Estudiantes de los centros Gençana de Godella y Le Qintinye de Noisy le Roi realizan un intercambio
El pasado mes de mayo, un grupo de unos 25 estudiantes de 13 y 14 años del instituto La Quintinye de Noisy le Roi -uno de los pueblos franceses con que está hermanado Godella- visitaron el municipio, fruto de un intercambio con el alumnado de Gençana. Antes, en marzo, el alumnado de 2º de ESO del centro educativo de Godella había viajado al pueblo francés.
La alcaldesa de Godella en funciones, Eva Sanchis, recibió en el salón de plenos a los chicos y chicas de ambos municipios, acompañados del profesorado y algunos miembros de los comités de hermanamiento de los dos pueblos. «Se trata de una experiencia muy enriquecedora para los jóvenes, pues les permite viajar y conocer otros países y otras culturas, además de hacer amistades que quizás perduren muchos años», dijo Sanchis.
En Valencia, los estudiantes franceses tuvieron la oportunidad de visitar el centro histórico, la Albufera, la Ciudad de las Artes y otros puntos emblemáticos de la capital y del municipio de Godella. En cuanto a la visita en el país galo, la acogida fue «muy emocionante», tal y como afirman desde el centro Gençana. «El primer encuentro siempre es un poco complicado porque estamos nerviosos por conocer las familias de acogida, pero nos prepararon una merienda y nos hicieron sentir muy a gusto», relata Nata Muñoz, estudiando del centro godellense. Noisy Le Roi está a 26 kilómetros al oeste de París, así que la comisión de Gençana pudo visitar la Torre Eiffel, el arco del Triunfo o Montmartre en la capital francesa.
Este intercambio, organizado desde la concejalía de Hermanamiento, es una experiencia muy positiva para los alumnos, tanto a nivel personal como cultural, puesto que comparten unos días con chicos y chicas de su edad y adquieren una mayor autonomía personal. Además, ganan una cierta fluidez con el otro idioma, mejoran sus habilidades sociales, hacen nuevas amistades y, sobre todo, tienen un contacto directo con otra cultura, lo cual les ayuda a ser más tolerantes.
Néstor Padilla, uno de los alumnos de Gençana que participaron en el intercambio, lo resumen así: «Para algunos de nosotros era la primera vez que estábamos en una casa que no era la nuestra, sin nuestra familia, y resulta un poco difícil el primer día, pero a partir del segundo todo fue de maravilla. Me lo pasé genial y lo recomiendo a todo el mundo».
Su compañera, Ángela Celada, destaca que «al principio tuve algunas dificultades con el idioma y un poco de vergüenza, pero la familia de acogida me ayudó mucho. La chica con la que hice el intercambio me cayó muy bien y nos volveremos a ver al final del verano».
Una experiencia que seguro recuerdan durante muchos años.