Expertos abordan en la UA claves para desarrollar la docencia en un contexto de diversidad cultural
Las jornadas ofrecen al profesorado una visión amplia sobre la multiculturalidad en los centros escolares
La gestión de las necesidades surgidas ante la diversidad cultural del alumnado es uno de los principales retos que enfrentan los docentes en las aulas. Por este motivo, la Universidad de Alicante (UA) ha puesto en marcha un curso de verano Rafael Altamira que profundiza en la diversidad cultural y étnica que aporta a los centros escolares las circunstancias de la población de origen extranjero, así como las del alumnado del pueblo gitano. Bajo el título “Educación y diversidad cultural”, la formación reúne hasta el próximo viernes a docentes de centros educativos con diversidad cultural y a profesionales de entidades que trabajan con personas migrantes. Además, la sesión del día 19 de julio contará con la participación de tres antiguos alumnos de la UA que pertenecen al pueblo gitano, quienes trasladarán a los asistentes su experiencia durante su trayectoria académica.
La directora del curso y profesora del departamento de Humanidades Contemporáneas de la UA, Alicia Ferrández Ferrer, explica que la formación pone el foco tanto en el alumnado de origen migrante nacido fuera y llegado joven; como en los nacidos en España, pero con familias extranjeras. En este sentido, Alicia Ferrández subraya que, tanto en este caso como en el del pueblo gitano, “son dos grupos que aportan el toque de diferencia en las aulas y a percepción del profesorado suponen retos en cuanto a su enseñanza”.
La directora del curso de verano apunta que “hay aspectos retadores comunes que tienen mucho que ver con el contexto socioeconómico de las familias y los barrios, así como con los estereotipos y prejuicios de la comunidad educativa”. En este sentido, Alicia Ferrández cuenta que es importante profundizar en qué se espera de estos niños: “Los docentes deben preguntarse si se les supone la misma brillantez y el mismo desempeño que al resto”. Así, la profesora de la UA argumenta que “se ha observado que el alumnado perteneciente a estos grupos de población tiene más tendencia a sufrir acoso y un desapego mayor que el alumnado que no pertenece a estos colectivos”.
Estrés migratorio y racismo
Alicia Ferrández explica que las situaciones de irregularidad o la caducidad de los permisos de residencia suponen gran estrés para las familias migrantes que también afecta a los jóvenes, quienes se contagian de esa ansiedad. “Se puede manifestar con síntomas detectables por parte del profesorado como cefaleas, irritabilidad, vómitos o dificultad para concentrarse”, cuenta Ferrández. En este caso, los expertos proponen ponerlo en conocimiento del equipo de orientación del centro educativo y derivarlo a especialistas.
Además, la profesora de la UA apunta que la llegada a España supone transitar un duelo “porque echan de menos la vida que ha dejado atrás y surge una necesidad de adaptarse a un contexto que es desconocido y puede reaccionar de una forma o de otra”. Por ejemplo, señala, “no se acoge igual a un niño de Ucrania que uno que venga de Marruecos”. También, el alumnado de origen extranjero tiene un acceso más tardío al sistema educativo; su tasa de escolarización es un 30% menor que la del alumnado nativo y la tasa de repetición es mucho mayor.
El idioma es otro factor clave a la hora de afrontar la etapa educativa, puesto que los niños y las niñas de países de habla hispana pueden seguir el ritmo de la clase y expresarse. Sin embargo, el alumnado de países no hispanohablantes vivirá un periodo de adaptación más largo que requerirá un acompañamiento constante. “La barrera idiomática puede lastrar los resultados académicos hasta que los estudiantes pueden comprender y expresarse al ritmo de sus compañeros”, asegura Alicia Ferrández.
Tanto el alumnado gitano como el proveniente de procesos migratorios se encuentra con situaciones de racismo, que no afectan a todos por igual. Tal y como apunta la directora del curso de verano, el racismo que sufren los colectivos vulnerables tiene mucho que ver con su fenotipo, es decir, con el color de su piel y sus rasgos físicos. “Lo sufren en mayor medida cuanto más diferentes son percibidos por el otro, incluso por cuestiones como la vestimenta”, apunta Alicia Ferrández. En este aspecto, la profesora de la UA concluye que el racismo puede ser manifiesto, pero también sutil, aunque siempre suele estar presente con estos colectivos.
Prejuicios y estereotipos
En el caso del pueblo gitano, una de las principales barreras que encuentran en su desempeño académico son los estereotipos del profesorado. En este sentido, Alicia Ferrández precisa que uno de los más destacados es la baja expectativa de los docentes: “Es fundamental apartar del imaginario que los gitanos no son capaces”.
En el caso del pueblo gitano, aparecen otros factores que interfieren en su éxito académico como la segregación escolar y el contexto socioeconómico. Según las necesidades económicas de las familias, en ocasiones necesitan que los niños trabajen a una edad muy temprana y, aunque de forma involuntaria, esta situación lastra su desempeño.
Alicia Ferrández concluye que “sea cual sea el origen de un niño o una niña, si siente que su profesor o profesora tiene altas expectativas respecto a su capacidad se va a esforzar, porque no quiere defraudar”. De este modo, la necesidad de formación a futuros docentes resuelta fundamental para enfrentar los retos educativos que conlleva la diversidad cultural. Durante el curso de verano, los docentes y futuros docentes recibirán desde conceptos teóricos sobre migraciones, hasta perspectiva de los procesos y datos de desempeño de alumnado extranjero y gitano.