La lucha permanente por el empleo
Uno de los talones de Aquiles de la sociedad actual, convertido en lacra social, es el desempleo que afecta a miles de personas con su secuela en el estado de bienestar. El paro, desde hace muchos años atrás, se ha convertido en un problema estructural repercutido en nuestra Comunitat por otros inconvenientes como son la propia dimensión de nuestro tejido empresarial —nutrido mayoritariamente por pequeñas y medianas empresas— menos resistente a las crisis de cualquier índole que pueda afectar a nuestra economía. Si ayer fue la quiebra financiera de Lehman Brothers; en el intermedio la pandemia, y ahora es la crisis energética como consecuencia de la guerra de Putin.
Sabedores de estas circunstancias, el Consell del Botànic, desde su llegada a la Generalitat en julio de 2015, ha tenido en su punto de mira las políticas activas de empleo, para las que se han destinado tanto fondos de la Unión Europea como propios, con el fin de mejorar los indicadores de paro registrados en aquel momento en el que la situación del empleo era dramática: había más de 560.000 personas paradas, la tasa de paro de las personas jóvenes superaba el 50% (rebajada a menos de la mitad en la actualidad) y 256.000 parados llevaban más de dos años sin trabajar (datos EPA del 2º trimestre de 2015).
Políticas que de manera notable y ascendente en sus objetivos venían dando resultados positivos de manera anual, hasta finales del año 2019, descendiendo las cifras de paro y aumentando las cifras de afiliaciones a la Seguridad Social, paralelamente a dos factores fundamentales para nuestra economía: el aumento de las exportaciones en más de un 30%, así como el récord registrado en cuanto a visitantes a nuestra Comunitat, 10,5 millones en 2019 frente a los 6,5 millones de 2015 producto también de las políticas de ayudas e impulsos a sectores económicos e industriales del Consell diseñadas desde la transversalidad para la creación de nuevos nichos de empleo.
Esta dinámica de robustecer la economía valenciana fue rota por la inesperada irrupción de la pandemia, a principios del año 2020, con la consiguiente caída en picado de todos los sectores productivos y las pertinentes medidas de protección a empresas y a los trabajadores con el escudo social desplegado tanto por el Gobierno central como por la Generalitat. El Consell fue el primer gobierno autonómico en destinar ayudas a empresas y autónomos, con el Plan Resistir, así como a las trabajadoras y trabajadores con menos rentas en situación de ERTE.
Estas medidas dieron sus frutos, como se ha demostrado con el camino hacia la normalidad, porque al impedirse la destrucción de puestos de trabajo las empresas se han encontrado con la recuperación de manera más vigorosa siendo capaces, además, de generar mayores ingresos y nuevas ofertas de empleo.
El presente año, dispuesto a cerrarse en pocos días, tras ciertas incertidumbres en 2021 y a pesar de la crisis desatada por la invasión de Ucrania por Rusia, nos deja cifras esperanzadoras en la lucha contra el desempleo, cuya situación ocupa y preocupa al president Ximo Puig desde su primer momento al frente del Consell. La Comunitat Valenciana ha liderado en noviembre la bajada del paro en España: 15.330 desempleados menos; tenemos 50.431 parados menos que en noviembre de hace un año; el total de desempleados es de 339.295, lo que significa que hay 221.000 personas más trabajando que en 2015. Y estas cifras, sin duda, van a ser mejoradas de manera inmediata por las contrataciones en la campaña de Navidad 2022. Otras cifras récords son los cotizantes a la Seguridad Social o el aumento de los contratos indefinidos en más de un 145%.
Pero ni desde el Consell ni desde el PSPV-PSOE nos vamos a conformar por la mejora de la situación del mercado de trabajo, el compromiso del president de la Generalitat, del Partido Socialista, es la lucha permanente contra el indeseado paro laboral. No vamos a cejar.
Como hay que dejar claro y agradecer que junto a la piedra que pone el Consell se han puesto otras para hacer pared: el diálogo con las organizaciones empresariales y sindicatos de clase, fundamental. La colaboración entre LABORA y la sociedad civil, o con el propio municipalismo, a través de la FVMP, otra piedra angular para reducir el paro. Por eso, y como muestra un botón, para esa continuidad en políticas activas de empleo, Labora verá incrementado su presupuesto, para el año 2023, un 12,78%, 26,5 M€ más que el ejercicio anterior para alcanzar los 234,3 M€.
Como no nos olvidamos ni olvidaremos los miles de puestos de trabajo que van a ser ocupados en los próximos años por alumnos de las FPs; o las nuevas oportunidades laborales que ofrecen las TIC; o la recuperación de jóvenes valores valencianos que por las indecentes políticas laborales y de juventud de otros fueron obligados a marcharse de la Comunitat Valenciana. Seguiremos.