Cullera enciende las Fallas con la «Crida» más universal
La mecha de las fallas prendió el sábado en Cullera. La ciudad vivió la segunda Crida de su historia, un acto organizado por el consistorio que concentró en la plaza de España y buena parte de la calle del Riu a más de 2.000 personas. La ciudad turística dio la bienvenida a las fiestas del fuego de 2017, una celebración que por primera tiene lugar bajo el paraguas de la declaración de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Precisamente, a este logro estuvo dedicado el espectáculo previo, un videomapping que se proyectó sobre la fachada de la Casa Consistorial. Bajo el hilo conductor de la declaración de la Unesco, sobre el frontal del palacete municipal se proyectaron imágenes alusivas al patrimonio material e inmaterial que atesora Cullera.
No faltaron los efectos en 3D como el barco pirata llegando al Faro, emulando al mítico Dragut, o Jaume I arribando al Castillo, la fortaleza que no pudo conquistar con las armas. A ritmo de mascletà, en el espectáculo también hubo espacio para los actos más representativos de las Fallas, como la Cremà o la entrega de premios. Como colofón, sobre la fachada se proyectaron las imágenes de las falleras mayores, falleras mayores infantiles, representantes y presidentes infantiles de las 15 comisiones de Cullera.
Posteriormente, fue el turno de los parlamentos. Una a una, las falleras mayores —o representantes en su defecto— fueron apareciendo en el balcón central de la Casa Consistorial flanqueadas por sus homólogas infantiles y los presidentes infantiles. Intervinieron por orden de antigüedad, desde la más joven, el Bulevar, hasta la más antigua, la Bega.
Las falleras lanzaron un mensaje de orgullo por el logro de la declaración de la fiesta como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Pero no sólo hubo espacio para la autocomplacencia. Las reivindicaciones surcaron la plaza con mensajes que llamaron al respeto a la diversidad. Apelando al espíritu fallero, se proclamó al mundo que no es momento de construir muros sino de tender puentes. No faltó el énfasis en la defensa de la cultura y la lengua propias, ni tampoco la bienvenida de rigor a todos los visitantes para que disfruten de las fiestas josefinas.
La plaza estalló en júbilo cuando María Sapiña, la fallera mayor de la comisión decana, la Bega, proclamó a los cuatro vientos que «ja estem en falles!». Era el momento en el que las fallas 2017 comenzaban oficialmente.
La guinda la puso el alcalde de la ciudad, Jordi Mayor, quien simbólicamente entregó las llaves de la ciudad a los falleros. El concejal de Fallas, Javier Cerveró, y la presidenta de JLF, Loles García también se dirigieron a los presentes. El acto concluyó con la interpretación del himno de la Comunitat Valenciana mientras en la fachada se proyectaba una gigantesca Real Señera.