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Crevillent presenta la restauración del Cristo de la Vida por parte del IVCR+i

  • Esta imagen, que pertenece a la Parroquia de Nuestra Señora de Belén y de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, es única imagen conocida en la toda la Comunidad Valenciana realizada con caña de maíz

Crevillent presentó en la tarde de ayer miércoles 24 de julio la restauración realizada por parte del Instituto Valenciano de Conservación, Restauración e Investigación, organismo dependiente de la Conselleria de Educación, Cultura, Universidades y Empleo, de la imagen del Cristo de la Vida de la Parroquia de Nuestra Señora de Belén y de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, única imagen conocida en toda la Comunitat Valenciana realizada con caña de maíz. La restauración de dicha imagen ha sido un proceso de más de dos años, ya que presentaba un gran estado de deterioro. “La llegada del Cristo de la Vida a Crevillent, tras su cuidada restauración, es un momento significativo para nuestro patrimonio. Esta obra del siglo XVII enriquece nuestra historia y orgullo crevillentino. Nuestro patrimonio cultural religioso es el reflejo de nuestra identidad, de nuestras raíces y de nuestra historia” manifestó la alcaldesa de Crevillent, Lourdes Aznar Miralles.

El acto de presentación y bendición se llevó a cabo en la propia Parroquia y contó con la presencia de la alcaldesa de la localidad, Lourdes Aznar Miralles; la secretaria autonómica de Cultura, Pilar Tébar; el Obispo de la Diócesis Orihuela Alicante, José Ignacio Munilla y el párroco de Nuestra Señora de Belén, Joaquín Carlos. Pilar Tébar destacó la “relevancia singular de esta pieza única, una joya del patrimonio cultural de todos los valencianos, realizada con una técnica poco habitual en esta zona geográfica, que era prácticamente desconocida hasta la fecha y que ahora, gracias a la intervención del IVCR+i, se ha conseguido recuperar”. El obispo de la diócesis de Orihuela Alicante, José Ignacio Munilla, afirmó que “es una restauración magnífica” y abogó por “enamorarnos de la vida. Este Cristo simboliza la conexión entre la vida natural y la sobrenatural”.

La escultura es una pieza de tamaño natural que data de finales de siglo XVI o principios del XVII. Es de origen novohispano, procedente de Nueva España, actual zona del sur de México (Michoacán y la Ciudad de México). Una de las principales peculiaridades de esta imagen es que está hecha de caña de maíz, un material de uso inusual en Europa, pero no así en la zona novohispana, donde los indígenas se dedicaron a la confección de imágenes religiosas cristianas con los materiales con que realizaban sus ídolos, donde la principal zona productora de este tipo de esculturas es la región mexicana de Michoacán y ciudad de México. Otra singularidad de esta pieza es que cuenta en las extremidades con unas uñas de origen humano que pertenecieron a alguien que vivió entre 1436 – 1473, según las pruebas de Carbono 14 y, por tanto, a una persona anterior a la llegada de Colón a América en 1492. Se sabe, asimismo, que las uñas debieron pertenecer a una persona vegetariana o que, al menos, basaba la mayoría de su dieta en alimentos de tipo vegetal, según los análisis de Carbono 14, que permiten acotar estos aspectos.

“Se trata de dos peculiaridades que han sorprendido a los expertos durante el largo y complejo proceso de restauración realizado por el IVCR+i, que ha permitido devolver esta imagen en condiciones óptimas a su parroquia, donde todos los ciudadanos de Crevillent podrán disfrutarla y rendirle culto”, añadió Tébar.

Trabajo de restauración

La imagen llegó a la parroquia para suplir la carencia del Cristo de la Victoria del escultor Joan Flotats perdida tras la contienda de 1936. Sin embargo, el encargo de una imagen del Cristo de la Victoria al escultor Carles Flotats i Galtés, por parte de la familia Magro Espinosa, motivó que la imagen novohispana pasara a un segundo plano se retirase del culto.

Los trabajos de los técnicos del IVCR+i comenzaron con un estudio analítico previo mediante diferentes técnicas (tomografía computarizada, radiografías, análisis de pigmentos, fotografías mediante florescencia visible inducida por luz ultravioleta, cromatografía de gases, espectometría de infrarrojos, escaneado 3D). Todo ello permitió conocer los materiales de su estructura interna y los diferentes estratos de su composición. Tras estos trabajos previos, el proceso de restauración se inició con la protección de las zonas dañadas con riesgo de pérdida de policromía y su consolidación. Posteriormente, y con los resultados de los estudios analíticos, se procedió a eliminar hasta un total de diez capas de estratos pictóricos añadidos hasta llegar a la policromía original, efectuándose de forma mecánica y química. También se retiraron refuerzos de tela y estucos de cera pertenecientes a diferentes intervenciones anteriores.

Después se colocaron los dedos originales que se encontraban fracturados, y se llevó a cabo la reconstrucción de las pérdidas de soporte utilizando el material más afín al original, en este caso caña común (‘arundodonax’). Esto se logró gracias a un proceso de investigación sobre los materiales a utilizar por parte de los técnicos del IVCR+i con el objeto de conseguir un material compatible y duradero con el original.

Finalmente, se estucaron todas las lagunas y se reintegraron cromáticamente de manera discernible respecto de la policromía original y se aplicó una capa de protección con filtro ultravioleta para favorecer su conservación.

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