Ya están en la calle
Así manifestantes de izquierda han roto ya, a los dos meses de gobernar Rajoy, los cristales de la sede nacional del Partido Popular, ya tienen su primer trofeo.
La justificación inicial, el corte de luz en un instituto valenciano, resultó ser falsa, al igual que la condición de estudiantes buena parte de los detenidos.
Aquella parte de la izquierda a la que no le gusta la alternancia tenía urgencia por salir a la calle tras ocho años de descanso, lo llamativo es que dentro de ella esté parte del gobierno saliente y autor de nuestra dramática situación.
En educación, el gobierno de Alberto Fabra, cuyo domicilio familiar fue indecentemente asediado por la izquierda plural, no se le ha recortado ni un céntimo y seguimos liderando la inversión nacional en este ámbito.
El único ajuste realizado en el área educativa, a la que la Generalitat dedica once millones y medio de euros al día, ha sido el de los complementos salariales de los profesores, pero estoy seguro de que ellos no están utilizando, ni intoxicando a sus alumnos con falsedades. Al menos los buenos maestros y profesores no lo van hacer, y son mayoría.
La educación ha sido la escusa, pero encontrarán muchas otras para salir a la calle, antes incluso de los 100 días de gracia que suelen otorgarse a los nuevos gobiernos.
Existía ansia de huelga, algunos desde que asediaron ilegalmente las sedes populares en la jornada de reflexión del domingo 14 de marzo de 2004, ya no se habían podido manifestar contra la malvada derecha y claro no se podían contener.
Una pena que los motivos para atacar a Rajoy sean menos de los esperados porque ha bajado el sueldo a los banqueros en un 70%, ha subido los impuestos a las rentas más altas, ha eliminado blindajes en contratos públicos y va a reducir los desahucios -50.000 en el último año socialista- a familias sin recursos, pero irán apareciendo, o como el del luminoso apagón del instituto se los irán inventando.
De momento con el de la reforma laboral tienen para unas semanas, a la izquierda le molesta que se mejore el peor sistema laboral de la Unión Europea, quieren que todo sea igual, que el paro sea perpetuo. Por ello más importante que la opinión de los que desde el resentimiento se manifiestan es la de quienes como Obama, Merckel, la Comisión Europea, o el Fondo Monetario Internacional ensalzan las reformas que el ejecutivo de Rajoy está poniendo en marcha.