La odisea de regresar a España en pleno estado de alarma escenifica la falta de control sanitario
Hablamos con una de las personas que han sido repatriadas por Exteriores tras quedar atrapados en Perú por el estado de alarma
Miles de españoles se encontraban en el extranjero cuando Pedro Sánchez decretó el estado de alarma en nuestro país. La limitación de la movilidad de los ciudadanos y el cierre de fronteras aéreas, hizo casi imposible el regreso de todos aquellos que fuera por la cuestión que fuera se encontraban en ese momento lejos de España.
Conscientes de la situación, el Ministerio de Exteriores se ha visto obligado a fletar varios aviones con los que repatriar a todos aquellos que manifestaron su deseo de volver a su lugar de residencia. Es el caso de un vecino de Burriana (Castellón), quien vivió en primera persona lo que se convirtió en una odisea para poder regresar a su casa tras un par de semanas en Perú.
“Cuando nos fuimos el COVID-19 todavía no estaba aquí en su máximo apogeo, pero mientras estábamos allí se decretó el estado de alarma tanto en España como en Perú” cuenta a elperiodic.com, a quien confiesa lo complicado que se le hizo tanto a él como a su pareja poder contactar con la embajada y recibir una respuesta para todas sus dudas.
La primera de las sorpresas llegó nada más aterrizar en Lima, allí ya se hizo patente la principal diferencia en el plan de contención del virus entre ambos países: “Al llegar, había más gente de lo normal par pasar el control y una vez pasamos el control de pasaportes nos tomaron la temperatura a todos los extranjeros”. Algo que a su salida de España no ocurrió, tampoco en Francia donde hicieron escala.
La siguiente llegó poco días después, cuando el presidente del Perú ordenó el cierre de fronteras. En ese momento, la pareja se encontraba en Quito alejados del principal aeropuerto del país. Junto a ellos, cientos de turistas españoles, italianos e ingleses. Todos ellos vivieron unos días de gran incertidumbre al no saber cómo actuar ni recibir ordenes directas desde sus respectivas embajadas. “No teníamos como regresar” narra el vecino de la localidad castellonense.
“Nos pusimos en contacto con la embajada, pero nos costó mucho recibir una respuesta. Solo nos tomaron los datos y nos dijeron que permaneciésemos a la espera” explica a este digital. Una situación que se alargó en el tiempo más días de lo previsto hasta que tras presionar a la embajada lograron poder regresar a la capital.
A su llegada a Lima todo fue mucho más rápido, pero el descontrol continúo estando muy presente. Sin comida ni bebida durante largas horas y teniendo que hacerse cargo de la factura del alojamiento. Antes de partir de regreso a España, nuevas pruebas. Por suerte nadie presentó síntomas, sino la espera se hubiese hecho mucho más larga. Y por fin Madrid.
Una vez en la capital española, este valenciano continuaba sin salir de su asombro: “Al llegar a Madrid me esperaba que nos pusieran en cuarentena, pero nada. Al llegar al aeropuerto había muy poco control, llegamos y cada uno a su casa” nos explica asombrado y temeroso pues, como todos sabemos, el coronavirus se propaga con gran facilidad y los aeropuertos son grandes focos de contagio.
Pese a todas estas complicaciones que convirtieron lo que tenía que ser un tranquilo viaje en una odisea marcada por la incertidumbre, tanto él como su pareja aseguran estar tranquilos pues por suerte no presentan ningún síntoma compatible con el COVID-19.