15 años de una de las gotas frías más devastadoras del siglo XXI en Castellón: algunos pueblos quedaron totalmente incomunicados
436 litros por metro cuadrado en tan solo 40 horas hicieron colapsar importantes vías de comunicación
El otoño de 2009 quedará grabado en la memoria colectiva de la Comunitat Valenciana como uno de los más intensos y devastadores. Una ‘gota fría’ de proporciones excepcionales azotó Castellón, desencadenando una serie de eventos que marcaron un antes y un después en la gestión de emergencias y la conciencia sobre los riesgos climáticos.
La DANA, que comenzó a manifestarse con fuerza desde el domingo, alcanzó su punto álgido el martes 28 de septiembre. Las lluvias torrenciales, que se prolongaron durante horas, provocaron inundaciones generalizadas, desbordamientos de ríos y barrancos, y un caos generalizado en numerosas localidades. Burriana, tal y como recordamos en elperiodic.com, se convirtió en el epicentro de estas inundaciones súbitas. En tan solo 22 horas, se registraron 315 litros por metro cuadrado, una cifra histórica que dejó al municipio prácticamente incomunicado. O lo que es peor, cayeron 436 litros por metro cuadrado en un espacio de 40 horas, entre el 27 y el 29 de septiembre.
El casco urbano se convirtió en un auténtico río, con calles anegadas, vehículos arrastrados por la corriente y viviendas inundadas. Las autoridades locales se vieron obligadas a declarar avisos por preemergencia por lluvias extremas en este sector.
Ver galería de fotos de elperiodic.com de la gota fría de 2009 aquí.
Varias localidades de Castellón también afectadas por la gota fría
Las consecuencias de esta 'gota fría' se extendieron a lo largo de toda la costa castellonense. Ciudades como Vila-real, Castellón, Nules, Moncofa y Almassora también sufrieron importantes inundaciones, cortes de suministro eléctrico y daños en infraestructuras. La red viaria quedó seriamente afectada, con numerosas carreteras cortadas al tráfico debido a desprendimientos, inundaciones y la acumulación de barro. La autopista AP-7, una de las principales vías de comunicación de la zona, tuvo que ser cerrada en varios tramos, lo que provocó importantes retenciones y colapsos en la circulación.
El impacto de este fenómeno meteorológico extremo fue tal que obligó a suspender las clases en decenas de colegios e institutos de la Comunitat Valenciana, afectando a miles de estudiantes. Además, numerosos comercios y empresas tuvieron que cerrar sus puertas temporalmente debido a los daños sufridos. Las pérdidas económicas causadas por las inundaciones fueron cuantiosas, y la recuperación de las zonas afectadas requirió de una importante inversión por parte de las administraciones públicas.
A quince años de distancia, este episodio sigue siendo recordado como uno de los más devastadores de este siglo en la Comunitat Valenciana y más concretamente en Castellón. Las imágenes de calles inundadas, vehículos arrastrados por las corrientes y personas evacuadas quedaron grabadas en la memoria de quienes lo vivieron.
