Medidas de prevención para la vuelta de “bous al carrer”
El sector de la tauromaquia, afectado económicamente por la pandemia del COVID-19, trabaja en normativas para la realización de los festejos
La actual crisis sanitaria provocada por la pandemia del COVID-19 ha afectado a múltiples sectores sociales, culturales y económicos en España. De este efecto no se ha podido librar el mundo taurino, quien también está sufriendo las consecuencias.
La fiesta del “bou al carrer” es una tradición en las tres provincias de la Comunitat Valenciana y aporta considerables beneficios económicos generando trabajos, impuestos, consumo e ingresos, siendo una notable aportación al Producto Interior Bruto (PIB).
Dada la situación actual, los festejos taurinos tuvieron que ser cancelados en los meses de marzo, abril, mayo y junio en todas sus modalidades: toro de cuerda, toro embolado, exhibición de vacas, concurso de recortes y toro cerril. Esta parada del sector ha supuesto la no exhibición de más de 4.420 reses autóctonas y de 182 toros cerriles.
El impacto económico de esta festividad cuantifica alrededor de 300 millones los ingresos que suponen para la región durante un año, además de la creación de más de 3.000 empleos, según garantiza un informe sobre el Impacto económico del bou al carrer en la Comunidad Valenciana. Cifra que no se ha podido cumplir ya que el sector ha quedado paralizado y “sin ayudas”.
Ante esta situación y tras pasar el estado de alarma, El Consell, aprobó el pasado sábado 18, una resolución que regula las medidas preventivas de esta festividad, permitiendo así la vuelta de estos eventos con la adaptación de las pautas sanitarias correspondientes.
Entre estas condiciones, se encuentra la prohibición de la celebración en la vía pública. Estos se desarrollarán en plazas cerradas con un aforo limitado en el que la mascarilla será obligatoria para el público, pero también para los rodaors, quienes tendrán que llevar algún distintivo que los diferencie del resto de presentes. Las instalaciones deberán desinfectarse antes y después de su uso y se ocupará uno de cada dos asientos disponibles para mantener la distancia de seguridad. Esta normativa se endurece con la exigencia de informes que hagan referencia a los aforos y a las declaraciones responsables.
“El objetivo de estas medidas es complementar la regulación del procedimiento de autorización y la celebración de los festejos taurinos tradicionales (bous al carrer) que se celebren en la Comunitat Valenciana hasta el 31 de diciembre de 2020, siempre y cuando las condiciones sanitarias sigan exigiendo la adopción de medidas especiales justificadas por la crisis provocada por la Covid-19", como indica el Diari Oficial de la Generalitat (DOGV).
La Federació de Penyes Bous al Carrer de la Comunitat Valenciana, que está trabajando en un informe de evaluación sobre el impacto negativo que la pandemia ha provocado y provoca en su sector, emitió ayer un comunicado en el que valoran de manera positiva el retorno de esta fiesta pese a que no se pronunciaron sobre las nuevas restricciones implantadas.
El Consell pasa a los ayuntamientos la decisión de facilitar los “bous” este año
Que esta regulación esté aprobada por la Conselleria de Sanidad no garantiza la realización de estos festejos. Los ayuntamientos tienen que decidir si acogen o no este tipo de eventos en sus municipios.
Por el momento, el alcalde de Vila-real, José Benlloch, confirmó ayer que el ayuntamiento está estudiando el alquiler de una plaza portátil para las fiestas de septiembre. En cambio, Burriana, insiste en que debe primar la precaución y estudian si este evento con las medidas oportunas es “viable”.
La localidad donde más fiestas populares se organizan a lo largo del año, con alrededor de un centenar de bous al carrer previstos para este año y con más de veinte comisiones, la Vall d´ Uixó, parece dar por perdida la temporada.
En los próximos días se conocerá el impacto de estas nuevas medidas en el sector taurino y se conocerán que municipios están dispuestos a facilitar esta organización que afecta de manera grave a ganaderos, cebadores, peñas, transportistas y servicios sanitarios, entre otras personas dedicadas a la tauromaquia.
