La ilusión de volver a abrir la terraza: “Hoy, más que nunca, nos impulsa la vocación de servicio”
Solo un 10% de los restaurantes de Valencia han abierto este lunes. Así se ha vivido esa primera jornada de la fase 1
Son tiempos complicados y vivimos días llenos de incertidumbre por no saber cómo puede evolucionar el virus. La pandemia nos ha hecho parar en seco nuestra vida pero también nos ha enseñado a apreciar. Porque hemos aprendido a valorar un abrazo, una merienda familiar, una paella entre amigos, un “esmorçaret” en el bar de bajo de casa o un paseo de domingo que termina en una terraza con una cerveza y unas tapas bien merecidas.
Y de esto saben bien nuestros hosteleros, aquellos que están siempre ahí, que se sacrifican en los festivos para que podamos celebrar y que se vieron obligados a dejar de estar repentinamente y de un viernes para un sábado. Este lunes, tras días de muchas dudas y anuncios sin materializarse, hemos pasado por fin a la fase 1 y los valencianos hemos salido a celebrarlo -con cautela, eso sí- con los amigos y familiares a quienes llevábamos mucho tiempo sin ver.
Y los hosteleros, como siempre hacen, han vuelto a estar ahí, aunque todos no han podido: bien por no estar preparados o bien porque esperan a que la situación se estabilice en los próximas días o semanas. Según cálculos de la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia (FEHV) solo lo han hecho uno de cada diez restaurantes de la ciudad de Valencia.
Rosario Saus es una de esas hosteleras que este lunes ha vuelto a dar servicio en pleno centro de Valencia. Mahora Bistró ha sido el único local que ha levantado la persiana en su calle, junto a la plaza del Ayuntamiento: “No hay cosa que más ilusión me haga que volver a la carga. Fue duro no pasar a la fase anterior y han sido semanas muy complicadas. Pero el sábado, cuando recibí el mail de un cliente reservando una mesa para el miércoles por la noche, no pude evitar emocionarme”, nos cuenta a elperiodic.com.
Porque la relación que se teje entre un cliente y un chef, un camarero y un bar trasciende muchas veces la relación meramente profesional, reconoce Rosario: “Esta mañana, cuando todavía no había instalado todas las mesas, han venido los dos primeros clientes a tomar una cerveza y unas tapas. Ha sido realmente como volver a empezar”.
Es realmente una “vuelta a empezar” para muchos hosteleros y el regreso es bien diferente. Porque las garantías sanitarias han de estar por delante de cualquier servicio -no solo para el cliente sino también para el trabajador- y por eso se han tenido que establecer protocolos muy estrictos: “Los clientes no entran en ningún momento al local, salvo si necesitan ir al baño, se sirve y se paga todo en la terraza”.
Días de preparación, limpiando el local a fondo y estableciendo protocolos que se cumplen a rajatabla: “Se desinfectan todas las superficies y, sobre todo, las mesas y sillas entre un cliente y otro. Tenemos gel hidroalcohólico y vamos a instalar mamparas de separación entre las mesas, tanto en la terraza como dentro para cuando se pueda dar servicio en el local”. Además, muchos restaurantes, como el de Rosario han hecho una carta electrónica y el cliente accede a ella con un código QR para evitar el contacto directo con la carta física.
Pero todo este esfuerzo merece la pena cuando ves entrar a los clientes: “En estos momentos es cuando más sacamos esa vocación de servicio y creo que es lo más importante para seguir adelante. Entre los clientes impera el sentido común y parece que esa va a ser la tónica. Además, los hosteleros nos vamos a andar con mucho ojo para estar a la altura de las circunstancias”, explica Rosario.