La Solidaridad (1ª parte). Pobreza Cero

Desde hace unos años a mediados de octubre se organiza la semana contra la pobreza. Una serie de actos más o menos reivindicativos nos recuerdan la necesidad de nuestra implicación para conseguir erradicar la pobreza del planeta. La cosa sinceramente parece como poco inabarcable, pero el reto no es ni mucho inviable por mucho que los cenizos de siempre se empeñen año tras año, día tras día, en decir que siempre ha habido pobreza y siempre la habrá.

Aún así de la Cooperación Internacional, por desgracia, nos acordamos siempre que hay alguna catástrofe, un tsunami, un terremoto o una epidemia de una enfermedad casi incurable.

Lo cierto, es que la crisis que sufrimos en Europa nos ha atenazado, y nuestra Solidaridad se ha frenado de forma importante, los presupuestos del Gobierno Central y autonómico están casi al nivel de la anécdota y las políticas que, otrora fueron mejorándose y desarrollándose con buenos resultados, al menos en el Gobierno de España, ahora se han quedado a niveles de los años 90.

Debemos recuperar el pulso de los presupuestos, estos deben crecer y deben ser mejores, aumentar la cantidad y la calidad de las ayudas. Pero todo esto parece bastante difícil cuando sabemos que la Generalitat Valenciana no ha pagado todavía las ayudas de los proyectos de Cooperación Internacional correspondientes al año 2013.

El sector de las ONGD debiera ser más contestatario, con las ayudas de 2013 impagadas Alberto Fabra anunció, sin despeinarse, que el dinero retornado por el caso Blasco se integraría dentro del presupuesto de Cooperación Internacional, esperemos que se sume a la exigua cantidad existente y no sustituya la una por la otra.

Pero no solo los euros son necesarios para la viabilidad de la Cooperación Internacional en la Comunitat Valenciana, las políticas que se realizan desde la Generalitat ponen en cuestión a todo el sector, la ley valenciana de cooperación debe ser revisada en profundidad, ya nació antigua. Además, por mucho que en su articulado diga que debe destinarse el 0,7% de los presupuestos de la Generalitat para Cooperación Internacional, de nada sirve si no existe capacidad coercitiva para conseguir el cumplimiento de la ley, y no existe y no existirá esa capacidad porque la Generalitat en puridad no tienen competencias para la acción en el exterior, esa es una competencia exclusiva del Estado.

Los planes directores deben de sistematizar la ayuda, tienen que ser una herramienta útil para aumentar la eficacia de la ayuda y deben nacer fruto del diálogo y el consenso dentro del seno del Consejo Valenciano de Cooperación.

El Consejo Valenciano de Cooperación debe someterse a una revisión en profundidad su reglamento debe ser reformado en su totalidad y los componentes deben de tener un mayor equilibrio entre los miembros de la administración y aquellos que no forman parte de la Generalitat.

Seguiré en próximos artículos dando detalles de cuáles, bajo mi punto de vista, deben de ser los elementos fundamentales para reconstruir la política solidaria de la Generalitat, porque, como ya dije hace ya casi un lustro, ésta había caído en un Pozo.