De la Repugnante Oposición
Era una operación urgente porque ya no podía repetir como diputado en el partido de Anguita, que limitaba a dos legislaturas su continuidad, y la factoría Rubalcaba les organizó una salida “decorosa” con partido instrumental incluído.
En aquellas fechas se realizó para funcionarios y diputados un curso de lengua de signos, organizado por Federación de Sordos de la Comunidad Valenciana, que me ha permitido en alguna época signar con cierta solvencia.
Entonces Colomer, como hoy, estaba enfrascado en batallas políticas internas y quizá nunca supo que en los despachos contiguos se realzaban tareas de aproximación a las personas con diversidad funcional, porque nunca vino por allí.
Fortuitamente fue en un viaje que organicé para personas sordas a Bruselas cuando inicié relación con la que hoy es mi mujer, y junto a la economía, el de la discapacidad, ha sido siempre mi lugar de desarrollo político, no en vano fui ponente nacional de la ley de autonomía personal, de la de lengua de signos y de otras dirigidas a este esforzado colectivo.
Mi vinculación con el mundo de las personas con discapacidad ha sido siempre muy estrecho, y conservo entre ellos buenos amigos, en el Cermi, en Fesord, etc. por eso me ha dolido el último montaje de Colomer tras el pleno de la Diputación.
En ese pleno critiqué que los socialistas hagan un uso sectario, y adulteren las justas reivindicaciones de las personas con discapacidad, “…no sólo tienen derecho es que tienen razón todas las personas con discapacidad, sus familias y quienes les ayudan, tienen razón a pedirnos todo lo que ellos estimen conveniente, tienen razón. Pero allí había senadores, había cargos electos, había mucha gente del PSOE que había tomado medidas idénticas a las nuestras de reducción de gasto. Son aquellos que hacen de la protesta un ejercicio de pura militancia política contra el PP, no a favor de personas con discapacidad”, eso es exactamente lo que dije en el pleno, en el que además, tal y como ellos mismos coloquialmente utilizan usé en dos ocasiones la palabra “carrito”, y si alguien entiende, tras la campaña socialista, esta palabra como inapropiada le pido disculpas, pero la he aprendido del propio sector.
Es una pena que el socialismo provincial se esfuerce en hacer fuera lo que ha logrado dentro, que es fraccionar y dividir. A ello, a la pancarta, la pegatina, la manifestación y las campañas de acoso al PP dedican su tiempo en exclusiva. Lo dicho, una pena.