Cullera reanuda el plan para reducir en un 40 % las barreras arquitectónicas
El Ayuntamiento de Cullera reactiva el plan para la eliminación de barreras arquitectónicas en la ciudad. El proyecto, iniciado el año 2016, sigue en su objetivo de transformar la ciudad en un espacio donde las personas con movilidad reducida puedan desplazarse de manera autónoma.
La medida más importante llevada a cabo es la habilitación de pasos rebajados en las aceras con instalaciones de bordillo final a cota cero. Este tipo de bordillo es esencial para que las personas usuarias de silla de ruedas puedan circular de manera cómoda y sin ningún tipo de problema.
También se trabaja en la instalación de puntos de apoyo en calles con pendientes elevadas o con escaleras, amén de la disposición de barandillas de protección. Esta medida afecta sobre todo a las calles que están más pegadas a la montaña. A veces, la enorme inclinación de algunas vías hace que resulte imposible encontrar una solución 100 % satisfactoria en términos de accesibilidad.
Hasta el momento el ayuntamiento ha intervenido en decenas de calles dando prioridad a los puntos negros determinados por los técnicos municipales. Sin ir más lejos, el núcleo urbano ya está lleno de zonas que se han adaptado para facilitar el tránsito de ancianos y personas que necesitan cualquier tipo de apoyo para desplazarse.
Ciudad más transitable
Salva Tortajada, concejal de Servicios Exteriores, ha insistido en que «el objetivo a largo plazo del ayuntamiento es ir interviniendo de forma gradual en todas las zonas de la ciudad que tengan algún tipo de impedimento para las personas con movilidad reducida».
En ese aspecto, Tortajada ha destacado que los trabajos se están llevando a cabo ahora mismo en el barrio de la Bega aunque también se ha actuado en otras zonas del casco urbano y en la playa, atendiendo las demandas vecinales.
Tortajada recuerda que el consistorio tiene por objetivo reducir en un 40 % las barreras arquitectónicas que todavía quedan en las calles del municipio con el propósito de mejorar la movilidad y hacer de Cullera una ciudad «más amable y transitable para todos los colectivos».
El proyecto, que se inició el año pasado centrándose en lugares con demandas vecinales históricas, se congeló a principios del verano coincidiendo con la parte fuerte de la campaña turística para no entorpecer el tráfico rodado. Ahora, terminada la época estival, las calles de Cullera se seguirán transformando para convertirse en accesibles para todo el mundo. En la ejecución del plan trabajan los operarios municipales así como empleados de la Bolsa Social.
Obras ya acabadas
Las zonas donde ahora es más fácil transitar para ancianos o personas que necesitan silla de ruedas u otro tipo de apoyo para desplazarse se extienden por todo el núcleo urbano. Se ha intervenido la calle Cervantes y también se han creado nuevos accesos en la avenida del Port, la avenida de la Guardia Civil, en la avda. Agustín Olivert, en el entorno del supermercado Eroski, en la Rambla Sant Isidre, en la calle del Riu, en el passeig Doctor Alemany o en las inmediaciones del CAES Sant Agustí.
En la avenida de Castelló (paseo marítimo) se han repasado y puesto a punto todas las bajadas a la playa y las propias rampas que dan acceso al paseo marítimo. Además, se han adecuado tramos en la diagonal del País Valencià y avenida del Racó, que aunque ya eran accesibles la falta de mantenimiento los había reconvertido en una barrera.
Paralelamente, se han instalado barandillas de apoyo y protección en diversas zonas, entre ellas en el barrio del Pou, el antiguo barrio árabe escarpado en la falda de la montaña cuyo entramado urbano —calles empinadas y con escaleras— lo convierten en una área donde las soluciones a la accesibilidad no siempre son posibles.