La "alianza de civilizaciones"… ¿va en las dos direcciones?
Día a día vemos incluso en nuestro entorno inmediato como nuestras grandes ciudades y nuestro pueblo, por pequeños que sean, se han visto llenando de inmigrantes procedentes Magreb o de países sub-saharianos.
De siempre me he sentido conmovido al verles y he sentido una simpatía muy especial hacia ellos, probablemente llevado por un sentimiento de comprensión y empatía que sentimos todos los que hemos tenido que vivir largos periodos de nuestras vidas fuera de España, ya fuera por razones de estudio o laborales.
Sólo los que hemos sentido “la soledad del emigrante” podemos entender perfectamente lo que se siente lejos de las propias raíces y en un entorno nuevo, si no hostil.
Hasta ahí todo cae dentro de la mas absoluta normalidad.
Pero lo que empieza a ser más preocupante es el poco interés que pone la inmensa mayoría de los inmigrantes musulmanes que llegan a Europa en integrarse en nuestro mundo, en nuestros sistemas de vivir, en nuestras costumbres y en definitiva en la cultura occidental.
Y a la vez es turbadora la indiferencia de los Gobiernos en general de no tomar las medidas adecuadas para hacer entender a los recién llegados la necesidad perentoria de integrarse en nuestros sistemas educativos, asistenciales, y sociales, para poder ser asimilados totalmente con la mayor naturalidad posible y sin traumas.
Muy al contrario, parecer ser que los que debemos de acostumbrarnos somos los naturales europeos a las costumbres que ellos traen consigo de sus países de origen, y es a esa fusión unidireccional a lo que se le quiere llamar “Alianza de Civilizaciones”.
Craso error.
Actualmente son 54 millones los musulmanes que viven en la Europa Occidental y según unos estudios publicados por la Universidad de San Diego, en 2020 el 25% de la población europea será musulmana, y el sociólogo Bernhard Lewis, he leído que pronostica que para final del presente siglo la mayoría de la población europea será musulmana.
Pues bien, si en una situación de minoría absoluta se permiten exigir como están exigiendo ya, todas las prebendas de que disponen y que se les conceden graciosamente, ¿qué no podrán imponer cuando se sientan en una situación dominante?
A título informativo, sólo destacar que en Francia se aconseja a los educadores no destacar especialmente los textos ni filosofías de Voltaire y Diderot para no herir las susceptibilidades de los islamistas.
En muchas escuelas estatales de Bélgica y Dinamarca se sirve comida “halal” para todos los alumnos para no discriminar a los musulmanes.
Y en España empieza a evitarse también en los comedores escolares la carne de cerdo, para que puedan ser alimentados sin discriminación todos los alumnos, tanto los musulmanes como los demás.
Unos estudios llevados a cabo por el Centro de Investigación PEW, más de la mitad de los ciudadanos franceses musulmanes colocan su lealtad al Islam, por encima de su lealtad a Francia.
Es decir, que en toda Europa Occidental se ha llevado a cabo un proceso de comprensión y deseos de facilitar la integración de los inmigrantes musulmanes, con una pulcritud absoluta.
Y en cambio, en el día a día nos encontramos en nuestros vecindarios unas conductas completamente distintas entre los inmigrantes.
Ellos mismos se suelen agrupar en sus propios ghettos, no quieren perder sus propios signos de identidad llevando la chilaba los hombres y las pañoletas que les cubren el pelo las mujeres, se oponen a que sus hijas asistan a las clases de educación física correctamente equipadas para ello, y en muchos casos siguen practicándoles la ablación del clítoris, pese a ser una practica completamente ilegal en España.
Por no decir los matrimonios convenidos en contra de la voluntad de las niñas educadas y formadas ya en nuestro entorno, a las que sus padres comprometen en los países de origen.
Y para colmo, todo esto nos trae como consecuencia atentados como los del 11 M, o los de Londres, París y otros muchos de menor entidad.
Ahora mismo, y según hemos podido conocer hoy mismo por las declaraciones de los supervivientes de los Hoteles Taj Mahal y Oberoi de Bombay, los comandos asesinos, lo primero que hacían era preguntar a la gente si eran musulmanes, y a quienes no lo eran o no sabían recitar el Corán les acribillaban indiscriminadamente.
¿No sería el momento de plantearse seriamente la situación que se nos puede presentar en unos pocos años?
Aunque no lo parezca, tenemos autenticas bombas de relojería desactivadas en nuestro entorno más inmediato sin saberlo.
El dominio que ejercen sobre los islamistas musulmanes los líderes religiosos es tal que a la menor indicación, cualquier chaval educado en sus “madrassas” no dudará en activar esas bombas en el momento que se lo ordenen, y es lo que ha ocurrido en Bombay.
Considero que debería de servirnos como lección.
Y les comento que tengo muchos amigos árabes con una educación exquisita, incapaces de la menor agresividad física ni verbal, y conozco sus sociedad perfectamente, pero no puedo ignorar que la inmensa mayoría son educados en el odio a la cultura occidental, y por lo tanto una primera medida muy necesaria sería prevenir y vigilar estrictamente los centros islamistas en los que se forman, moldean y desorientan los juveniles cerebros de los chiquillos y chiquillas que son educados en nuestros centros escolares gratuitamente, atendidos por nuestra Sanidad , sin costos para sus padres, pero sin embargo, paralelamente no acaban de integrarse en nuestra sociedad por las perniciosas influencias de un Islam, que más que una religión que como la nuestra inclina a la paz y conciliación, es un adoctrinamiento total, que no respeta a nada ni nadie que no se doblegue ante sus propias imposiciones.
jajajajaja Calimero, quina "tiramenta" al personal. Vete para Turquia, me ha dicho un pajarito que te están esperando Pedro, no puedo estar mas de acuerdo contigo.