Elisabet Benavent: “Con los recuerdos no solo evocamos sino que reescribimos nuestras historias"

Cercana, espontánea y risueña, Elisabet Benavent es una de las autoras más exitosas de nuestro país. Saltó a la fama gracias a su famosa novela “Valeria”, y ahora cuenta con 24 libros publicados.

Todos ellos tienen como factor común la presencia de música en sus páginas, pues “el esqueleto de una novela podría ser un pentagrama”. Además, pese a los que insisten en que los escritores escriben sobre su vida, ella apunta que “no escribimos sobre nosotros, sino sobre las emociones de nuestras vivencias”. Tras la publicación de su próxima novela, que estará en las estanterías, en abril adelanta que descansará un poco porque “si trabajas rápido dejas de ponerte en duda a ti mismo”. 

Con "Valeria" te convertiste en una de las autoras más exitosas y queridas de nuestro país. ¿Cuál crees que ha sido la clave para convertirte en la voz de varias generaciones?

No veo como tal y tampoco me lo he planteado porque me parece un título muy grandilocuente. Yo escribo para entretener y creo que el entretenimiento está muy denostado ahora que se piensa que todo tiene que tener un lado oculto e intelectual. Yo pienso que el entretenimiento es tan válido como cualquier otro tipo de literatura. Este es un punto de encuentro donde la gente puede ir a referenciarse y a soñar.

La saga de "Valeria" la escribiste porque echabas de menos a tus amigas de Madrid y hay algo de cada una en las novelas, ¿siguen siendo a día de hoy sus aventuras fruto de tu inspiración?

Sin duda, ya que sus experiencias son increíbles y la realidad a veces supera a la ficción. Ellas son el mejor punto de partida, mis musas y las admiro mucho. Además, ahora que hay tantos influencers y la sociedad es tan mitómana, mis referentes son las mujeres como mis amigas, trabajadoras que han peleado por lo suyo, buenas personas y divertidas. Por ello, ese es el tipo de protagonistas que hay en mis novelas.

¿Por qué crees que enganchan tanto a los lectores tus novelas?

Creo que gran parte del éxito reside en el género, es muy directo, habla de tú a tú, por lo que muy pronto tanto los escritores como los lectores nos sentimos cómodos y en nuestra zona de confort. 

En tu última novela, "Todas esas cosas que te diré mañana", haces un recorrido a través de las fases del duelo en una ruptura. ¿Qué te llevó a escribir una historia desde esta perspectiva tan original?

Después de 22 novelas me apetecía ponerme este reto para ponerme a prueba. Quería construir una historia desde el final y que no coincide con el final categórico que tienen este tipo de novelas. Me parecía muy importante reflejar que en una sociedad en la que todo va tan deprisa que intentamos hasta saltarnos fases del duelo. De este modo, me daba la oportunidad de hablar de muchas cosas que planteadas de otra manera habrían quedado muy tristes. 

¿Este libro es un ejemplo de cómo soltar a tiempo una la relación en pareja cuando ya no funciona desde el respeto y conservando el amor que ha existido? 

No lo sé, cuando la gente me dice que la novela termina mal yo les digo que acaba como tiene que terminar. Rompen desde el respeto y el cariño para quedarse con lo bueno. Creo en la ficción se vende una ruptura o muy optimista o muy tóxica, no hay punto intermedio y la clave es que tiene que pasar tiempo para que cure porque donde hubo fuego siempre quedan ascuas. En el libro aparecen constantemente los recuerdos, pues con ellos no solo evocamos, sino que reescribimos nuestras historias y podemos darles significados que no se corresponden con la realidad. 

Además, la ficción no tiene obligación, pero si quieres ser verosímil tiene que ponerse en un punto intermedio. 

¿El personaje de Iván actúa como la conciencia de Miranda, es como si dijéramos su Pepito Grillo?

Sí, es como ese amigo que tenemos muy cerca, pero también lo suficientemente lejos como para darnos una opinión realista y sus cambios de 'look' son un guiño al efecto mariposa, sobre cómo dependiendo del punto en el que nos encontremos cambia el discurso que nos dan.

¿Qué es más difícil, escribir sobre el amor o sobre el desamor?

Sobre el desamor, aunque las dos cosas pueden ser fáciles o difíciles porque ambos son sentimientos universales. No obstante, el desamor tiene un punto de nostalgia, es más evocador y considero que es más fácil hablar de desamor en general que de amor sin ser ñoño, para mí esa es la dificultad. 

Muchos de tus protagonistas, como por ejemplo Maca o en algún momento Valeria, sufren dependencia emocional, algo cada vez más frecuente en las relaciones de pareja actuales, ¿buscas dar visibilidad a este problema a través de tus novelas?

El proceso de escritura ha cambiado con los años, el de Valeria fue muy orgánico y sin ningún tipo de control, se construyó prácticamente sola. Sin embargo, los últimos sí que tienen más intención porque tienen más herramientas para encontrarles la línea de coherencia a los personajes. Además, el tema de la dependencia emocional y la independencia emocional es un tema súper a explotar en este tipo de novelas porque no estamos educados emocionalmente para saber cuándo somos dependientes de alguien. 

En estos últimos tres años estás viviendo cómo muchas de tus novelas tienen adaptación audiovisual, pues la tercera temporada de Valeria verá la luz en Netflix  a lo largo de los próximos meses, también se acaba de terminar de rodar “Un cuento perfecto” y el año pasado se estrenó la película de “Fuimos Canciones” en Netflix. ¿Cómo has vivido el salto de tus personajes a la pantalla?

Cada proyecto ha sido diferente, con Valeria me vino todo nuevo y no me sentí preparada para participar. Después he ido involucrándome en los proyectos y mi experiencia es muy positiva. También el espectador tiene que tener en cuenta que el personaje no es el mismo porque ni siquiera se consume de la misma manera. Además, el hecho de que grandes actores como Maxi Iglesias o María Valverde den vida a los personajes lo he vivido con mucha emoción y no te lo terminas de creer. Ahora soy incapaz de imaginarme a los personajes sin sus caras. 

¿Qué te ha aportado publicar “Los abrazos lentos”, tu obra más personal?

Yo tenía reparos porque es prosa poética y yo no soy poeta. Este habla de un viaje vital de cinco años en los que una persona cambia mucho, pero los sentimientos siguen siendo lo mismo. Sin duda, lo más difícil ha sido locutarlo para el audiolibro. Además, me ha sorprendido muy gratamente la acogida que ha tenido. 

¿Cuál es la situación más surrealista que te ha ocurrido como escritora?

Una mujer se puso de parto en una firma de libros en Mallorca y no se quería ir para no perder el sitio de la cola. 

Tu próxima novela “Como no escribí nuestra historia” se publicará el próximo mes de abril, ¿puedes avanzarnos algo de ella? ¿Habrá guiños a València como es habitual en tus novelas?

Va a ser un libro en el que he jugado con la idea de que creemos lo que queremos creer, es un trampantojo en el que la protagonista es una escritora, que se llama Elsa y cualquier persona podría decir que soy yo o no, pero el lector tendrá que decidir lo que se cree y lo que no. Además, la protagonista es valenciana como yo y habrá guiños a València.