En usted reside el poder
Los bosques de nuestro interior arden en lo más abrasador del verano; los cauces de los ríos y los pantanos menguan por la sobreexplotación de unos pocos y la mala planificación de un sistema económico pensado para producir sin límite. Cuando no quede agua en los pantanos no funcionarán las turbinas ni regaremos las plantaciones de frutales en secano. El calor mata en el trabajo por la falta de protección y el frío parece que va a ser especialmente duro en este invierno de guerra fría no pacificada y de la se benefician los señoros de la guerra. El gas ruso ya no fluye sino que lo derrochan quemándolo y los gaseoductos son objeto de sabotajes interesados mientras compramos gas yanquee mucho más caro proveniente de destrozar la tierra y contaminar el agua mediante el fracking. De repente Europa cae en la cuenta de que tenemos que ahorrar en el consumo de gas, eso sí, por la razón equivocada.
Este párrafo que ustedes han podido leer no debería haber sido escrito si hubiéramos hecho la cosas bien a su debido tiempo (tanto en lo ecológico como en la política de paz), y si no quieren volver a leerlo en el futuro es hora de que hagamos bien las cosas. Hay que reducir el consumo de gas, sí, y de petróleo, y de plástico, y de productos que cruzan medio mundo para llegar a nuestra mesa cuando tenemos una huerta prodigiosa en toda la comunidad valenciana. Hay que invertir y apostar por la energía renovable sin fisuras, como eje de futuro y de soberanía; el viento, el sol y el agua nos pueden dar lo necesario, pero no todo tiene que darlo siempre lo rural, es decir, desde la ciudad, además de consumir energía también podemos poner en pie proyectos de producción energética. Hay que democratizar la energía: el acceso a la calefacción, poder poner la lavadora o poder pagar la factura de la luz es un derecho de todas y es obligación de las energéticas contribuir al cumplimiento de los mismos. Democratizar la energía también es apostar por una empresa pública de energía.
Debemos poner sobre la mesa una verdad incómoda para muchos, sobre todo para los poderosos: este planeta tiene límites y los recursos de los que disponemos no son infinitos. Para que la vida y la sociedad sean justas es imprescindible que esos límites y esos recursos sean gestionados por y para la gente de forma democrática, es decir, no podemos permitir que los gestionen Sacyr, Repsol, las grandes constructoras o los bancos y los fondos de inversión.
Hay varias formas de afrontar lo que viene: negando la realidad y los derechos de la gente como hace la extrema derecha y la derecha extrema o vendiendo resignación e inacción con la excusa de lo políticamente posible como hasta ahora han venido ofreciendo desde el PSPV. Nosotras sabemos que hay otra vía, la vía que muchas y muchos de ustedes también conocen y que consiste en enfrentar los retos de cara y con valentía. El reto por el clima y el reto por dar soluciones con justicia necesita de propuestas valientes: una Agencia de la Energía valenciana que nos permita comercializar energía limpia, fomentar la creación de cooperativas energéticas, transitar a un modelo productivo eco-sostenible y soberano, una empresa pública de energía, medidas de ahorro de agua, disminuir el transporte privado en favor del transporte colectivo, reducir emisiones, etc.
El poder, señoras y señores, no reside tanto en esos poderosos de los consejos de administración de las eléctricas sino en ustedes, sobre todo si ustedes lo usan, si toman decisiones, si toman partido en favor de la democracia, de la ampliación de los derechos y del cuidado de la Tierra. El futuro, y con esto me dirijo especialmente a la gente joven, reside en que aprovechemos todas las oportunidades para hacer de este mundo un lugar mejor, todos los días y en todos los lugares y por supuesto también el día de las elecciones, no solo para que no gane la ultraderecha como en Italia sino para ganar nuestro futuro como comunidad y ciudad.