Las quejas vecinales por el botellón se multiplican en la Safor tras el cierre del ocio nocturno en Gandia
Los usuarios de las playas de Oliva, Tavernes y Gandia muestran su malestar y piden mayor presencia policial para evitarlo
Más allá de la afección de la pandemia del COVID-19 en el día a día de las personas, las decisiones que los contagios de este virus obligan a tomar a las autoridades políticas traen secuelas indirectas en la población.
Es el caso que ha ocurrido con el cierre del ocio nocturno de Gandia, que ha provocado una situación en cadena con el incremento de los botellones en los parques.
Por este motivo alzan la voz varios vecinos de las playas de Oliva, Tavernes y de la propia Gandia en elperiodic.com, ya que “como los jóvenes no tienen las discotecas ni los pubs abiertos, eligen la opción de recurrir a los botellones en los bancos y en los parques de la vía pública para divertirse, pero no se dan cuenta que esto es incluso más peligroso por el alto número de gente que se reúne y el poco respeto a las medidas de seguridad mientras están molestando a los vecinos de los alrededores”.
Esto supone ruido en la calle y molestias, por lo que un residente de la playa de Oliva afirma que “si los jóvenes están metidos en las discotecas no molestan con los ruidos, con la música ni con los chillidos a los que tenemos casas alrededor de los parques públicos, pero ante este cierre buscan los parques y los bancos para reunirse sin respetar ninguna medida de seguridad, lo que incrementa el riesgo de contagios”. Desde su experiencia personal, este vecino destaca que “puedo llegar a ver normal que tengan que divertirse, pero no a costa del descanso de los demás porque molestan hasta muy altas horas de la madrugada y, en la situación en la que estamos todos, pueden provocar que el virus siga expandiéndose”.
La cercanía de la playa de Gandia con Tavernes u Oliva hace que los jóvenes se desplacen hasta allí para entretenerse, ya que en estas dos localidades el ocio nocturno permanece abierto. Otro vecino, pero en este caso de Tavernes, advierte que “esta situación va a seguir ocurriendo mientras que los agentes policiales no se pongan más estrictos con los botellones, porque nosotros hemos llamado a la policía en varias ocasiones y, tras llamarles la atención, los jóvenes cambian de ubicación pero siguen haciendo lo mismo”. Añade además que ”debe ser que no llegan a darse cuenta de que ha quedado comprobado que en estos nuevos rebrotes del virus son ellos, los más jóvenes, los que más se están infectando y propagándolo al resto de personas que sí cumplimos con las nuevas normas de seguridad”.
El tercer testimonio que ha recopilado este digital es de un propietario de un apartamento en la playa de Gandia, quien explica que “me parece lógico que se haya decretado el cierre de todo el ocio nocturno aquí, pero que de la misma manera la policía debería incrementar su presencia por las calles y por los parques, porque si cerramos las discotecas y los pubs porque no se cumplen las medidas de seguridad en su interior, menos respeto a las mascarillas y al distanciamiento social tienen los jóvenes en los botellones en la calle donde nadie va con la mascarilla puesta y se reúnen una gran cantidad de gente compartiendo un mismo sitio sin distancia”.
Queda claro que, a pesar de entender que el ocio nocturno haya cerrado en Gandia, los vecinos de la comarca de la Safor advierten de que la decisión ha provocado que los jóvenes hagan más botellones en la vía pública e incluso aumenten los desplazamientos a los municipios de los alrededores donde sí pueden acceder a las discotecas y a los pubs.
La solución vecinal que demandan conjuntamente es que el endurecimiento de las sanciones policiales no solo se centre en el buen uso de la mascarilla y de la distancia social, sino que se haga extensible también al control de los botellones por el riesgo que ocasionan de propagación de la enfermedad y por las molestias que causan a los vecinos por los ruidos y la música.