Compromís y Más País reclaman un proyecto piloto en colaboración con las autonomías para reducir la jornada laboral a 32 horas
Mulet: “Todavía es posible incorporar mejoras como esta en los Presupuestos Generales del Estado, que supondría un ahorro ambiental y de conciliación enorme para el país”
Compromís y Más País han registrado una enmienda que añade una disposición adicional a la Ley de Presupuestos que autoriza al Gobierno a diseñar, en colaboración con las Comunidades Autónomas que así lo requieran, un proyecto piloto de Complemento de Reducción por Jornada Laboral para subvencionar a las pequeñas y medianas empresas que decidan reducir la jornada laboral de sus empleados, sin que comporte una reducción de salario de sus trabajadores.
De aceptarse la propuesta, que supondría una mejora laboral evidente, el plan se pondría en marcha durante el año 2021 y consistirá en una línea de ayudas plurianuales gestionadas por las Comunidades Autónomas destinadas a pymes para compensar los incrementos salariales por hora derivados de la medida. Esta línea de ayudas está diseñada de tal forma que al final del proyecto se pueda comprobar si se han producido aumentos de la productividad y del bienestar de los trabajadores.
Los senadores del grupo de la Izquierda Confederal, Eduardo Fernández y Carles Mulet, han rubricado esta enmienda “con la esperanza que el Gobierno abra su mano a introducir mejoras en las cuentas generales que tienen grandes repercusiones en materia laboral, ambiental y familiar”, ha señalado Mule.
La reducción paulatina de la jornada laboral, en progresión a los avances tecnológicos, es una demanda histórica del movimiento obrero y sindical. Su motivación responde, en primer lugar, a un reclamo justo de ganancia en soberanía vital y derecho al tiempo libre, imprescindible para un desarrollo pleno de la personalidad humana, para la conciliación y para una participación ciudadana adecuada en los asuntos públicos.
Pero en el último siglo los avances en este reclamo histórico han conocido un estancamiento que no se corresponde con los aumentos de productividad que ofrecen las nuevas tecnologías. Además, el mantenimiento de una jornada laboral artificialmente alta tiene efectos perversos en la segmentación del mercado de trabajo, donde actualmente conviven el desempleo estructural con jornadas laborales excesivas, que terminan resintiendo la salud laboral estatal.
Investigaciones económicas han demostrado también que jornadas laborales más cortas intensifican el rendimiento y mejoran la productividad por hora trabajada. Finalmente, numerosos estudios demuestran que una reducción de la jornada laboral puede tener efectos ambientales muy positivos, ya que posibilitaría pautas de consumo menos compulsivas y más sostenibles. Por todo ello resulta fundamental testear un proyecto piloto de reducción de la jornada laboral para evaluar sus impactos entre empresas y trabajadores de cara a reorganizar las relaciones laborales españolas en el siglo XXI.