El deporte ayuda a la salud de los niños con parálisis cerebral
La realización de cualquier disciplina mejora el estado físico, social y emocional de los menores que padecen esta patología
Durante el verano, los niños y el deporte suelen ser un binomio inseparable. El futbol, la natación o el surf son deportes que mantienen entretenidos a los más pequeños a la vez que conocen gente nueva y socializan durante el tiempo. En este contexto, los niños que padecen enfermedades como la parálisis cerebral no quedan olvidados ya que, según los especialistas de la Unidad de Neurorrehabilitación Infantil del Departamento de Salud de Manises, “la actividad física supone una gran herramienta para mejorar su estado de salud a nivel físico, social y emocional”.
Esta patología, que es la discapacidad física más frecuente en la infancia, afecta aproximadamente a dos de cada mil niños en el mundo entero y se caracteriza por “trastornos del desarrollo, el movimiento y la postura, que causan limitación de la actividad, relacionados con lesiones de la estructura cerebral del feto, durante el parto o los primeros dos años de vida”, explica Sergio Güemes, fisioterapeuta pediátrico de la Unidad y Coordinador de esta unidad referente en la Comunitat Valenciana por ser la única integrada en la Sanidad Pública. Además de estas limitaciones, la parálisis cerebral trae consigo alteraciones de la sensibilidad, la cognición, la comunicación, la percepción y/o el comportamiento.
Máximo es uno de ellos, tiene ocho años y durante los meses más duros de la pandemia, a causa de una operación programada, tuvo que intensificar su rehabilitación puesto que la cirugía le había dejado muy poca masa muscular. “Acudimos a la Unidad de Neurorrehabilitación para que mi hijo recibiera las sesiones de recuperación muscular”, cuenta Ana, su madre. “Durante las primeras semanas, que fueron en medio del confinamiento, los especialistas nos llamaban telefónicamente para darnos las pautas oportunas para que pudiera realizar los ejercicios correctamente. Esto nos ayudó mucho porque nos sentimos acompañados en todo momento por los profesionales de la Unidad”, cuenta.
“Cuando la pandemia decayó, durante los meses de verano, ya pudimos acudir de manera presencial al centro donde los fisioterapeutas continuaron con su labor. Debido a las medidas de seguridad y puesto que las instalaciones lo permitían, en muchas sesiones los profesionales jugaban al fútbol con mi hijo como parte de la rehabilitación. Vimos que para Máximo era un aliciente el fútbol por lo que entendimos que el deporte podía ser una oportunidad para que tuviera mayor actividad física”, cuenta Ana.
“Desde la Unidad de Neurorrehabilitación nos recomendaron la asociación de deporte adaptado ‘A Contracorrent’, donde nuestro hijo puede practicar deporte adaptado a sus circunstancias, conocer niños de su edad y sus mismas características y socializar con ellos. Para él ha sido un cambio absoluto ya que ha pasado de tener una vida más sedentaria a tener momentos semanales en los que pasar tiempo con sus compañeros, tener mayor actividad física y estar más contento”, concluye la madre de Máximo.
Deporte adaptado
Para estos niños, la rehabilitación se encuentra en el centro de su actividad física ya que son pacientes muy sedentarios que permanecen horas sentados en una silla de ruedas. “La práctica deportiva durante mucho tiempo no ha estado presente en la de las terapias de estos niños. En la actualidad, con las nuevas publicaciones científicas donde el entorno natural coge peso y se coloca en el centro de la intervención, la práctica deportiva resulta ser una nueva herramienta en la que apoyarse para mejorar la capacidad motora, la autonomía y favorecer la socialización de estos niños y niñas”, explica el Coordinador de la Unidad, Sergio Güemes.
Por ello, muchos de los pacientes como Máximo, que realizan rehabilitación en la Unidad del Departamento de Salud de Manises, complementan su actividad física en A Contracorrent, una asociación valenciana con el objetivo de promover la práctica del deporte, el desarrollo personal, la calidad de vida e inclusión social de niños con diversidad funcional. “El deporte permite superar nuevos retos y probar nuevas experiencias, lo que ayuda a los niños a mejorar su calidad de vida y sentirse más seguros de sí mismos”, explica el Sergio Muñoz, presidente de la asociación.
Además, las actividades deportivas, la asociación también organiza salidas culturales y sociales en las que los niños con diversidad funcional pueden socializar, conocerse mejor y llegar a formar grupos de amigos. “Salidas a la bolera, al teatro o al cine son las principales actividades que realizamos. Los cuidadores se encargan de organizar las salidas de manera que no es necesario que los padres estén presentes. Esto ayuda a que estos niños se sientan más autónomos, independientes y seguros de ellos mismos”, concluye el presidente.