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Cullera gasta 100.000 euros en reparaciones por actos vandálicos

Cullera gasta 100.000 euros en reparaciones por actos vandálicos

    Pintadas, robos o daños en el mobiliario urbano. Son solo algunos de los conceptos que figuran en una de las facturas más altas a las que debe hacer frente el Ayuntamiento de Cullera. En los últimos años el consistorio se ha visto obligado a gastar 100.000 euros de su presupuesto en reparaciones por actos vandálicos.

    La cifra la ha facilitado la concejalía de Servicios Exteriores, dirigida por Salva Tortajada, en el marco de la campaña local contra el vandalismo 'Això ho pagues tu'. El edil ha señalado que la falta de civismo de algunas personas cuesta casi un tercio de lo que se invierte en la Bolsa Social de Empleo, por ejemplo.

    A lo largo de los últimos años, Cullera ha sufrido robos de cableado, daños en la jardinería, pintadas, sustracción de las pasarelas de acceso a las playas, roturas de bancos o el 'saqueo' de la Casa de la Enseñanza. «La situación no es grave, pero sí preocupante y es necesaria la concienciación social», estima Tortajada.

    El concejal ha lamentado que esos daños «lastren todavía más un presupuesto ajustado como el nuestro». El valor de una farola asciende a un mínimo de 1.500 euros mientras que los mupis que hay distribuidos por el casco urbano para la colocación de anuncios publicitarios no bajan de los 3.000 euros.

    Por eso desde la concejalía buscan tocar donde más duele: en el bolsillo. Así, recuerda que si alguien es pillado cometiendo un acto vandálico, pagará una sanción de 300 euros y además deberá hacerse cargo del coste de la reparación del bien dañado.

    De ahí el eslogan elegido para esta ocasión. «Lo paga el causante, pero si no se le pilla, al final lo pagamos todos los contribuyentes», apunta, «por lo que es preciso que cualquier ciudadano que presencie un acto vandálico lo denuncie ante la Policía Local», pide el responsable de Servicios Exteriores.

    Falta de civismo

    La falta de civismo también engorda la factura. El orín de los perros es otro de los graves problemas a los que debe hacer frente el municipio. No son pocos los elementos del mobiliario urbano que se ven afectados por las micciones caninas y la empresa concesionaria de los mupis, por ejemplo, ya ha cambiado unos cuantos porque las bases de estos elementos se corroen.

    Tortajada también se queja de que muchas personas hacen un uso indebido de los parques infantiles y cita como muestra el juego para niños con movilidad reducida ubicado en la plaza Andrés Piles y que supuso una inversión considerable. «Aunque en un cartel se especifica muy bien el tipo de usuario al que va dirigido, no pocas veces observamos a padres de niños sin ningún tipo de discapacidad que permiten a sus hijos jugar allí y hacer un mal uso. Eso es una auténtica falta de civismo y no viene precisamente por parte de jóvenes rebeldes. Deberíamos reflexionar sobre los comportamientos de muchos adultos», concluye Tortajada.

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