Juzgan a los padres de los niños asesinados en Godella por someterlos a un baño purificador
La Fiscalía solicita 50 años de prisión para el hombre e internamiento médico para la mujer
Un tribunal popular juzga a los padres, el hombre de 27 años y la madre de 25, por ser acusados de dos delitos de asesinato cometidos sobre sus dos hijos menores de edad, el 14 de marzo de 2019, en la casa en la que vivía la familia en Godella.
La Fiscalía sostiene que el procesado inculcó a la mujer la creencia de que la única forma de proteger a sus dos hijos, que tenían tres años y medio y cinco meses de edad, era someterlos a un baño purificador y terminar con sus vidas para que, posteriormente, pudieran revivir. Así, la acusación pública mantiene que los padres se pusieron de acuerdo para bañar a los niños en la piscina de la vivienda ocupada en la que vivían y posteriormente causarles la muerte al golpearlos en la cabeza.
En el momento de los hechos, la madre de las víctimas sufría un brote agudo de esquizofrenia paranoide que la hacen inimputable, según los informes forenses, y, por ello, la Fiscalía solicita una medida de internamiento médico. El hombre, sin ningún trastorno de personalidad como dictaminaron los informes en su día, se enfrenta a una pena de prisión de 50 años, la pena que pide la Fiscalía. Se le acusa de dos delitos de asesinato con la circunstancia de agravante por parentesco, es decir, 25 años por cada uno. Además, se reclama el pago de una indemnización por daños morales a los abuelos paternos y maternos de 300.000 euros.
Los hechos por los que serán juzgados a partir de hoy, tuvieron lugar la noche del 13 al 14 de marzo de 2019 cuando los padres, con creencias místicas y religiosas asociadas a la purificación de las almas tras realizar baños de agua y el renacer de las mismas tras la muerte, golpearon a sus hijos contra el suelo hasta acabar, presuntamente, con la vida de los pequeños. Tras este hecho, enterraron los cuerpos en diferentes lugares de la parcela de campo, donde se ubicaba la casa en la que vivían ilegalmente. El hallazgo de los cuerpos se produjo tras la confesión de la madre, nueve horas después de que fuera encontrada desnuda y oculta en un bidón.