Las mascarillas pueden aliviar las alergias en esta primavera
Las restricciones de movilidad establecidas durante la pandemia mejoran la calidad del aire y la reducción de enfermedades respiratorias
Comienza la primavera y con ella los pacientes con alergia al polen sufren su peor estación, aunque, según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), parece que este año marcado por la pandemia se pueden dar de forma más leve o moderada. El servicio de Alergología del Hospital Universitario del Vinalopó, del grupo sanitario Ribera, recuerda que existe una relación directa entre algunos factores climatológicos del otoño e invierno como es el caso de las lluvias, temperatura y humedad y los recuentos de pólenes de gramíneas durante la primavera.
La emisión de partículas contaminantes procedentes de las calefacciones y de los motores altera la estructura del polen haciendo que este genere proteínas de estrés como mecanismo de defensa y aumentando su capacidad de inducir una respuesta alérgica en personas susceptibles. “En consecuencia, se registra más casos de alergia en las ciudades a pesar de que la concentración de pólenes sea menor que en el campo”, explica la Dra. Mónica Antón, responsable del servicio.
Hace un año, al inicio de la pandemia y con motivo de las medidas de restricción de movilidad de vehículos y de actividad industrial durante el confinamiento, se observó una reducción en la presencia de los contaminantes, lo que contribuyó a mejorar la calidad del aire y la reducción de enfermedades respiratorias. “Este año, el uso generalizado de las mascarillas va a contribuir a disminuir los síntomas de rinitis y asma por el polen debido al efecto de pantalla sobre la nariz y boca. Esto va a provocar una reducción en el consumo de medicación, aunque insistimos en la necesidad de cumplir con los tratamientos recomendados”, añade la Dra. Antón.
Existen algunas medidas que mejoran la calidad de vida de los pacientes alérgicos, cuyos síntomas no aparecen únicamente a los meses de primavera como el uso de mascarillas homologadas, aplicaciones para conocer los niveles de polen o los purificadores de aire para interiores. “Aparte del uso de las mascarillas insistimos en la inmunoterapia o vacunación antialérgica que debe considerarse siempre como una herramienta terapéutica en el manejo de los pacientes alérgicos porque es el único tratamiento que puede modificar la evolución natural de la patología alérgica”.