“Alea iacta est”, dirían los romanos
Ahora, unos veinte siglos después y después de unas elecciones controvertidas, el Imperio Norteamericano no se aclara.
Para TRUMP y sus Republicanos, la suerte “no está echada” porque todavía no se han emitido por los responsables de cada Estado todas las actas oficiales que certifiquen la victoria de Biden irrefutablemente.
Para los Demócratas, está todo más claro que el caldo de un convento.
La semana pasada ya les expuse mi opinión que no cambia en absoluto con cualquiera que sea el resultado, aunque ahora me atrevo a decir que TRUMP lo tiene “en chino” para salirse con la suya.
Morirá con las botas puestas, pero pese a su propia decepción y a la de setenta millones de norteamericanos con derecho a voto que le votaron, mucho me temo que esta vez está condenado a claudicar.
No me explico a santo de que, en un país con los recursos tecnológicos que tienen los E.E.U.U., a las pocas horas de acabar el día electoral ya se habían escrutado unos porcentajes muy grandes de todo el cuerpo electoral norteamericano y para escrutar el resto de los votos faltantes por correo, que eran un porcentaje muy inferior, han tenido que pasar cinco días enteros para decidir los resultados.
Me suena muy raro a mí, que todos los republicanos o la inmensa mayoría optaran por el voto presencial, mientras los demócratas optaran en gran número en el voto por correo y aun me sorprende mucho más, que para votar por correo esperaran todos hasta el último día y momento.
Pero como es algo que ni me preocupa ni me perturba especialmente, sólo les digo a los yanquis que “con su pan se lo coman” y que les aproveche.
El resto ya lo expuse en mi anterior columna en este mismo medio la semana pasada.
Sin duda el resultado en mi opinión no puede ser bueno para nadie.
Pero si los norteamericanos han creado sus propios mecanismos electorales y han confiado en una legislación determinada y las dos cosas se han cumplido a rajatabla, poco hay que discutir.
Y si no ha sido así, para eso tienen a sus órganos judiciales para presentar todas las denuncias pertinentes y que sean los Tribunales de Justicia Norteamericanos que si conforman un poder del Estado con total autonomía e independencia para juzgar y sentenciar lo que dictaminen y que sea pertinente.
Al resto del mundo sólo nos queda la discreta y honorable postura de “ver, oír y callar”, aunque indudablemente y a corto, medio y largo plazo vamos a sufrir o disfrutar todos los errores o aciertos de esta trascendental elección que va a marcar las pautas en el mundo para al menos la primera mitad del siglo XXI.
El nuevo Presidente, será “flor de un día” por su edad.
Su Vicepresidente, una señora indo-jamaicana, parece estar muy preparada pero no sabemos siquiera la independencia o dependencia que va a tener cuando le llegue su momento.
Parece una versión corregida y mejorada de los OBAMA y quizás los norteamericanos después del período nacionalista a ultranza de TRUMP, necesitaban este baño de “globalismo” para mejorar en sus relaciones internacionales.
Los resultados los dejaremos para más adelante, pero en mi opinión personal como bien saben todos ustedes, ni los ciudadanos norteamericanos ni la misma UNION EURIOPEA van a salir beneficiados del cambio.
Ni siquiera RUSIA, la cuarta potencia mundial en la disputa de la hegemonía política, social y económica del mundo.
Va a ser una partida de cartas, a jugar entre dos y con las cartas marcadas.
E.E.U.U. y CHINA, van a marcar las pautas a seguir en el futuro, con unas reglas de juego aún por acordar en sus detalles entre ellos.
Si en esos detalles no hay acuerdos y afinidades, ya tenemos preparada la próxima GUERRA FRIA y cada uno de ellos buscará sus aliados, sin que llegue la sangre al rio, porque a nadie le interesaría eso.
Si al final son capaces de buscar puntos de encuentro entre una nación Comunista con un Estado mil billonario y otra nación Capitalista con un Estado endeudado con el mil billonario chino hasta sus entrañas, veremos como acaba ese “juego de tronos” entre:
“POLITICOS CHINOS GESTORES DE MILES DE MILLONES DE DEUDAS DE LOS NORTEAMERICANOS MILLONARIOS, QUE MANIPULAN EL PODER POLITICO EN E.E.U.U.”
¿Cómo acabará ese proceso, que yo intuyo así?
Recurriré al título de una película yanqui de mediados del siglo pasado:
¡SOLO EL CIELO LO SABE!