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Más que un disco, más que un concierto, más que una diva

Más que un disco, más que un concierto, más que una diva
  • El Palau de les Arts Reina Sofía recibió a Mónica Naranjo con el público en pie durante tantos minutos como la artista necesitó para respirar, asimilar la emoción y poder empezar a cantar.

Hay discos que son mucho más que un puñado de canciones. Lo mismo que hay artistas que son mucho más que cantantes y públicos que traspasan la simple categoría de espectadores. Anoche confluyeron todos los factores para que Puro Minage fuera mucho más que un concierto.

Hace veinte años, en plena efervescencia de éxito y ventas, se esperaba que Mónica Naranjo siguiera llenando pistas y acaparando minutos de radio. Pero un incidente aéreo nos robó a la Mónica comercial y nos regaló, especialmente a sus fans más acérrimos, una modalidad más íntima y personal de estrella musical. Esa que luchó, se impuso y consiguió hacer lo que de verdad quería y no el producto esperado por la discográfica. Aun así, tuvo que ceder, incluir temas que rompían la magia del conjunto, pero a los que también supo transmitir la esencia Naranjo. Así nació Minage, un homenaje a la gran artista italiana Mina, que pronto se convirtió en el disco más emblemático para sus seguidores. Sus canciones se convirtieron en la banda sonora de la lucha de miles de personas, de sus momentos más íntimos, del desgarro y de la esperanza. No, no es un simple disco. Es mucho más. Es Minage.

Y después de esos veinte años, Mónica Naranjo ha decidido sacarse la espina, tener su auténtico Minage, en el que ignora las canciones impuestas y añade las de su propia elección. No se puede decir que no se lo haya ganado.

El disco aún no ha visto la luz, lo hará a finales de noviembre, pero la gira ya está en marcha. Después de una toma de contacto en Toledo, anoche se estrenó en Valencia el primer recital a piano y voz de Puro Minage. Y no podía ser en un lugar cualquiera. El Palau de les Arts Reina Sofía, tan abarrotado como las circunstancias sanitarias lo permitían, recibió a Mónica Naranjo con el público en pie durante tantos minutos como la artista necesitó para respirar, asimilar la emoción y poder empezar a cantar.

Durante casi dos horas mágicas, y acompañada al piano por el maestro Pepe Herrero, la artista de Figueras desparramó su talento mientras intentaba, sin demasiado éxito, esconder su vieja faceta de diva. Hace tiempo que Mónica se debate entre la fuerza sensual de la pantera y la fragilidad sensible de la mariposa. Y envuelta por lo mejor de esos dos mundos, su voz convirtió las canciones es mucho más que música.

El resultado fue un recital que sí, fue mucho más que un concierto. El público, entregado como nunca, la acompañó, aplaudió sin descanso y terminó rendido en una ovación interminable a la que la propia artista tuvo que poner fin.

Ahora Puro Minage continúa por otros destinos. Pero, recuerden, también Valencia es mucho más que una ciudad.

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