Decentes. De Centro
Ya estamos en periodo pre-electoral, a un paso de entrar en Campaña. Cuando lo lógico sería estar hablando de los programas electorales, de hacer balance de lo prometido en la anterior campaña y de lo cumplido, lo cierto es que se está hablando de Valores. Sí, esa palabra que parece haberse quedado en el olvido por el paso del tiempo de la democracia. Valores que parecen haberse perdido por un sistema bipartidista que hemos sufrido a lo largo de la democracia y que últimamente se ha visto amenazado por la aparición de nuevos partidos.
Esta última legislatura ha sido de las más convulsas de los últimos años y creo que ha sido por la pérdida de un valor fundamental como es la DECENCIA. Sí, la decencia en mayúsculas. El valor que nos habla de la honradez y la rectitud que impide cometer actos delictivos, ilícitos o moralmente reprobables.
En el caso particular de El Campello, esa decencia la desconoce el Partido Popular por completo y sólo bastan dos ejemplos para que lo entiendan. El primero, es que se vuelve a presentar como alcaldable el actual alcalde imputado por presunta prevaricación continuada en el tiempo, al prolongar unos servicios sin contrato o con contratos menores continuados. ¿Qué decencia existe en volver a presentar a un candidato como alcaldable cuando sabe que en apenas 8 o 9 meses puede quedar inhabilitado durante 13 años para ejercer como cargo público? No sería una estafa a los votantes de ese partido? ¿No tienen otra persona que lo pueda sustituir?
El segundo ejemplo, es que en la candidatura del Partido Popular llevan a una concejala tránsfuga. Sí, tránsfuga porque a día de hoy tiene el acta de concejal conseguida por Ciudadanos y se presenta a los próximas elecciones con el Partido Popular. No ha tenido la mínima decencia de dejar el acta para presentarse “limpia” y lo que prefiere es seguir en el sillón cobrando y deslegitimando lo que los vecinos decidieron en las urnas.
Esa decencia también la ha perdido el principal partido de la izquierda, el PSPV, porque no ha sido capaz en toda la legislatura de asumir las responsabilidades de ser el partido más votado de la oposición y encabezando la debida crítica a la ineficiente gestión realizada por el Partido Popular.
Por eso, Ciudadanos somos igual de necesarios que cuando nacimos en el año 2005, un partido de Centro, capaz de llegar a acuerdos, consensos, diálogo, diciendo las cosas claras. Somos una garantía frente a los extremismos. Si se quiere lograr un cambio en el actual sistema bipartidista hay dos opciones, uno irse a los extremos con sus políticas frentistas y populistas y la otra un partido de centro capaz de aglutinar lo mejor de los dos modelos, por un lado el progreso y crecimiento económico que sea capaz llevar a cabo políticas sociales para atender a las personas que puedan necesitarlo.
Todo ello sobre la base de la decencia, anteponiendo los intereses generales, a los intereses propios, incluso siendo críticos dentro del equipo de gobierno aunque eso supusiera la expulsión del mismo, como así ocurrió hace ahora casi un año. El tiempo ha demostrado que esa expulsión no ha mejorado la gestión municipal, más bien al contrario, se ha agravado la situación de caos administrativo y desgobierno, por mucho que el PP se empeñe en decir que la culpa de su ineficacia es nuestra.
Un PP que su único objetivo ha sido intentar fagocitar a Ciudadanos con cualquier tipo de medida, incluso con alguna de ética cuestionable, con el fin de conseguir una mayoría absoluta como único medio para poder desarrollar sus políticas, algo que sólo acredita el concepto de democracia de este partido... el de imponer su criterio por encima del de los demás. Pero esto tiene arreglo.... y está en tus manos.
