La parada del TRAM de Sergio Cardell ha sido elegida como obra representativa de la Comunitat
Está incluido en un catálogo elaborado por el Colegio de Arquitectos de la Comunidad Valenciana
La parada de Sergio Cardell del TRAM, Metropolitano de Alicante, ha sido considerada como una las 116 obras de arquitectura contemporáneas más importantes de la Comunitat. Así aparece recogido en el catálogo de “Arquitectura moderna y contemporánea de la Comunitat Valenciana”, elaborado y editado por el Colegio de Arquitectos de la Comunitat Valencia (COACV).
Esta iniciativa pretende difundir el conocimiento de la arquitectura y del patrimonio construido en la Comunitat en el último siglo. Esta guía incluye los que han sido elegidos como los 116 edificios más destacados de los construidos entre 1925 y 2005, y que deberían protegerse patrimonialmente.
La elección ha estado a cargo de un equipo científico formado por los profesores de arquitectura Carmen Jordán Such, Jaume Prior i Llombart y Andrés Martínez Medina. En total tuvieron que valorar unas 600 obras construidas en esos 80 años. La Conselleria de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente ha colaborado en la edición de esta obra.
El diseño de la parada de Sergio Cardell en el trazado de la Línea 4 del tranvía y de la rotonda que lo circunscribe es obra de tres jóvenes arquitectos, Carlos Bañón Blázquez, Andrés Silanés Calonge, y Fernando Valderrama.
Está emplazada en el interior de una gran plaza, en la intersección de dos de los nuevos bulevares, en la playa de la Albufereta. En la intención del equipo estaba el transformar un lugar exclusivo para el tráfico, en un espacio urbano para el ciudadano. La rotonda, que está rodeada de jardín con palmeras y de olivos, tiene cuatro accesos: dos de ellos conectan con las avenidas, potenciando el paseo a pie o en bici. La propia plaza se estructura con un sistema de sendas ramificadas que permite recorrer el espacio en múltiples direcciones.
La marquesina está constituida por dos volúmenes huecos de sección casi cuadrada, colocados horizontalmente en paralelo a las vías y uno frente al otro, solapándose. Son dos piezas aligeradas por 800 agujeros dispuestos como en un queso gruyere. Sin distinción entre revestimientos ni estructura metálica, su ingrávida silueta se convierte en un icono, que da sombra de día y se ilumina sigilosamente por la noche, con puntos y barras de luz.
Su singular configuración arquitectónica ha sido premiada en numerosas ocasiones: Mención en el campo de Urbanismo y Paisaje en los Premios 2005-2006, para VIA arquitectura COACV; Mención de Honor en la Bienal Europea Baltasar Neumann, año 2008; seleccionada para la IX Bienal de Arquitectura Española 2008; Segundo Premio Lamp Lighting, 2008; seleccionada para el Brit Insurance Designs of the Year 2009; y Finalista en los Premios de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea, los prestigiosos Premios Mies van der Rohe.