Sin el comercio del centro histórico, Valencia perderá identidad
El centro es el punto neurálgico de toda ciudad. Es el punto de origen desde el que toda urbe crece y se expande. El que conserva a lo largo de los siglos los vestigios y la memoria de cuanto hemos sido. Y Valencia es todavía un fiel reflejo de todo ello.
Y digo bien todavía porque en los últimos años está acusando la falta de estrategia y planificación del Ayuntamiento que encabeza Ribó, sobre todo en materia de movilidad, que están provocando un declive progresivo del centro de nuestra ciudad con el comercio como primera víctima. Y ello es un grave error que pagaremos caro.
Olvida este equipo de gobierno local que el comercio crea empleo y genera riqueza, que es el latido principal del centro de Valencia y que si ahora tiende a desaparecer corremos el riesgo de que se vaya despoblando y el corazón de la ciudad termine siendo un espacio fantasma solo para turistas.
He tenido la oportunidad de reunirme con la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico, quienes están dando la voz de alarma de la situación y quienes están pidiendo a los políticos medidas para evitarlo. Comparto su preocupación y creo que se impone un impone un impulso al comercio que reactive a su vez la vida en el centro de Valencia. Y si, como bien me han señalado, la errática política de movilidad está siendo la primera causa de ese declive, las primeras medidas tienen que dirigirse a facilitar el transporte de los potenciales consumidores. Para lo que propongo dos horas gratis de parking para quienes consuman en los comercios del centro histórico.
Es una medida que lleva años aplicándose con éxito en los grandes centros comerciales de los barrios periféricos como reclamo para atraer clientes. Porque la clave está en dar facilidades al comprador, no en ponerle nuevas dificultades.
También en cuanto a movilidad, hay que solucionar el desaguisado de las zonas de carga y descarga. Frente al sinsentido de ahora, planteo la puesta en marcha de zonas polivalentes que sirvan para ampliar las zonas de carga y descarga durante unas horas al día y el resto como plataformas temporales para la recogida de residuos.
En segundo lugar, Ribó debería hacer frente de una vez por todas a la inseguridad creciente que lleva registrando los últimos años en el centro histórico. Mes tras mes nos niegan la mayor a pesar de los datos que publica cada trimestre el Ministerio de Interior. Pero la evidencia no está solo en esos datos. Está también en el testimonio de los propios comerciantes y de la asociación que los representa, que constatan el progresivo aumento de robos y hurtos en sus negocios.
Ante eso, exigimos conocer cuántos nuevos policías de barrio se van a incorporar de verdad para la vigilancia del centro, la instalación de cámaras de seguridad –una de las primeras reivindicaciones de los comerciantes- en los lugares de mayor concurrencia y el establecimiento de puntos SOS en determinadas manzanas que permitan avisar de inmediato ante cualquier robo o emergencia de seguridad.
El centro comercial de Valencia no es solo el mayor centro comercial público al aire libre, es también el alma de la ciudad. Si no lo protegemos y cuidamos, el corazón de Valencia irá languideciendo poco a poco y terminaremos perdiendo una gran parte de nuestra identidad.