Alfondeguilla sacará a luz el molino de agua tras el derribo de la parte no original de la estructura del edificio
Ubicado en el acceso al casco antiguo y a la zona de Castro, presenta peligrosidad de derrumbe
Esta semana han comenzado los trabajos para retirar el amianto, antes del derribo, del edificio que alberga el antiguo molino de agua de Alfondeguilla.
Los trabajos consisten primero en retirar el amianto y posteriormente, derribar la parte no original de la estructura, que se construyó en los años 60.
El alcalde de la localidad, Salvador Ventura, ha explicado que el inmueble presenta cierta peligrosidad, por el estado de abandono en el que se encuentra, y está ubicado en el único acceso al casco antiguo y a la zona de Castro, que hacían imprescindible acometer estos trabajos.
Además, “los visitantes del Castell de Castro y de l'Arquet se encontraban con una mala imagen” por lo que el Ayuntamiento de Alfondeguilla ha realizado las gestiones oportunas para derribar el inmueble y sacar a la luz el molino de agua.
Este molino es un ejemplo más de la cultura del aprovechamiento de agua heredada de las civilizaciones antiguas y supone un patrimonio histórico muy valioso, que “debemos atender y conservar”, explica el concejal de Cultura, David Galindo, “por su valor patrimonial y por la cultura histórica del agua en la zona”.
Galindo ha destacado el valor que a lo largo de los años han tenido estos molinos para el desarrollo de la sociedad y aumento demográfico. Con la revolución industrial, poco a poco dejaron de construirse molinos y entraron en decadencia.
En Alfondeguilla, el molino conectaba las dos balsas: la del cementerio (arriba) y la de la canaleta (abajo). El edificio, que en pocos días será historia, conecta ambas balsas y junto al mismo discurre un sistema de acequias que las conecta.
El molino típico valenciano
Los molinos valencianos, emblemáticos de la región, son maestros de la transformación del agua en energía. Se trata de molinos hidráulicos de carrete horizontal que aprovechan la fuerza del agua para moler el grano. Su funcionamiento se basa en un ingenioso sistema donde el agua, captada de una fuente cercana, fluye por una rampa y choca con los álabes de un rodete, impulsando el movimiento de la muela.
El molino se compone de dos salas principales: la superior, llamada sala de muelas, donde se encuentra la muela y las máquinas auxiliares para la molienda, y la inferior, denominada carcau, que alberga el rodete. El agua, al impactar contra los álabes del rodete, genera la fuerza necesaria para rotar la muela. El caudal se regula desde la sala superior, controlando la cantidad de agua que fluye por la rampa.
El engranaje del molino gira en torno a un eje vertical de madera, conocido como árbol, que se conecta a la muela mediante una pieza metálica llamada lavija. En la parte inferior, el eje descansa sobre una aguja, una pieza de metal en forma de cono. Entre el eje y la aguja se coloca el carrete, un elemento de madera con los álabes que reciben el impacto del agua. La punta inferior del eje, de metal, gira sobre un dado, una pieza metálica cúbica que descansa sobre un banco de madera.
Estos molinos, testigos de la historia y la cultura valenciana, son un ejemplo de cómo la ingeniería tradicional ha sabido aprovechar los recursos naturales para generar energía y transformar la materia prima. Su funcionamiento, basado en la interacción entre el agua y la maquinaria, es una fascinante danza que nos recuerda la importancia de la armonía entre el ser humano y el medio ambiente.