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Por Vicent Albaro
Camins de l´Alcora - RSS

Caracoles en Fitur

    Los caminos de l’Alcora nos llevan hasta Madrid porque allí se ha celebrado la feria del turismo, la archiconocida Fitur. Cada pueblo vende sus bondades para acaparar turistas que mitiguen los estragos de la maldita crisis, una oportunidad de reinventarse. Mi pueblo ha ofrecido caracoles y platito cerámico con la Ruta del Caracol, ya teníamos plaza del Caracol, revuelta del caracol y ahora ruta del caracol, con un par. Pero los premios al sello de calidad SICTED, se los han llevado: Castellón, Oropesa, Segorbe y Villafamés-les Useres con la ruta del vino. Este galardón ya lo poseían con anterioridad: Morella, Peñíscola, Benicarló y Benicassim. Por lo visto queda claro que al jurado no le han parecido meritorios ni los caracoles, ni el platito cerámico. Al parecer no podemos competir en turismo, con poblaciones más agraciadas por la naturaleza, mejor conservadas en lo urbanístico, dotadas de servicios, y que en lo culinario llevan años promocionándose con acierto. Esta es la realidad, punto.

    Y como buen recreador voy a hacer ficción. Preámbulo. Este pueblo perdido geográficamente entre el mar y la montaña, uno más de la comarca aunque nos duela, levantó vuelo y alcanzó reputada fama, porque su señor feudal descendiente de los Urrea un tal Buenaventura, le dio por invertir dineros y quebrantos creando una instalación fabril para hacer loza. Con el tiempo esa loza vino a ser la joya de la corona, muy a pesar de su majestad real Don Carlos III y su Buen Retiro; convirtiéndose en un tesoro coleccionable, amado, hipervalorado y buscado por expertos y coleccionistas dándole fama, ya no internacional, sino universal. La Cerámica de Alcora.

    Comienza la ficción. Fitur 2020, una amplia sala del salón expone una imponente colección de mancerinas, cornucopias, salvillas, vajillas, aguamaniles, platos, esculturas y azulejería mural realizadas con tal bella factura y pulcritud, que hasta el mismísimo descendiente de Carlos III, el rey Felipe VI y la reina Leticia, se quedan boquiabiertos ante tanto arte. Ante ellos una larga fila de artesanos ataviados al estilo dieciochesco, confeccionan para el público, unas muestras del proceso creativo de aquellas virguerías. Grandes paneles enseñan un grandioso edificio reconstruido hace poco. Es un casalicio monumental de dos alturas con grandes ventanales y patio central, que ha recuperado el esplendor de su noble origen: La Real Fábrica. Allí se muestra la realidad del trabajo en todas sus fases creativas, arcillas, moldeado, escultura, retoque, barnizado, decoración, cocción y exposición. En una mancerina se sirven caracoles blancos al estilo la tía Mananta, el caracol en el platito y la cáscara a la jícara. Uno siempre dando ideas para que se las apropien otros.

    En otras imágenes aparece una estampa de los arrieros transportando arcilla de las minas, leña para los hornos artesanales que son la joya de la corona, fotografiados por los turistas que hacen cola ante tan magna obra, es como traspasar la barrera del tiempo y adentrarse en el siglo de las luces. Hasta las recuas arrieras de trajinantes entran y salen, cargados los serones en frenética actividad. Y es que la reconstrucción de este edificio tan señero para el orbe, ha supuesto la puesta en valor del principal sello identitario de la población. En las elecciones municipales del 2015, se logró un consenso inédito entre los munícipes que logró aparcar sus diferencias partidistas y ambiciones privadas, remando todos juntos. Con el ejemplo de este espíritu de cooperación y olvidando las luchas cainitas, lograron de las más altas instancias gubernamentales el soporte necesario para levantar la Fábrica Gran.

    Ese mismo gobierno convocó a personas cualificadas y estudiosas en la materia que trabajaron desinteresadamente, fascinados por el proyecto, aportando lo necesario en pro de la obra común. Incluso financiación privada altruista. Los desperdigados artistas de toda condición: dibujantes, pintores, ceramistas, escultores, etc. dejaron atrás su mundillo de miniaturas y derivados, para formar causa común y reforzar con su aportación, el grandioso proyecto. Dejaron de ser cabeza de ratón para convertirse en cola de león. Tal era el espectáculo que proyectaba esta instalación, calcada a la original del siglo XVIII, que multitud de turoperadores se interesaron por visitarla, por traspasar la puerta del tiempo y vivir in situ, en vivo y en directo, la confección de aquellas obras sublimes que fascinaron al mundo. El ambiente en la fábrica era embriagador, olor de maleza combustible a plantas medicinales, el aroma del barro tierno en los tornos, el flamear de las bocas de los hornos, las cuadras de los mulos, la sutileza de las pinturas, preparación de colores, los bocetos, operarios, oficiales, maestros…hasta por una pequeña rendija, casi como ver algo sagrado, podías ver la cámara del Conde de Aranda con su escribanía, biblioteca y gabinete lleno de legajos.

    No existe oficina de turismo provincial, regional, nacional e internacional, que no tenga folletos y reservas para una visita obligada a este santuario del arte, recuperado por la voluntad de todo un pueblo. Hasta el aeropuerto de Castellón, ese del choteo y cachondeo general, ha incrementado turistas norteamericanos de alto poder adquisitivo, por una continua exposición que la National Hispanic Society, ha promocionado en la ciudad de los rascacielos…Ni que decir tiene que todo esto ha revolucionado la población. Alrededor de la Real Fábrica, han surgido todo tipo de comercios, restaurantes, hoteles. Hasta un balneario con barros salutíferos de las balsas del lodo cerámico, mezclado con agua del Mas de Marco. Y muchas más cosas que necesitan más espacio para narrar.

    Y por supuesto, ni que decir tiene, que en este año 2020 en Madrid, en la feria de turismo de Fitur, el premio SICTED, se lo ha llevado l’Alcora pero de calle, vamos. Allí estaban eufóricos los munícipes locales, diputados y senadores por Castellón, elogiando este prodigioso evento. Aunque los que más flotaban eran Eladio Grangel y Tere Artero, por supuesto. Otros pueblos han tomado esta poderosa iniciativa, y han imitado la experiencia en sus valores particulares y concretos, cuyos nombres obviaré. Solo diré que copiaron la fórmula mágica de remar en la misma dirección, todos a una, sin zancadillas ni intereses bastardos. Se acabó.

    ¿¿¿…??? Hay, que me he despertado y no sé en qué hora ando. Pero bueno, pero por si acaso fuera la hora del vermut: : ¡ Lolitaaaa…una de papes, una de caragols i un tersio!

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