Juan Broseta: “El motor más inmediato para salir de la crisis pasa por potenciar las infraestructuras como está haciendo Biden"
Entrevista con una figura más destacadas en la economía valenciana de las últimas décadas y todo un ejemplo de la cultura del esfuerzo
Juan Broseta es una figura más destacadas en la economía valenciana de las últimas décadas y todo un ejemplo de la cultura del esfuerzo: nacido en Benimaclet en una familia humilde, estudió Ingeniería en la Universitat Politécnica de València y, tras trabajar durante veinte años en una gran empresa ferroviaria como fue MACOSA, decidió crear su propio grupo empresarial relacionado con la ingeniería, el material ferroviario y el medio ambiente. Durante su trayectoria profesional ha lanzado grandes proyectos como el Parc Sagunt, la depuradora de Pinedo o la estación de alta velocidad de Zaragoza.
También ha denunciado durante muchos años el fraude en el Banco de Valencia que ha llevado a los tribunales a través de la Asociación de Pequeños Accionistas del Banco de Valencia que él mismo preside. Juan Broseta acaba de publicar el libro en el que cuenta cómo vivió los años más negros de la entidad bancaria hasta que fue vendida por un euro a CaixaBank.
Elperiodic.com ha entrevistado a esta ilustre figura para hablar de su trayectoria profesional, su forma de trabajar y sobre el futuro que se dibuja en la Comunitat tras la pandemia.
Muchas gracias por atendernos en esta entrevista. Me gustaría empezar hablando del libro que acaba de presentar, ‘El hundimiento del Banco de Valencia’ con la historia de su bancarrota ¿Qué relación tenía usted con el Banco de Valencia?
Yo era un pequeño accionista y empecé en el 2008 a ir a las Juntas Generales. Con el equipo de economistas que trabajaban en mi empresa nos pusimos a analizar los números del banco y vimos que era todo un despropósito. Empecé a impugnar las cuentas en cada junta y fui sumando gente hasta que al final creé la Asociación de Pequeños Accionistas. Somos alrededor de 600 personas, todos pequeños accionistas que hemos sido engañados.
Un engaño que acabó en los tribunales y cuyo litigio sigue a día de hoy…
Sí, yo presenté una querella contra todo el Consejo de Administración del Banco, querella que está ya en la Audiencia Nacional para empezar el juicio. La justicia española es muy garantista y ha habido algunos retrasos fruto de impugnaciones que han hecho unos y otros. Pero finalmente han fructificado ya que se abre juicio oral.
Supongo que tendrá la esperanza de resarcir el engaño con esta vía, ¿Qué le lleva entonces a publicar el libro?
Pues no saber cómo quedará la justicia y los pleitos. Mi abogado cree que podemos llegar a un resarcimiento económico de unos tres euros por acción. Pero yo, por si acaso y como valenciano que soy, he escrito mis vivencias comprobadas y quiénes son los personajes que hundieron el banco y cómo lo hicieron. Al final estamos hablando de un banco que se creó hace más de cien años por un grupo valenciano y que, por corrupción y codicia se lo cargaron.
¿Cuánto tiempo pasó desde que usted detectó esas irregularidades hasta que se hundió el banco?
Yo empecé a ir a las Juntas Generales en 2008 y el banco se hundió en el 2011.
¿Cree usted que si se le hubiera escuchado durante esos años se podría haber evitado la bancarrota?
Si se hubiese querido hacer caso por supuesto, pero ellos no querían perder poder. Ese fue un error porque pensaban que eso les valdría para continuar mandando en el banco pero llegó un momento en que la situación se hizo insostenible y el Banco de España decidió intervenir.
Durante esa lucha llegó a reunirse con partidos políticos para contarles lo que usted estaba viendo. ¿Podría haber hecho algo el Consell?
