El campo valenciano acumula pérdidas de 570 millones de euros en un año marcado por la pandemia
A la crisis de la pandemia se suma el problema endémico que arrastra el campo por la falta de jóvenes que quieran trabajar en él y que se traduce en el continuo abandono de cultivos
El 2020 ha sido un año muy difícil, también para el sector agrario. Este miércoles ha tenido lugar la tradicional rueda de prensa de AVA-ASAJA para hacer balance del año agrario. Se ha hecho adaptada a la situación sanitaria, sin el tradicional almuerzo para evitar riesgos y con la posibilidad de que los medios se pudieran conectar telemáticamente.
El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, ha querido comenzar la comparecencia honrando a los agricultores que han fallecido a causa del covid: “Quiero recordar a nuestros difuntos en el mundo agrario que son muchos. Creo que es bueno recordarlos”.
Y es que el covid ha colonizado todos los aspectos de nuestra vida, también en las reivindicaciones agrarias. Cabe recordar las tractoradas con las que los agricultores valencianos comenzaron el 2020 para pedir un precio justo en sus cultivos y una renta digna. Todo eso paró en seco con la pandemia aunque ya avisan que volverán a salir a las calles cuando termine la crisis si los gobiernos -tanto a nivel local, como provincial, regional y nacional- no cumplen con los compromisos: "Se puso en marcha una ley de la cadena alimentaria pero en la práctica se están haciendo tratos por debajo del precio de coste”, ha denunciado Aguado.
En cuanto a resultados económicos, Aguado ha detallado que las pérdidas rozan los 600 millones de euros: el impacto por la crisis de rentabilidad ascendió a 165 millones, de ellos 125 en agricultura y 40 en ganadería; 150 millones en pérdidas por la falta de medidas fitosanitarias que han causado plagas; 25 millones por los robos y la anomalía climática ha acumulado más de 200 millones de pérdidas.
Además, la crisis del covid en otros sectores ha afectado también al mundo agrario: El cierre o las restricciones reincidentes del canal HORECA –principalmente establecimientos de la restauración y el turismo–, la cancelación de los mercados ambulantes de proximidad, así como la ralentización de las exportaciones, han supuesto un mazazo para la mayoría de los cultivosy ganaderías valencianas.
Los cultivos que peor comportamiento han tenido son el vino, las frutas de hueso, el caqui, el aceite, la almendra, las hortalizas y las flores y plantas ornamentales, mientras que las ganaderías más afectadas han sido el ovino, caprino, vacuno, las reses dedicadas a los ‘bous al carrer’ y la apicultura. Incluso algunas variedades de cítricos, que gozaron de un tirón de la demanda, han acabado con precios por debajo del umbral de rentabilidad.
La principal evidencia de la crisis de rentabilidad que atraviesan los agricultores valencianos es el incremento de la superficie sin cultivar. Según el Ministerio de Agricultura, la Comunitat Valenciana aumenta en 1.335 hectáreas las tierras agrarias baldías, lo que supone un 0,83% más que en 2019, y sigue encabezando el ranking nacional con un total de 162.902 hectáreas.
Al respecto desde AVA-ASAJA apuntan a la necesidad de una regeneración: “Si queremos tener a jóvenes, la gente mayor que está trabajando necesita garantías. Las ayudas no sirven de nada si los mayores no tienen garantizada una renta segura”.