El proyecto «Orgánica geometría variable» del PEU aboga por la colaboración entre las residencias artísticas y el territorio
El diálogo entre las instituciones y los colectivos que trabajan la cultura es fundamental como motor de cambio social y cultural en el territorio. Esta es una de las conclusiones de las jornadas impulsadas por el proyecto «Orgánica geometría variable» que, organizadas por el Programa de Extensión Universitaria (PEU-UJI) y coordinadas por el programa AVAN Espacios Rurales de Investigación Contemporánea, ha tenido lugar en el Palacio de Villores de Sant Mateu durante dos intensas jornadas. Con esta iniciativa, se han puesto las bases para crear redes de colaboración con proyectos de residencias artísticas, artistas en residencia, instituciones y agentes locales para fomentar su desarrollo integral, reconociendo y mostrando la propia diversidad de los procesos locales y su relevancia cultural y comunitaria dentro del ámbito local y territorial.
Los asistentes a las jornadas han participado en sesiones en las que se han trabajado la hibridación entre lo urbano y lo rural, las zonas híbridas, las relaciones y redes entre proyectos, y los procesos de transformación institucional, con la voluntad clara de «dar una alternativa a los enfoques tradicionales que tienden a estandarizar las intervenciones en los territorios rurales desde los centros urbanos, sin tener en cuenta los agentes locales ya presentes», explica el coordinador de la actividad, Rafa Tormo.
Así, las personas que han participado han podido conocer varios proyectos que se están llevando a cabo, tanto en el ámbito local como a nivel estatal como, por ejemplo, La Ortiga Colectiva (Cantabria); Centre d’Art Lo Pati (Amposta); La Circular (Cuenca); Almaciga Cultural (Cinctorres); Collblanc Espai Nivi (Culla); La Madraza (Universidad de Granada); BBAA de Teruel (Universidad de Zaragoza); el programa «Cultura y ruralidades» del Ministerio de Cultura (Madrid); o el mismo PEU-UJI, entre otros.
El coordinador del proyecto ha asegurado que se ha cumplido uno de los objetivos de las jornadas, que es «que las administraciones públicas se sientan interpeladas por la densidad de proyectos, ideas y propuestas existentes». En este sentido, una de las representantes de la administración, en concreto, Andrea López Azcona, del programa «Cultura y ruralidades» ha señalado que «las residencias artísticas son un formato cultural que se está imponiendo en los territorios rurales y que pueden generar un impacto real en el medio rural y ser un motor de cambio social, pero es necesario que se adapten y que entronquen con las características del territorio, al tiempo que requieren la participación activa de las comunidades locales».
Durante las dos jornadas se han realizado sesiones de trabajo en las que se ha debatido sobre como los proyectos culturales que se desarrollan en el territorio tienen que fomentar la acogida, los cuidados y la protección de los elementos esenciales de la vida, una reflexión que para los representantes de las iniciativas participantes es crucial para la salud emocional y el bienestar comunitario y de los propios proyectos.
Además de las sesiones temáticas, la iniciativa también ha incluido talleres prácticos, como el de realización de un mapa cognitivo/conceptual de las zonas híbridas, y propuestas lúdicas para la reflexión y la interacción entre los participantes.