Si hubiese habido un acuerdo entre la patronal valenciana y los políticos para pedir el libro de ventas e intentar que el banco se quedara en Valencia, si hubiera habido una acción conjunta sí se habría podido quedar a pesar de todo. A la Caixa le salió esto gratis y le dieron muchísimos millones por hacerse cargo del Banco de Valencia. Yo creo que faltó esa unión entre fuerzas políticas y económicas.
Al margen de su papel en el Banco de Valencia y de su reciente publicación, haciendo repaso de su trayectoria ha llevado a cabo grandes proyectos como la depuradora de Pinedo, Parc Sagunt o la estación A.V.E. de Zaragoza, entre muchos otros. Si tuviera que destacar alguno de ellos, ¿con cuál se quedaría?
Para un tío de Benimaclet que ha estudiado una carrera de ingeniero y que acaba haciendo la estación de alta velocidad de Zaragoza, ganadora del Premio Brunel de diseño ferroviario de una estación, es algo muy especial. El diseño de la estación me lo dieron a mí por concurso público frente a grandes como Bofill, Calatrava y demás con un grupos de arquitectos. Yo era el gerente de la UTE y estaba al frente del proyecto. Esto ha sido para mí un tema emblemático, bonito y desde luego difícil. Tuvimos que pasar una selección primero, de todos los quipos se quedaron doce, finalmente tres y tuvimos que hacer un examen oral ante el Ministerio, Renfe hasta que nos eligieron a nosotros. Y cuando fuimos a Dinamarca, donde el príncipe nos dio el premio Brunel, fue una compensación personal muy importante.
Hablando de la situación económica post covid, ¿Cómo cree que puede avanzarse en la recuperación de la Comunitat Valenciana?
Aquí hay que distinguir la esfera privada de la pública: a nivel privado, la Comunitat Valenciana es una tierra de grandes emprendedores que saldrán adelante con su esfuerzo personal; y a nivel público, tanto para el gobierno valenciano como el de la nación, yo les pondría el ejemplo de Biden. Una colaboradora me explicó lo que estaba pasando en EEUU con la potenciación de la economía: en este momento el motor inmediato más importante que puede, tanto estatal como regional está en las infraestructuras. Si se fija en la bolsa verá que los fondos que invertían en tecnología están cayendo pero los que invierten en infraestructura están creciendo. Los países sensatos practican una política keynesiana de invertir en infraestructuras porque tienen un efecto multiplicador inmediato sobre la mano de obra, paro y mueve la economía de una forma a medio y largo plazo.
Depuradoras, lineas de cercanías que reforzar, carreteras que no están bien mantenidas, pantanos cuyo mantenimiento se tiene abandonado… Todo esto que durante diez años lo han ido abandonando, este es el momento para coger los fondos europeos y crear y mantener infraestructuras. Eso da inmediatamente trabajo desde el peón al ingeniero y eso es lo que hace falta. Otro ejemplo, la depuración de agua, que se convierte casi en agua potable y va al mar sin contaminar. Toda la costa valenciana debería impulsar eso y terminar las pequeñas depuradoras que faltan.
Es usted una persona que se ha hecho a sí misma a base de trabajo, esfuerzo y superación. Para todo aquel que lea esta entrevista y se pregunte cómo lo ha logrado, ¿Qué le respondería?
Que hay que vivir siempre con la teoría del esfuerzo. Yo tenía un padre que me decía ‘Joanín, lo que te donen tira-ho que no serveix pa’ res’. Aquí hay que esforzarse día a día siempre. Esto no significa no disfrutar de la vida porque hay tiempo para todo pero no hay que bajar el progreso en el chollo, ni colarte, hay que seguir unas pautas y a la larga te sitúan el esfuerzo personal y el buen hacer. Es una disciplina que uno se tiene que imponer y creo que la teoría del esfuerzo siempre te recompensa. He sido un hombre que, gracias a mi profesión he trabajado y disfrutado en casi todo el mundo, siempre buscando el equilibrio personal entre el esfuerzo y el disfrute de la vida.