en cualquier caso, no tendremos nada que agradecerles ni a unos ni a otros, ya que unos con sus desatinos y abusos de poder y los otros con su oportunismo inconsciente nos han llevado a este punto los primeros y nunca sabrían sacarnos de él los segundos.
¿Por qué no apostar por los INAMACULADOS que de momento tienen las manos limpias, y pueden tener un peso específico determinante para poder ser los que permitan formar Gobierno a unos u otros, ejerciendo de contrapoder, para evitar los abusos de unos u otros?
Es una posibilidad que cada día me planteo más seriamente, aunque solo sea para que el bipartidismo se dé cuenta del daño que le ha hecho a España con su corrupción y a la vez evitar una mayoría absoluta de los Populistas, que en mi opinión no solo no solucionarían nada, sino que nos llevarían a una situación caótica e irreversible.
Usted me dice que lleva cuatro mees en Filipinas de los nueve que piensa estar ahí. Yo estuve unas treinta veces, en total unas treinta semanas, entre 1980 y el año 2.002. Conocí de primera mano la caída de Marcos, las luchas por el poder de Ponce Enrile y Cory Aquino, cuyo marido Benigno (Ninoy para su pueblo) fue asesinado nada mas poner pié en suelo Filipino procedente de los EEUU,por los mismos policías secuaces de Marcos. Viví el transito de una Dictadura a una Democracia y la valiosa aportación del Cardenal Jaime Sin y sus alrededores, para poder manifestarse en Makati con sus People Party para derrocar al Dictador. Tenía y conservo muy buenos amigos ex clientes en Manila y aunque es cierto que solo conocía bien Manila y Baggio donde fui a pasar algunos fines de semana con mis amigos, también visite las zonas más deprimidas como Tondo con un Salesiano amigo,y alli viví la otra cara de la moneda. Un gran país con muy poca suerte, y mucho hispanismo entre los mayores.