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El Archivo dedica su Documento del Mes a Asunción Lledó, primera Hija Predilecta de Crevillent

El Archivo dedica su Documento del Mes a Asunción Lledó, primera Hija Predilecta de Crevillent
  • Asunción Lledó Martínez, primera mujer a quien se le otorgó el título de Hija Predilecta en el año 1922, fue una artista crevillentina de voz privilegiada que formó parte de la compañía del Teatro Reina Victoria de Madrid

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El Archivo dedica su Documento del Mes a Asunción Lledó, primera Hija Predilecta de Crevillent - (foto 2)
El Archivo dedica su Documento del Mes a Asunción Lledó, primera Hija Predilecta de Crevillent - (foto 3)

El Archivo Municipal Clara Campoamor ha dedicado su Documento del Mes de julio a la que fue la primera mujer elegida Hija Predilecta de Crevillent, Asunción Lledó Martínez.

Asunción Lledó Martínez nace en Crevillent, el 4 de octubre de 1890, en la entonces llamada calle Manchón, número 18, vía dedicada a otro insigne crevillentino, el canónigo Cayetano Miguel Manchón y Cascales. Segunda hija de Ambrosio Lledó Planelles (esterero) y Asunción Martínez Asencio, matrimonio de condición muy humilde.

Esta crevillentina destacó pronto por su voz privilegiada, si bien poco sabemos de su formación musical, abandonó Crevillent para trasladarse a Madrid, donde actuó en los mejores teatros del momento, como el Reina Victoria. Un teatro que fue construido por el empresario José Juan Cadenas, de estilo modernista, según proyecto del arquitecto José Espelius, con capacidad para más de 600 espectadores e inaugurado el 10 de junio de 1916 por los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia.

Con 28 años, Asunción ya formaba parte de la compañía residente titular del Teatro Reina Victoria como primera tiple, actuando también esporádicamente en el Teatro Apolo, donde desde 1906 se celebraba la Fiesta del Sainete. Además, la artista crevillentina actuó en el Real Coliseo Carlos III, teatro construido en 1770 por orden del monarca en el Real Sitio de El Escorial, inaugurado tan sólo un año después y hoy día declarado Bien de Interés Cultural por ser el teatro cubierto más antiguo de España. En su museo, en la galería de fotografías de artistas de los siglos XIX y XX que han actuado aquí, se encuentra la de esta famosa crevillentina.

La prensa de la época se hizo eco de las numerosas representaciones en las que participó “la señorita Lledó”, en obras como “Las Verónicas” o “La mujer artificial”. Así lo cuenta el diario ABC, que relata así el estreno del 19 de septiembre de 1920:

“Allí sigue Cadenas, el insuperable director artístico, con su incomparable buen gusto y su profundo conocimiento de cuanto exige el teatro moderno; la gracia y la belleza incomparables de Consuelito Hidalgo, Rafaela Haro, Asunción Lledó, Teresa Saavedra y tantas otras, a las que ha venido en unirse este año la incomparable artista Amalia Isaura; allí continúan Moncayo, el veterano caricato; el graciosísimo Barreto, Lorente y Cabasés. Todos, en suma, cuantos con su trabajo han hecho vivir en continuado triunfo al Reina Victoria”.

Aparte de su voz, Asunción Lledó destacó por su juventud y belleza, prueba de ello es que fue musa del pintor Julio Romero de Torres, quien supo resaltar en sus retratos la belleza de la mujer española, morena, de mirada profunda, oscura y desafiante.  Fue retratada en las obras “La Carcelera” (1918-1919) y “Judith” (1922) que obtuvieron gran éxito en una exposición celebrada en la ciudad argentina de Buenos Aires.

Todo ello fueron méritos suficientes para que el Ayuntamiento, el 26 de agosto de 1922, le otorgara el título de Hija Predilecta, la única mujer hasta el momento. No obstante, la decisión no fue unánime, con 10 votos a favor, 2 en contra y 3 abstenciones, argumentando que las circunstancias del momento no eran las más propicias. De hecho, poco tiempo después, en diciembre de 1923, el concejal Francisco Magro Candela solicitó “se revoque el acuerdo […] por entender que dicha señorita no tiene méritos bastantes para la mencionada distinción”, pero sin obtener ningún apoyo.

Este es un claro ejemplo de la calidad artística crevillentina en el canto, que se remonta a principios del siglo XX, en esta ocasión de la mano de una mujer -prácticamente desconocida-, que ostenta el título más alto que el Ayuntamiento pueda otorgar a un ciudadano, ser Hija Predilecta de Crevillent.

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