Descubrimos la muralla de Cullera del s. XVI
El consistorio preserva la memoria de la fortificación en la zona donde confluían la Torre de San Juan Evangelista y la Puerta del Río
El Ayuntamiento de Cullera ha iniciado los trabajos para marcar el tramo de la antigua muralla del siglo XVI que fue descubierto el pasado mes de diciembre durante las obras de reurbanización de la calle del Riu.
Tras el hallazgo, el consistorio topografió, cartografió y reprodujo en 3D esta parte soterrada del trazado que transcurre entre la actual Casa de la Enseñanza, la nueva rotonda de la calle del Riu y una esquina de la Rambla de Sant Isidre.
Con los pertinentes permisos de la Generalitat, los restos de la fortificación volvieron a soterrarse. Sin embargo, para preservar su memoria el consistorio decidió marcar sobre el suelo mediante un perfil de acero y con adoquines especiales el recorrido de la muralla.
«De esta forma, convertiremos el recorrido en un recurso didáctico a la vez que en un atractivo turístico para que vecinos y visitantes puedan conocer este dato histórico de gran relevancia y vinculado a una tragedia como el saqueo del pirata Dragut», señala la concejala de Patrimonio Histórico, Amparo Jover.
Además, sobre el pavimento se ha situado una placa explicativa que da fe de la presencia de la muralla en esta parte del centro histórico.
En ese sentido, Jover destaca la apuesta municipal por poner en valor el rico patrimonio histórico de Cullera y difundirlo «para preservar la memoria de nuestros antepasados».
La villa de Cullera fue amurallada en 1556, después del ataque del pirata turco Turgut Reis (Dragut). Las obras de construcción, bajo la dirección del padre Miquel de Santander, consistieron en una muralla de masonería de mortero en forma de pentágono irregular con siete torres, tres puertas y un portillo.
El tramo de muralla que ahora se marca confluía con la Torre de San Juan Evangelista y la Puerta del Río, lugar por donde desembarcó el pirata Dragut unos años antes de la construcción de estas defensas.
No es el único vestigio que queda de muralla. En la Vila se pueden todavía ver lienzos completos. Es el caso del tramo norte en el barrio de Sant Francesc en la ladera de la montaña. Su restauración se produjo en 2014 por parte de la arqueóloga cullerense Magda Monraval. Esta construcción es actualmente Bien de Interés Cultural (BIC).
Siguiendo el ejemplo de la ciudad de Valencia, Cullera empezó a derribar sus murallas a mediados del siglo XIX, debido al gran impulso urbanístico que experimentó el municipio, según reflejan las actas municipales. Las autoridades de la época alegaron que el derrumbe de las murallas mejoraría la higiene urbana, evitaría actos de delincuencia y los trabajos de demolición permitirían emplear a gente.