Un año más, los presupuestos del Consell no recortan ni un euro en gasto político innecesario
Un año más estamos frente al desastre de ver como nuestro dinero, el dinero que tanto le cuesta ganar a las familias valencianas, es dilapidado por el gobierno del Botánico.
Los valencianos somos cada vez más pobres. El acceso a bienes y servicios es cada vez más complicado, y nada nos asegura que el futuro próximo vaya a ser más halagüeño si no cambian las políticas que se llevan a cabo, y desde luego eso no sucederá con este gobierno.
Un año más estamos frente a unos presupuestos que no contemplan ni un euro de reducción de gasto político innecesario. Unos presupuestos pensados para mantener el estado de bienestar de los políticos en vez del estado del bienestar de los ciudadanos. Y la demostración es muy sencilla, ni un euro de recorte en subvenciones a los partidos políticos, ni a los sindicatos, ni a las asociaciones patronales como propone VOX, al tiempo que suben el sueldo al gobierno y altos cargos y aumentan el Sector Público Instrumental para seguir colocando a más amigos y conocidos para que vivan del dinero de todos los valencianos.
Un año más estamos frente a unos presupuestos que se elaboran al revés. Cualquier familia sabe que, para que una casa funcione, primero hay que conocer de forma real cuáles serán los ingresos, y después ver en qué y cuánto se puede gastar. Pues bien, el gobierno valenciano funciona al revés. Primero cada conseller decide y pide su parte del pastel y luego cocinan el pastel del tamaño que les interesa. Adaptan los ingresos a los gastos y no al revés que es como debería ser.
Un año más estos presupuestos son una herramienta ideológica en manos del Botánico para llevar adelante su proyecto de ingeniería social. Unos presupuestos con cuatro ejes claros, la religión climática que nos aboca a la pobreza energética, la ideología de género que nos lleva a la guerra de sexos, el multiculturalismo que nos hace perder nuestras raíces y el pancatalanismo que pretende destruir a España como nación y hacer de nuestra región un apéndice de los inexistentes países catalanes. Unos ejes que ignoran la realidad, los verdaderos problemas de los valencianos.
Nuestra región necesita unos presupuestos que ayuden a las familias y a las empresas. No puede ser que la Generalidad Valenciana esté recaudando más que nunca y que la anunciada rebaja de impuestos sea una burla a los valencianos. No puede ser que paguemos la campaña electoral de Puig aumentando en millones de euros las subvenciones a medios de comunicación. No puede ser que mientras las listas de espera sanitarias crecen y crecen y la atención primaria está hecha unos zorros, la “Conselleria” de Presidencia aumente su presupuesto dos puntos más que la de sanidad, esas son las políticas del Botánico.
En resumen, son unos presupuestos irresponsables alejados de la realidad, hechos por irresponsables que cada vez gastan más y peor. Ya está bien de que los valencianos tengamos que pagar la fiesta a los políticos.