Los españoles tienen en cuenta la subida del nivel del mar a la hora de comprar una casa en la playa
Las preferencias para la compra de inmuebles han cambiado con el tiempo y se han visto afectadas por el cambio climático
Tal y como indica un informe de Greenpeace, el 64,8% de las playas de la costa valenciana han visto disminuir su extensión en la última década. El exceso de urbanización y de barreras artificiales junto al aumento de la frecuencia e intensidad de los eventos meteorológicos extremos agrava la situación cada año. A pesar de estos claros avisos, el afán urbanizador sigue presente en normativas y proyectos, como el anteproyecto de ley de Protección y Ordenación de la Costa Valenciana, que plantea acabar con la protección de las 7.500 hectáreas de costa que todavía permanecían sin urbanizar y las previsiones de subida del nivel del mar para 2030 amenazan a numerosos puntos del litoral.
Muchas de las playas del territorio valenciano están en peligro de desaparecer y el mar ya ha causado varios estragos en viviendas construidas a primera línea de playa, como en Nules. Desde el gobierno han empezado a estudiar este problema y están trabajando en una modificación del Reglamento General de Costas para paliar el impacto del avance del mar y, si es necesario, expropiar estas viviendas.
Los propietarios cada vez ven más cerca el agua del mar y, con el tiempo, el nivel irá subiendo, por ello, los compradores prefieren no arriesgarse en la adquisición de sus inmuebles, ya que son conocedores de las consecuencias de la crisis climática. En este sentido, los datos reflejan esta realidad: ocho de cada diez españoles (79%) no se compraría una casa en primera línea de costa.
Así pues, el avance del cambio climático ha impactado de lleno en la vida de los ciudadanos, especialmente de los más jóvenes, que cada vez tienen más en cuenta factores como la ubicación a la hora de comprar o alquilar un inmueble, tal y como muestra el informe “Cuatro generaciones, una vivienda” elaborado por el portal inmobiliario pisos.com.
“A medida que pasen las décadas y el problema se agrave con lluvias más intensas y frecuentes, estas propiedades tan populares durante la época del boom inmobiliario y turístico, se irán devaluando porque ya no serán un lujo, sino un peligro””, explica el director de Estudios del portal, Ferran Font, quien señala que el porcentaje es todavía mayor si nos centramos en la Generación Z, nacidos entre 1995 y 2009, siendo del 80% y la Generación X, nacidos entre 1965 y 1981, con un 81%.
Si entramos en detalle y lo analizamos por género, se aprecia una mayor preocupación entre las mujeres que entre los hombres, pues en el caso de ellas, un 85% se muestra en contra de las viviendas en primera línea de costa, mientras que en el caso de ellos se reduce hasta el 73%, seis puntos menos que la media.
El papel del calentamiento global
Una parte de la población también tiene en cuenta el calentamiento global y prioriza poder vivir en zonas más frescas o con temperaturas no tan extremas. Así, el 61% de los jóvenes de la Generación Z compraría una residencia en el norte de España en busca de temperaturas más frescas, un porcentaje mucho más elevado que el de los Boomers, nacidos entre 1946 y 1964, con un 43%.
“El aumento de las temperaturas ya no solo afecta a los ciudadanos residentes en zonas más cálidas, sino también a aquellos con casas poco eficientes energéticamente y sin el aislamiento necesario para evitar altas temperaturas en sus inmuebles”, concluye el experto.